El cortador de césped
Opinión
Un Barcelona en luna decreciente, sin fuste, inoperante en ataque, con un mediocre Lewandowski, que se ha venido a jubilarse a la Costa Brava, perdió la palanca definitiva de Europa. La que podía dar algún de dinero en plena demolición de un club enlatado en una grave crisis.
Los culés más exacerbados dirán que el Barça compitió, que hizo una rabiosa primera parte. Pero apenas llegó a la puerta del United. Marcó de penalti y de milagro, porque de De Gea casi rechaza la pena máxima.
No hizo jugadas de peligro el grupo de Xavi Hernández. Fue un bochorno, un equipo que como decía un amigo se nota que cuando no juega en clave nacional, el arbitraje se le atraganta, aunque le quede el remanente de lo que Guardiola aprendió de Laporta. Cuando llega la falta en contra hay que irse hacia el árbitro para intimidarle.
La cruda realidad es que tras apostar 500 millones en palancas en un jugador como Lewandowski como máxima estrella y con ese pobre hombre entrenador que asegura que hay más democracia en Qatar que en el estado español, sólo queda la bajada a los infiernos .
Xavi me recuerda a una mitad de Hernández y Fernández, los gemelos estúpidos de Tintin. Jamás el Barcelona ha tenido un entrenador tan mediocre desde los tiempos del Tata Martino, patrocinado por Messi.
A los azulgrana sólo les sujeta una defensa magnífica y un Ter Stegen superior, pero no hay creación, no hay ataque. El Barcelona juega al unicerismo en la Liga y hasta ahora le ha ido bien, pero tiene el confort de una competición doméstica absolutamente dominada por el estigma de los árbitros y los equipos que aspiran a la independencia de sus regiones.
Claro que con las ausencias en este momento clave de Pedri, Dembélé y Gavi han sido un asombrosa contingencia maligna, pero tampoco el Barça tiene un equipo para ser algo en Europa y los resultados son cartesianos y tozudos.
Claro que el United juega peor en Old Trafford. Hizo un partido ruin, con tremendas equivocaciones de ese holandés errante llamado Erik Ten Hag, que aún no ha entendido el fútbol de la Premier. Jugar con Sancho y el grave error de Bruno Fernandes como extremo, le costó seguir a Balde y cometer un penalti infantil, que casi supone su eliminación.
Ignoro la razón de por qué no juega con Antony y Garnacho, nacido en Madrid, como los insidiosos extremos que le sirvieron eliminar la escaramuza barcelonista. Pero el United es ya carne de cañón de la perfidia de Qatar.
Más o menos como creo sinceramente que va acabar el Barcelona, el secular equipo de Kubala, en manos de un palancas llamado Laporta, ridículo y tramposo, que decía que España robaba y que él robaba, mientras tanto, a los rivales españoles. Ya nadie se cree al Barcelona, víctima del procés. Ni en este país y ni mucho menos en Europa