Gran Premio de Azerbaiyán
El piloto de Aston Martin acaba la carrera en Bakú con sensación de éxito por varios motivos. Para las próximas pruebas, sólo le ronda un pero
En las entrañas del paddock del circuito de Bakú, cerca del motorhome de Aston Martin, Fernando Alonso charlaba animadamente con su consejero de toda la vida, Flavio Briatore, el propietario de la escudería, Lawrence Stroll, y su compañero de equipo -e hijo del dueño- Lance Stroll. Había buen ambiente. Había incluso alegría. Después del peor resultado de la temporada… ¿Cómo era posible? Aston Martin y Alonso salieron este domingo de Azerbaiyán con la misma sensación de éxito que después de los podios de Bahrein, Arabia Saudí y Australia, incluso con una mejor.
El cuarto puesto de Alonso fue la constatación de que esta temporada habrá victorias y de que ese objetivo utópico, discutir el Mundial a los Red Bull, no lo es tanto. ¿Será el año que viene? ¿Será en 2025? El horizonte es ilegible, pero es diáfano, soleado, radiante. Si había alguna duda después de las tres primeras carreras, durante el extraño parón de abril, ya no queda ninguna. Por varios motivos.
Para saber más
En primer lugar porque el trazado urbano de Bakú era uno de los peores del campeonato para Aston Martin. Sus largas rectas subrayaban el punto débil del monoplaza, su velocidad punta, y la ausencia de curvas enlazadas anulaba la mayor virtud del mismo, su aerodinámica. Durante los entrenamientos libres y las clasificaciones, Alonso se encontró lejos de los Ferrari e incluso detrás del Mercedes de Lewis Hamilton y por eso estableció el Top 5 como objetivo. Al final, casi asalta el podio de Charles Leclerc, que salió desde la pole y acabó tercero con menos de un segundo de ventaja sobre el español.
«Ferrari ha vivido un fin de semana perfecto. Han hecho la pole en la carrera principal y en la carrera sprint, su coche ha sido super rápido, y pese a ello nos hemos quedado a sólo un segundo. En el equipo ya hemos tomado conciencia de nuestra situación, estamos en un lugar en el que no esperábamos estar y tenemos a mucha gente con talento en la fábrica», advertía el dos veces campeón de la Fórmula 1 en nuevo elogio a sus mecánicos.
El DRS, solucionado
No era para menos. Por primera vez esta temporada Aston Martin sufrió un problema mecánico y supo resolverlo a tiempo. El conjunto británico colocó en el circuito azerí un nuevo alerón trasero en su coche, una pieza clave, un invento que debía aumentar la velocidad máxima, y la novedad fastidió el DRS. A veces funcionaba, a veces no. El viernes, en la única sesión de entrenamientos libres, cundió el pánico. Alonso podía plantarse en la carrera desprovisto del sistema que más ayuda en los adelantamientos, tanto los propios como los ajenos. Pero al final todo se solventó. El sábado en la carrera al sprint el ingenio ya funcionó y este domingo en la carrera clásica no falló ni una sola vez. En su ataque a Hamilton, el que le llevó de la sexta a la quinta posición, el DRS fue esencial.
«Para nosotros ha sido un fin de semana complicado, la verdad. Hemos tenido problemas con el DRS y también con la puesta a punto», aceptaba Alonso con más razones para la felicidad. Porque su coche voló donde no se esperaba que lo hiciera y su equipo solucionó diligente el primer percance del año, pero además su compañero se presentó como un escudero fiel.
«Decirle a Fernando que no intentaré atacarle. Estamos en la misma estrategia», proclamó Stroll por radio en las primeras vueltas, antes de que Alonso rebasase a Hamilton. Los dos pilotos de Aston Martin tenían que esperar que la alta degradación de neumáticos del líder de Mercedes le hiciera perder posición, pero por el camino Stroll podía intentar reivindicarse ante Alonso. No lo hizo. Y el español de alguna manera agradeció el gesto unas vueltas más tarde pidiendo por radio que le pasaran su telemetría a Stroll por si le servía de ayuda.
Al final el canadiense no pudo superar a Hamilton y acabó séptimo, pero quedó demostrado que todos van a una. «No me sentía cómodo con el coche y cometí algunos errores [en una ocasión casi se estrella contra el muro]. Como equipo tenemos varias cosas en las que trabajar, pero podemos estar satisfechos», comentaba Stroll tras felicitar a Alonso por su mejor maniobra, la maniobra que le dio el cuarto puesto, seguramente la maniobra más memorable de la carrera.
El único pero
Después de rebasar a Hamilton, apareció el coche de seguridad y el líder de Aston Martin aprovechó precisamente esa circunstancia para colocarse cuarto. En cuanto se marchó, la resalida era su momento. El efecto acordeón suele entorpecer a los menos avispados y en esta vez fue Carlos Sainz quien sufrió el acelerón de su compatriota. En la curva cuatro, por el interior, Alonso apartó al Ferrari y en pocas vueltas se fue marchando y marchando y marchando. Al final, la distancia con Sainz se elevó hasta los 20 segundos.
Fue una acción limpia, por fortuna, que calmó la tensión entre los dos creada en Australia y avivada el sábado en la carrera sprint de Bakú. Según Alonso reconoció a MARCA, de hecho, justo antes de la carrera de ayer habló con Sainz de lo ocurrido y le confesó que la polémica acción del día anterior no era tan grave. «Hemos hablado tras el himno y todo está bien. A veces pasan cosas así. Cuando he visto el vídeo me he dado cuenta de que era menos de lo que yo pensaba», confesó.
Con todo ello, con tantos motivos para la ilusión, Alonso y Aston Martin se plantarán el domingo próximo en Miami con opciones de volverse a subir a un cajón. El circuito estadounidense tampoco es el ideal, pero sí exige más a los coches, castiga más los neumáticos, y visto lo visto el conjunto británico debería estar delante de Ferrari. Justo después llegarán tres trazados europeos, Imola, Mónaco y Montmeló, donde se podrá soñar con la victoria 33 de la trayectoria de Alonso, pero en Miami el tercer puesto debe volver a ser el objetivo.
Si acaso de Bakú, el español y su equipo se marcharon con un punto a mejorar. Después de acabar a menos de un segundo del tercer puesto de Leclerc, sus tiempos en el paso por boxes merecen crítica. Mientras el resto de conjuntos pueden cambiar neumáticos y repostar en menos de tres segundos, la parada de Alonso se alargó más allá de los cuatro. En las tres carreras anteriores, los mecánicos de Aston Martin tampoco fueron los más rápidos, pero esta vez directamente fueron los más lentos. En el oasis de Alonso, una ligera preocupación.