No tenía un coche así desde 2012 y que ahora vuelva a estar en la batalla no sólo es una buena noticia para los aficionados españoles sino, especialmente, para la F1.
Será difícil bajar la euforia de los aficionados españoles después de lo de Bahrein. Lo será porque, siendo sinceros, los que contamos las carreras también tenemos nuestros corazones al galope. Han sido muchos años de espera, de resignación, de desie
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La lluvia lo descabaló todo en Interlagos, escenario de la sesión clasificatoria más caótica de la temporada. Sin margen para el mínimo descuido, Lando Norris firmó su mejor actuación de las últimas semanas, con una sensacional pole (1:23.405) por delante de George Russell y Yuki Tsunoda. Entre los innumerables trompos y accidentes, Fernando Alonso y Carlos Sainz aún pueden sentirse afortunados por llegar al garaje con todos los huesos en su sitio. El bicampeón partirá noveno y el madrileño, decimotercero.
La lluvia parecía un alivio para Ferrari y Max Verstappen, que el viernes perdieron un promedio de tres décimas por vuelta frente a los McLaren. Esa superioridad papaya, por tanto, quedaría supeditada a un asunto de sensaciones. La confianza que se intuía en George Russell, Tsunoda y Valtteri Bottas, capaces de rodar casi dos segundos más rápido que sus compañeros en Mercedes, Visa Cash APP RB y Sauber.
No se había levantado con buen pie Lewis Hamilton, eliminado en la Q1 cuando Norris, también en problemas, salvó el pellejo durante su último intento. "No tengo ninguna esperanza. Sólo voy a hacer lo que pueda porque este coche es el peor que he conducido nunca. Quizá salga desde el pitlane, no sé, es inconducible", analizó un alicaído heptacampeón.
Trompo de Stroll
El asfalto mejoraba al paso de los coches, cuyo efecto secado se traducía de inmediato en la tabla de tiempos. Se intuía una oportunidad para los outsiders y su momento llegó a seis minutos para el final de la Q2. Sainz se despistó un segundo en la curva 3 y su Ferrari terminó contra las protecciones, sin alerón trasero. En ese momento, Carlos ocupaba la décima posición (1:29.406) por lo que Norris ejercería otra vez como verdugo.
Asomaban en cabeza pilotos como Esteban Ocon, Liam Lawson o Alex Albon, más Alonso, claro, el más astuto de todos. Durante unos minutos, el asturiano trepó hasta la primera posición (1:25.035), mientras Lance Stroll, su compañero, sufría un trompo en la Curva do Sol, destrozando las barreras con su Aston Martin. La bandera roja para retirar el Aston Martin supuso todo un drama para Red Bull. Verstappen, decimosegundo y Pérez, justo por detrás, se quedaban por el camino.
El mexicano pereguntaba a sus ingenieros por qué no habían esperado al final de la Q2 como hizo Ferrari con Charles Leclerc. Mientras, Verstappen empezaba con sus cábalas para la carrera, donde saldrá decimoséptimo, por sus cinco plazas de sanción por los cambios en su motor. En el trasiego de la salida, el líder del Mundial deberá mantener la mente fría porque cualquier leve roce podría resultar fatal.
De confirmarse los pronósticos, que anuncian más lluvia, la carrera podría convertirse en una mera lucha por la supervivencia. Porque cualquier punto del trazado paulista puede convertirse en una tumba. Alonso dio fe de ello a siete minutos para el final de la Q2. Cuando atacaba su segundo intento, el bicampeón perdió el tren trasero de su Aston Martin. Patinando sin control, el golpe del AMR24 contra las protecciones no auguraban nada bueno para los mecánicos de Mike Krack. Deberán trabajar sin descanso durante tres horas para recuperar los dos monoplazas verdes.
Aún peores perspectivas deben de manejar en Williams, a tenor del rostro pétreo de James Vowles cuando Alex Albon se dio un terrible golpe al final de recta. Todo por pisar levemente la pintura de la pista durante una de sus frenadas. Aún restaban 3:31 para el final de la Q3, así que hubo que armarse de paciencia para que retirasen tantos restos de fibra de carbono.
En ese preciso momento, Albon ocupaba la segunda posición, sólo por detrás de Norris. Vistos los accidentes de Aston Martin, la pole se iba a dilucidar entre pilotos poco acostumbrados a esa lucha. Tsunoda y Lawson, el orgullo de Visa Cash APP RB, saldrán tercero y quinto, por delante de Leclerc (sexto) y Oscar Piastri (octavo).
Qué mejor tributo a Ayrton Senna que igualar uno de sus récords. Tras un fin de semana más bien insulso en Imola, Max Verstappen estableció su octava pole consecutiva (1:14.746) -39ª en el total- como ya hizo el ídolo paulista entre 1988 y 1989. Mientras Sergio Pérez caía de mala manera en la Q2, el líder de Red Bull voló al volante el RB20, dejando con un palmo de narices a los tifosi, que ni siquiera vieron a Ferrari por delante de McLaren. Oscar Piastri, a 74 milésimas de la cabeza, y Lando Norris, a 91, frustraron a Charles Leclerc y Carlos Sainz, cuarto y quinto respectivamente.
"Es muy especial, porque conmemoramos aquí el 30º aniversario de su muerte. Un bonito homenaje", comentó Verstappen nada más quitarse el casco. Su valentía a la hora afrontar las dos primeras variantes (Tamburello y Villeneuve) marcó la diferencia en Imola (236,4 km/h de media) para desdicha de miles de ferraristas. Los fanáticos seguirán añorando aquel trienio maravilloso (2002-2004) comandado por Michael Schumacher y Leclerc aún deberá aguardar otro fin de semana para empatar las 24 poles de Niki Lauda.
Aunque ninguna desgracia pudo equipararse a la de Fernando Alonso, que partirá desde la última línea de la parrilla (o desde el pit-lane) víctima de su nefasto sábado. El feo accidente de la mañana había obligado a Aston Martin a cambiar íntegramente la unidad de potencia del asturiano. Aún con la lógica angustia pudieron recuperar a tiempo el coche, pero un error del bicampeón a la salida de Tamburello terminó por condenar sus ya menguadas aspiraciones. Con 1:16.917 sólo quedó por delante de Logan Sargeant, que ni siquiera pudo marcar un tiempo válido.
Hulkenberg y Tsunoda
A 28ºC, la temperatura más alta del fin de semana, el neumático medio ofrecía un rendimiento casi equiparable al blando, por lo que Ferrari y George Russell se permitieron la licencia de iniciar con él la Q1. No sólo eso, sino que Leclerc, con esa goma ya usada, acabó a sólo 61 milésimas de Verstappen (1:15.762).
Nico Hulkenberg (1:15.841), debutante sobre este asfalto a los 36 años, y Yuki Tsunoda (1:15.894) llevaron la euforia a Haas y Visa Cash RB, colándose en el top-5. Para entender la igualdad reinante, reseñar que los ocho primeros rodaron en un margen de 25 centésimas. Pierre Gasly, al volante del recuperadísimo Alpine, clavó el tiempo de Sainz, también con los medios en su Ferrari.
El asunto volvería a ponerse bravo en la Q2, con Verstappen demostrando que los errores del viernes no habían afectado a su moral (1:15.176). En su pelea con Leclerc volvió a entrometerse el volador Tsunoda (1:15.358), a tres centésimas del monegasco, mientras Sainz bastante hacía con mantener el sexto puesto ante los McLaren.
Aún más doloroso resultó el desenlace para Pérez, medio segundo más lento que Mad Max y expulsado de la fiesta por Daniel Ricciardo. Apenas una centésima, sí, pero por primera vez desde el GP de Singapur 2022, la filial de Red Bull metía sus dos coches en la Q3. "Qué desastre", admitió por radio el mexicano.