El deportista español consiguió este domingo la medalla de oro al superar en la final de la categoría de hasta 60 kilos al uzbeko Dilshodbek Baratov
Francisco Garrigós posa con su medalla de oro conseguida en el Mundial de Judo en Doha este domingo.KARIM JAAFARAFP
Francisco Garrigós es desde este domingo el cuarto español que se proclama campeón mundial en judo, uniéndose a Miriam Blasco (1991), Isabel Fernández (1997) y Niko Sherazadishvili (2018 y 2021).
Garrigós, mostoleño de 28 años fue campeón de Europa en dos ocasiones, en 2021 y 2022. El judoka se impuso en la final, disputada en Doha, con un waza-ari a Baratov a falta de 41 segundos en el punto de oro.
Para acceder a la final, el deportista español superó al actual campeón olímpico y cuádruple campeón mundial, Naohisa Takato. Un ippon ante el japonés lo metió en la lucha por el oro. Antes había ganado sucesivamente al italiano Angelo Pantano, al surcoreano Jeon Seung-beom y, en cuartos, al georgiano Giorgi Sardalashvili.
Se trata del mayor éxito de la carrera de Garrigós, que en los Mundiales de Budapest de 2021 se colgó el bronce. En campeonatos continentales, el madrileño atesoraba, además de sus dos títulos, en 2021 y 2022, una plata en Minsk en 2019 y dos bronces en Varsovia 2017 y Praga 2020.
Cuando Toni Kroos anunció que regresaba a la selección alemana, dijo que quería que su hijo le viera, al menos una vez, jugar con la camiseta de la 'Mannschaft'. Con independencia de su amor de padre, un tipo cerebral y profesional no toma decisiones de semejante calado por ese pequeño deseo. Para eso están los vídeos. El regreso con Alemania, que disputa la Eurocopa en su país, era el final de una hoja de ruta perfectamente diseñada, porque Kroo
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Con el talento desatado de Dzanan Musa todo es más sencillo. Se disipa el cansancio acumulado, se aplaca el ímpetu del rival, se disimulan los errores colectivos y el baloncesto, en fin, fluye como sus atildados movimientos, como si no costara. El bosnio firmó en el Buesa Arena la noche que confirma su mejoría, el líder que debe ser, 29 puntos en una tormenta perfecta que ahondó en la depresión del Baskonia y que mantiene la pujanza recobrada del Real Madrid, siete victorias en los últimos ocho partidos y con el billete sellado hacia la Copa del Rey. [82-89: Narración y estadísticas]
El Madrid, que sigue sin ser la perfección, fue superior de principio a fin en Vitoria, en esta semana 'cuádruple' sin precedentes para ambos. Se apoyó en otro amanecer poderoso, en ese cambio de actitud de últimamente, y sobrevivió a sus pérdidas (15), al rebote ofensivo del Baskonia (14) y al bajón, que ya no es una novedad sino tendencia, con su segunda unidad. Campazzo (17 puntos, seis asistencias) templó en el desenlace y Hezonja, con un triple desde ocho metros marca de la casa, hizo añicos cualquier esperanza de remontada local.
No está Pablo Laso para fiestas, con su Baskonia hundido tanto en Europa como en ACB. Apenas le quedan ya opciones de clasificarse para la Copa de Las Palmas, un borrón imperdonable (han fallado en tres de las últimas cinco). Si alguna esperanza de resucitar tenía en la visita del que fuera su Madrid, al que había derrotado en Euroliga en octubre, no tuvo el viento a favor en casi ningún momento. Con la baja de su capitán Sedekerskis, Markus Howard -borrado por un excelente, otra vez, Abalde- se lesionó antes del descanso y Moneke tampoco participó demasiado.
Khalifa Diop, defendido por Garuba, en el Buesa.ADRIAN RUIZ HIERROEFE
El Madrid arrancó con el pie a fondo en el acelerador. Un 16-28 que era una declaración de intenciones. Musa sumó sus 15 primeros puntos sin despeinarse (no iba a fallar ninguno de sus cinco triples; acabó con 38 de valoración). Pero, como siempre, fue sentarse Campazzo y Tavares y todo se desmoronó. Es preocupante el desempeño tanto de Andrés Feliz en la dirección como de Serge Ibaka en la pintura. Con ambos en pista, se vino arriba el Baskonia, con la clase de Luwawu-Cabarrot y un parcial de 12-2. De nuevo estiró el Madrid y un triple de Rogkavopoulos dejó la herida un poco menos abierta al descanso (39-47).
La segunda parte repitió el guion. Garuba, con su energía, suplió bastante mejor a Tavares que Ibaka. El Baskonia hacía la goma permanentemente, pero no se arrimaba lo suficiente. En el desenlace, con Campazzo dueño del escenario (muy superior a la pareja de bases del rival), un triple de Hezonja fue el puñal en el corazón vitoriano.
No hay tiempo para lamentos ni festejos. El miércoles ambos tienen duelo. Y el viernes, y el domingo...