Entrevista
Uno de los 20 ‘jefes’ del fútbol español se sienta con EL MUNDO para reflexionar sobre su vida, los males de los clubes patrios y sus peleas. “Barça y Madrid no van de la mano del resto de equipos de LaLiga. Tienen unas vías que nos perjudican”, confiesa.
Los presidentes de los clubes de fútbol suelen vestir trajes negros, azules como mucho, y camisa blanca con una corbata neutra, clásica. Hombres de otra época. Pero Carlos Mouriño (Vigo, 1943), máximo mandatario del Celta de Vigo, aparece en la entrevista con EL MUNDO con un conjunto beige, una camisa turquesa y una corbata estampada de varios colores. “Mi madre siempre decía que era muy presumido”, confiesa. Uno de los 20 ‘jefes’ del fútbol español charla sobre su vida, la casi desaparición del Celta, el ‘Caso Negreira‘, los árbitros, el negocio del fútbol, las diferencias con la Premier, la Superliga, CVC y la relación (antes rota) con un Real Madrid al que visita este sábado en el Santiago Bernabéu.
- ¿En qué Vigo se crio?
- En uno con un encanto especial. Fui pobre, por supuesto, como todos, pero tuve una infancia muy feliz. Íbamos al colegio jugando a la pelota todos los días y nuestros padres no estaban preocupados por el tráfico ni por nada. Sí noto una diferencia muy grande con las generaciones de ahora. Éramos una familia normal, de cinco hermanos, mi padre emigró a Uruguay, mi madre fue viuda-casada, de esas que se quedaron solas por los hombres que eran marineros y los que emigraron a América y Centroeuropa. La madre hacía todo: educación, llevar el dinero, la casa… . Nos quedamos huérfanos muy jóvenes, tuve que dejar de estudiar y me tocó tirar junto a mi madre de mi familia. Hice trabajos esporádicos de guía de turismo, en los que le comentábamos a la gente lo que se nos ocurría. Y no me gustaba salir a los guateques, intentaba ahorrar lo que pudiera para comprar ropa más bonita.
- ¿De niño quería ser presidente del Celta?
- No me acuerdo, pero mi madre siempre decía que cuando era pequeño y me preguntaban, yo decía que quería ser presidente del Celta. Falleció antes de que yo fuera presidente, así que no era algo forzado. Recuerdo que de niño nos enganchábamos al tranvía e intentábamos colarnos en Balaídos a cambio del bocadillo de la merienda. Ese sentimiento se acrecentó cuando me fui a México a trabajar, la morriña, la saudade… En la zona de Campeche, en México, no había vigueses ni españoles, pero eran celtistas porque veían el fútbol con nosotros.
- ¿Compró el Celta por dinero o por amor?
- Yo presumo de ser empresario y de ser creativo. Pero en el Celta no hice mi trabajo. Cuando entramos, el Celta tenía un problemón inmenso. Puedo decir que me engañaron y que me dejé engañar porque no trabajé lo mío. Yo nunca he comprado una empresa o me he metido en un negocio sin hacer lo que un empresario debe hacer para adquirirlo. Siempre digo que en los negocios tienes que tener mucha cabeza y echarle un poco de corazón, pero en el Celta fue todo lo contrario: mucho corazón y muy poca cabeza. Por eso nos metimos en el lío que nos metimos. La sorpresa fue tremenda, una realidad que nadie se esperaba. Abrimos el cajón y no tenía fondo.
- Es presidente desde 2006, en 2008 el club entró en Ley Concursal con una deuda de 84 millones de euros y ahora, en el año del Centenario del club, suma 11 temporadas seguidas en Primera con una situación financiera estable. ¿Cree que no se lo agradecen?
- No vivo pendiente de halagos o críticas. No estaría aquí si le hubiera hecho caso a las críticas. El “Mouriño vete ya” que se escuchaba en Balaídos no me hubiera permitido seguir. Me aislaba muchísimo. Mi preocupación era resolver el problema. Creo que hice mi trabajo y que hemos sido claros, que si queríamos salir de ahí el Celta se tenía que llevar como una empresa, no solo como un club de fútbol. Que había que tener pasión y sentimiento, sí, pero si no alimentas eso económicamente para tener un equipo aceptable, iba a desaparecer. Eso no se entendía. Hoy todo el mundo habla de la industria del deporte, de esos grandes conglomerados que tienen participaciones en 10 o 12 equipos, que están entrando en el fútbol como negocio, es así.
- ¿Qué es lo peor que recuerda?
- Cosas muy simples. Como pedir perdón a las directivas de los equipos porque no podías hacer una comida oficial, cuando ellos sí te invitaban, porque no tenías ni un recurso. Ramon Martínez no nos decía qué jugador podía venir, si no cuánto podíamos pagar. Así era difícil, pero así teníamos que funcionar. Te aparecían deudores de la nada, “a mí me deben esto de hace tres años”, “a mí hace cuatro”, y nada estaba contabilizado.
- ¿El fútbol tiene que ser más negocio y menos pasión?
- ¡No, no! No puede perder la pasión y el sentimiento, ¡jamás! Pero la gente tiene que entender que eso hay que alimentarlo con una economía estable. Nosotros nos propusimos una serie de medidas, primero salir de aquel lío, apostar por la cantera para ello, y a partir de ahí buscar la ‘deuda 0’, una estabilidad deportiva y a partir de ahí hacer patrimonio de club, que el club tenga algo más que los jugadores. Y culminar en un proyecto como el Galicia360 (la nueva ciudad deportiva del Celta), es situar al equipo en una dimensión diferente dentro de nuestras posibilidades reales. Sabemos que nunca vamos a ganar la Champions, que es dificilísimo ganar una Liga, pero sí podemos darle otra dimensión al equipo. Crear un mecanismo que te permita, dentro del hándicap que tenemos los equipos de la zona media-baja, pelear y aumentar el tope salarial de la Liga consiguiendo más recursos. Si no conseguimos que ese tope aumente, nos estabilizamos y estamos muertos. Nos vamos a meter en la zona alta si acertamos y fallan los demás, sino es imposible. Porque yo no voy a meter al Celta a vivir por encima de nuestras posibilidades otra vez.
- El Celta quitó a Vigo de su nombre. ¿Por qué? ¿Hay una necesidad de ser menos locales y más internacionales?
- Bueno, eso lo dicen porque hay una disputa con el Ayuntamiento y se magnifica lo malo. Pero esto es una marca comercial que si la quieres sacar fuera, la tienes que reducir. Las menos letras posibles, y fue lo que hicimos. A nosotros nos hubiera sido fácil hacer la sede fuera de Vigo, si no quisiéramos a Vigo, y no es verdad. Mi única pena del proyecto G360 es que no lo pudiéramos haber hecho en Vigo porque no tenemos nada contra Vigo. Hay unos planes de internacionalización de todos los equipos de LaLiga porque las audiencias bajan y nuestro único crecimiento son las audiencias de fuera. El mayor porcentaje de nuestros ingresos es de la televisión. ¡Tenemos que proyectarnos fuera! Nuestro mercado aquí es el que es, no va a dar más, puede oscilar, pero está cautivo. Para La Liga y para la economía de un club de Vigo el mercado es el internacional, es el que tenemos que trabajar. No tenemos que pensar en pequeño, en Vigo, tenemos que pensar en grande. Qué más nos gustaría que colaborar con el Ayuntamiento, en este Centenario que hacemos aislados, solos, pero no se da, y creo que no es por nuestra culpa.
- ¿Que un artista (madrileño) internacional como C. Tangana haga el himno es parte de esa internacionalización?
- Me quedé sorprendido con el celtismo de su padre. Qué ojos y emoción tenía cuando le dimos la camiseta. Eso no se paga con nada. Parecía que le estábamos entregando el club. Fue una sorpresa que quisiera hacer el himno. Creo que va a quedar muy bien, se le notaba al hablar. Nos preguntaba, por ejemplo, dónde estaban las escuelas de música antigua gallega, habló con mucha gente, se metió en la historia del club… Creo que será un éxito brutal.
- ¿Qué ha hecho mal el fútbol español para estar tan lejos de la Premier?
- Lo que hicimos muy mal fue vivir por encima de nuestras posibilidades. Cuando vinieron los recortes, sufrimos y dejamos de ser competitivos. Retrocedimos años en competitividad. Aún así, mira, lo hemos perdido económicamente, pero los equipos de LaLiga, con esa disminución enorme de recursos, compiten en Europa. Les ganamos en la dedicación con la cantera, se promociona mucho y eso nos dará competitividad. Todos los equipos estamos saliendo más de España para promocionar LaLiga y el plan es llegar a unas audiencias similares a las del fútbol inglés para que todos podamos ganar más dinero.
- Pero si la Premier se lleva a cada jugador que destaque en LaLiga, es imposible competir.
- Totalmente, por eso nos refugiamos mucho más en la cantera. Eso le va a dar mucha visibilidad a nuestro fútbol.
- ¿Pero cómo se pueden defender cuando les ofrecen sueldos tan altos a los jugadores?
- Es muy difícil. Lo primero es convencernos nosotros. Muchas veces vemos que los grandes equipos de LaLiga no tienen jugadores españoles, somos nosotros los primeros que nos ponemos límites. Los equipos que no estamos en esa elite tenemos que trabajar mucho con la base, porque lo que no se discute es la calidad del jugador español. No es fácil porque el dinero está ahí, con el dinero te los llevan y con el dinero no podemos competir. ¿Qué hacemos nosotros? Plantillas cortas y tirar de la cantera. En esta Liga los máximos goleadores españoles son canteranos del Celta, el jugador más caro el año pasado fue Brais Méndez y es posible que Gabri Veiga no siga y sea el más caro del mercado nacional.
- Decía hace unos días ‘A Gabri no lo voy a vender, me lo van a comprar’. ¿Qué le aconseja?
- Es difícil. Yo he sido empleado y estando bien en una empresa, he cambiado. No le puedo pedir a nadie que no haga lo que yo hice. El consejo que puedo dar es ‘espera tu momento’. Tenemos en España muchos ejemplos de jugadores que salieron porque pensaban que se iban a comer el mundo y no se paraban a analizarlo, y un ejemplo, y es un orgullo para nosotros, es el caso de Iago. ¿Yo me hubiera ido a pelearme con Suárez y Sterling siendo un niño que no había salido de mi pueblo? Pues a lo mejor no, me hubiera formado más en un equipo superior al Celta para luego poder competir. Pero ese salto se nota, es tan brutal por muy bien que juegues… Hoy en día el fútbol base está rodeado de mucha gente, cualquier chico que destaca tiene alrededor personas que le dicen que es el mejor, que está preparado para triunfar en cualquier sitio, y a veces nos falta esa mesura. Nos falta un poquito más de profesionalidad con esos niños para no dejarnos llevar por el momento.
- Si Gabri se va, ¿le gustaría que siguiera en el fútbol español?
- Me gustaría que se fuera donde él se sintiera más cómodo. Gabri, como Iago, es un espejo mundial en el que el club se ve representado. Es una decisión de él que me gustaría que aceptara al 100%.
- ¿No hay ninguna posibilidad de que renueve o se quede con otra cláusula o salario?
- Es imposible. Yo no puedo ir a decirle a Gabri, sabiendo lo celtista que es, ‘quédate conmigo’ y usar eso como arma contra él para decir ‘le hice una oferta y no se quiso quedar’. Porque mi oferta no va a llegar ni por asomo a lo que le están ofreciendo. Lo podría tomar como una tomadura de pelo.
- ¿El Madrid ha llamado preguntando por él?
- No.
- Durante un tiempo, tras el fichaje de Bryan Bugarín, de 12 años, por el Madrid, las relaciones con el conjunto blanco se rompieron y no acudió al palco del Bernabéu. ¿Irá este sábado?
- Iré. Mira, con los clubes tratamos de llevarnos lo mejor posible, pero marcamos nuestras diferencias en lo futbolístico. Cuando algo no nos gusta lo hacemos notar, diciendo por qué y las consecuencias, pero sin rencor: ‘Esto ha ocurrido y yo no estoy conforme de sentarme a comer contigo’.
- ¿Eso se lo dijo al Madrid?
- Por ejemplo. Esa es nuestra línea.
- El que no conozca la situación dirá: ‘Oiga, que el Celta también le quita jugadores a los equipos pequeños de Galicia’.
- Sí, pero en este caso es diferente. Nosotros tenemos una asociación con los clubes de la zona, tienen unos porcentajes de los jugadores, no podemos pedir más de dos jugadores por división, si esos jugadores suben categorías o se venden compensamos a los clubes… Y si fichamos a algún jugador de un club que no tiene convenio con nosotros, hablamos con el equipo y les ponemos las mismas condiciones que si estuviera en el convenio. Lo que no puede ser es que te enteres que están negociando con un jugador por terceros y que no haya comunicación entre clubes. Con el fútbol inglés pasa igual, te llevan al niño con un sueldo para el padre y todo tu trabajo no tiene compensación. Contra eso peleo y se lo digo a todo el mundo. No me parece justo.
- Están los clubes de LaLiga peleados. ¿Van de la mano los clubes con el Madrid y el Barça?
- No. Lo estamos viendo. Hay discusiones, peleas, Asambleas… No vamos de la mano. Ellos tienen unas vías que creo que nos perjudican y no puedo ir de la mano con ellos.
- ¿Le gustaría que el Celta entrara en una futura Superliga por mérito deportivo?
- No. El mérito es la competición, son los puntos, sufrir… Estoy en contra de ligas cerradas como la NBA o la NFL, donde la gente es de su equipo pero no viven la angustia y la alegría. No me seduce. Y creo que hay unanimidad en el fútbol español sobre ese tema. Se han quedado dos equipos aislados. Si no nos perjudicara, estaríamos aplaudiendo.
- ¿Necesita el fútbol español un cambio en el sistema arbitral?
- Sí. Ahora con el ‘Caso Negreira’, que tanto ha perjudicado al arbitraje, estamos viendo al arbitraje como algo de corrupción y de falta de capacidad, pero yo creo que los árbitros son honrados y están capacitados, y que todos tenemos un despiste con ellos brutal por el criterio que se emplea. Muchas veces el mismo árbitro pita lo mismo de forma diferente, eso desconcierta y por eso hay tanto alboroto. Les pido que unifiquen criterios y nos quiten de este gran mar de dudas que tenemos partido tras partido.
- ¿Le parecería bien un sistema autónomo como el de la Premier?
- Sí, un órgano reglado por la Federación y LaLiga, no totalmente independiente, pero sí que las decisiones de los árbitros fueran autónomas. Esto significa que no tengan que decirle a la Federación ni a la Liga cómo van a nombrar a los árbitros ni cómo van a ser los ascensos, eso que lo organicen ellos.
- Pero ese órgano podría ser corrupto también.
- La corrupción siempre es primero individual. Sabemos que hay jugadores que han vendido partidos y directivos que han hecho cosas raras en clubes, pero no podemos decir que todos sean así. Creo que ahora los árbitros tienen sueldos dignos y no necesitan entrar en ningún tipo de corrupción. Otra cosa es que te dejes presionar más en un campo que en otro, pero no creo que hoy ningún árbitro sea corrupto. Lo que sí que creo que es debe haber un castigo ejemplar para los que cometan eso. Por ejemplo, creo que no va a pasar nada con el Barcelona, pero creo que algo debió pasar ahí.
- ¿No espera un castigo al Barcelona?
- Que todos sepamos una cosa que no se pueda demostrar y no pueda tener un castigo.. ¿Es justicia? Sí, pero tendríamos que poner las vías suficientes para que en un caso tan claro, aunque no se pueda demostrar la exactitud de la corrupción, pueda haber sanción.
- Lo que hay hasta ahora, que son facturas a nombre del número 2 de los árbitros, ¿no le parece suficiente demostración?
- Sí, pero si la Ley no lo contempla es muy difícil, porque caeríamos en denuncias en base a supuestos. Pero sí hay que reglamentar para que eso pudiera suceder.
- ¿El Celta alguna vez ha pagado por informes de este estilo? ¿Es algo normal?
- No. Nosotros tenemos una persona que llegó a arbitrar en Tercera, creo, que nos da información, hace consultas, gestiones… Pero no es una persona que trabaje en la Federación, lógicamente.
- ¿Qué ha hecho el Celta con el dinero de CVC?
- Nos dio ventaja para acelerar los plazos con el proyecto de Galicia360, vamos a hacer 4 o 5 edificios del complejo al mismo tiempo.
- También hubo guerra por ese fondo.
- Todos los clubes, salvo 4, aceptaron. Si te dicen que te va a costar X, pero en tanto tiempo tus aumentos garantizados de los derechos te van a aumentar en la misma proporción, pues al final sí lo tenemos que pagar, pero no nos va a costar. Si analizas todo sin el enfrentamiento unos contra otros, creo que ha sido muy favorable.
- ¿Está muy enfrentado el fútbol español?
- Sí. La Federación peleada con LaLiga, los dos grandes peleados, unos a favor de la Federación y otros a favor de la Liga… Es un desmadre que no encaja en un mundo normal. Es un hándicap muy grande.