Europa League
El delantero del Sevilla llega en un gran estado de forma al partido de vuelta contra la Juventus de este jueves, ha anotado 18 goles esta temporada
El contragolpe es un placer culpable en este nuevo fútbol de cemento y parsimonia. Como el Bitter Kas, el contragolpe tiene el sabor de otro tiempo. El Sevilla se adelantó a la Juventus de Turín en la ida con una jugada añeja. Recuperación y transición rápida buscando la banda. Estampida colorada. Y llegados a campo contrario: alzar la vista, buscar el corazón del área y regalarle el balón al delantero que espera, relamiéndose, hambriento de gol. Youssef En-Nesyri (Fez, Marruecos; 1997) suma 18 goles esta temporada. Buenos números para un ariete, mejores si se pone la lupa sobre ellos: 16 de esos goles se marcaron en el 2023. Cuando más sufría el Sevilla Fútbol Club. Cuando más sed había, llegó el futbolista con su cantimplora.
El partido frente a la Juventus en el Ramón Sánchez-Pizjuán es una fiesta tras una temporada con más Betadine que caricias. La vuelta de las semifinales de la Europa League son el discreto alivio del que ha sufrido estos últimos meses. Tres entrenadores y un equipo mal diseñado, que ha flirteado con los puestos de descenso en Liga, que ha pasado por la Champions sin bravura y que apenas pudo competir la Copa del Rey. En-Nesyri simboliza el resurgimiento. La metáfora del fénix. La cuna de cenizas. El delantero se arrancó la intrascendencia a tiras. El Mundial de Qatar empoderó al marroquí. El magnífico papel de su selección, que disputó las semifinales frente a Francia, animó el juego desmayado y frío que venía realizando en la temporada. Suplencias y ausencias. Pitos e invitaciones a salir.
«Pese a su aspecto, así despreocupado, es un tío trabajador y muy cabezón. Quiso quedarse en el Sevilla. Sabía que llegaría su momento y no estaba dispuesto a marcharse por la puerta de atrás», dicen desde el entorno del club. En el mercado de invierno, tras su buen Mundial, se barajaban algunas ofertas. El West Ham puso veinte millones sobre la mesa, pero su negativa, tajante, aplazó las posibles conversaciones. «Agradezco a todos los clubes que se han puesto en contacto con mi agente. Pero en estos momentos quiero tener la cabeza sólo en el Sevilla. No es un tema de dinero. Es un asunto deportivo, de querer ayudar al equipo en los peores momentos. Tuve la ocasión de salir en otras ocasiones y también dije que no. Ahora nos necesitamos todos. Queda mucha temporada», llegó a decir en un comunicado en sus redes sociales.
Futbolistas como Youssef se gestan a fuego lento. Se formó en la Academia de Fútbol Mohammed VI, una de las más prestigiosas de Marruecos. En 2015 el Málaga pagó 125 000 euros por él. Joselu Ceballos, que jugaba en la cantera del Cádiz, se enfrentó a él en un partido de categorías inferiores: «Destacaba, no sólo por envergadura. Era rápido y muy técnico. Se infló de marcar goles. Ahora cuando lo veo siento que le falta pausa, que a veces su cabeza va más rápido que sus piernas, pero que iba para profesional era algo que, nada más verlo jugar, todos teníamos claro».
Juande Ramos le hizo debutar con el primer equipo de la Costa del Sol y apenas unos días más tarde, Hervé Renard le dio la alternativa con la selección. El entrenador José González, que lo tuvo a sus órdenes, lo definía así en EL MUNDO: «Cuando llegué, vi potencial en un chaval muy descarado en todo lo que hacía. Muy atrevido y explosivo, aunque a veces sin pausa. Tenía unas cualidades físicas bestiales, tanto de espaldas como al espacio, y un juego aéreo muy poderoso».
Tras el Málaga llegó el Leganés, que pagó 6 millones por él. Y luego 20 millones del Sevilla para convertirlo en lo que es hoy. Un delantero con números de estrella europea. Frente a la Juventus, En-Nesyri tiene la obligación de completar su transformación. De redimir a su equipo tras una temporada amarga. De dar un paso quizá definitivo en su aspiración a ser un delantero con escaparate mundial. Velocidad y decisión, desparpajo y cabezazos imposibles. Mendilibar ha encontrado el tesoro, pero En-Nesyri es el que custodia la llave.