El jugador checo, cedido por el club español al Sparta de Praga, declara su condición sexual en un vídeo publicado en Twitter
Jankto, en el vídeo publicado este lunes.TWITTER
El checo Jakub Jankto, de 27 años, ha declarado este lunes su homosexualidad en redes sociales, convirtiéndose en unos de los primeros futbolistas en hacerlo públicamente.
“Soy homosexual, y no quiero esconderme más tiempo”, dijo en su cuenta de Twitter el futbolista cedido por el Getafe en el Sparta de Praga.
“Como todo el mundo tengo mis fortalezas y mis debilidades”, indica el jugar en un vídeo de 44 segundos en el que pretende “dar ánimo a otras personas”. Así mismo, reivindica su deseo de vivir su “vida en libertad, sin temores, sin prejuicios, sin violencia, pero con amor”.
Antes, recordó brevemente su trayectoria vital y profesional: “Tengo familia, tengo amigos, tengo un trabajo, que trato de hacer lo mejor que puedo durante años, con seriedad, profesionalidad y pasión”.
En la prensa del corazón
Jankto no está cuajando una buena temporada en el Sparta y su vida privada está agitada tras separarse de su mujer.
Antes del anuncio de este lunes, el jugador también había aparecido en la prensa del corazón de su país con una nueva pareja.
Jankto, internacional de la selección absoluta de su país desde 2017 (45 partidos), ha militado entre 2014 y 2021 en el Calcio italiano (Ascoli, Udinese y Sampdoria), y luego en Primera División con el Getafe -donde jugó 14 partido-, hasta que tras una lesión fue cedido al Sparta de su ciudad natal.
La vuelta de Xabi Alonso al Madrid no es como la del hijo pródigo en los Evangelios, porque no hubo pecado en su marcha al Bayern, pese a escoger el lado del anticristoGuardiola, sólo la voluntad de determinar su propio destino y buscar la ciencia hasta en el sacrilegio, pero sin avaricia. No necesita, pues, el perdón de Dios ni la misericordia de ser superior alguno. Estamos ante el regreso de un conquistador que siempre ha obedecido a su instinto, especialmente para decir «no». Dijo «no» a Rafa Benítez por quedarse junto a su pareja antes del parto, hecho que marcó el principio del fin de su balada en Liverpool, y dijo «no» a Hacienda, frente a la que temblaban e imploraban sus compañeros, los grandes héroes de Sudáfrica, bajo la amenaza de acabar en la cárcel. El Madrid sabe bien que ha sentado a todo un carácter en un banquillo donde se acostumbra a decir «sí», y el nuevo entrenador conoce el principio de autoridad que rige el lugar del mismo modo que el hijo que vuelve a la casa del padre. Hay cosas que no cambian ni la fama ni el dinero. Esa cohabitación es tan o más importante en esta nueva era que el encaje de piezas en el campo, porque entrenar al Madrid no es entrenar únicamente a un equipo. Es entrenar a un ecosistema compuesto de fútbol, poder y vanidades.
El primer «no» del entrenador acabó por ser un «sí», aunque sin llegar a la tensión de los extremos, porque la voluntad del tolosarra era empezar de cero, en la pretemporada. Es decir, después del Mundial de Clubes. A cambio, se acelera la llegada de jugadores, aunque no haya tiempo para el mercadeo llevado al límite, como gusta a Florentino Pérez. Ahí tenemos ya a Huijsen. Sin embargo, el «sí» que Xabi Alonso le habría dado a Modric, o eso dice el entorno del croata, condicionado a la última voluntad del club, fue un «no» cuando llegó a los despachos principales de la T4 del Bernabéu. El interés estratégico del Madrid, pues, ha prevalecido en el tanteo anterior y posterior a la firma del técnico, cuyo fuerte carácter no está reñido con su pragmatismo.
Xabi Alonso, durante un partido en Leverkusen.OSCAR DEL POZOAFP
Xabi Alonso es un tipo de decisiones firmes, no de estallidos, y de personas de confianza, pero sutil con las equidistancias. Se mantuvo fiel a su asesor fiscal, Iván Zaldúa, cuestionado por algunos de sus colegas en el sector, en el largo proceso del litigio con Hacienda que lo llevó a la tanda de penaltis, la sala del Tribunal Supremo. Mantiene a su agente de siempre, Iñaki Ibáñez, de sólida reputación y referencial para todos los futbolistas y entrenadores en Euskadi, pero deja cuestiones relativas a su imagen en manos de Best of You, agencia bien relacionada con la cúpula madridista. Xabi Alonso, simismo, llega con el staff técnico que tenía en el Bayer Leverkusen, pero su conexión y sintonía personal con Álvaro Arbeloa, consolidada especialmente en la era Mourinho, debería lubricar mejor la transición entre el filial y el primer equipo, al ser elegido el segundo como sustituto de Raúl.
Su segundo será el argentino Sebas Parrilla, al que conoció ya en Valdebebas, en su paso como técnico por las categorías inferiores. También estuvo vinculado a la cantera blanca Beñat Labaien, junto a Fernando Morientes en el Juvenil B, aunque Xabi Alonso lo conoció en la Real Sociedad, donde era analista. Alberto Encinas, por su parte, llegó al Bayer Leverkusen desde las categorías inferiores del Barcelona, crianza que también tuvo el nuevo preparador físico, Ismael Camenforte, vinculado al fútbol sala azulgrana, y que es considerado pieza clave en la reconstrucción, tanto para el entrenador como para el club. Si Antonio Pintus, al que siempre se apoyó desde la cúpula, sigue o no por Valdebebas, será sin molestar, únicamente como observador.
Pintus, al que trajo al Madrid Zinedine Zidane, regresó por petición expresa del club, pero su conexión con Carlo Ancelotti y su hijo Davide no era, precisamente, la ideal, pese a tratarse de compatriotas. En el entorno del staff se le observaba algo «anticuado». Camenforte es partidario de una preparación más individualizada en función de los puestos y las demarcaciones, y suya es una frase definitoria: «No trato a los futbolistas como a atletas». Atletas fue la palabra que utilizó Guardiola para definir al Madrid de Mourinho en el que jugaba Xabi Alonso, y con el que se sintió en muchas cosas identificado.
"Mou era el técnico que necesitábamos"
«Era el entrenador que el Madrid necesitaba en un momento determinado», confesaba el Xabi Alonso jugador en conversación con este periodista. Era el momento de mayor esplendor del Barça de Messi, lo que llevó al madridismo a una crisis de autoestima. No estamos en un momento semejante, no al menos todavía, pese a la optimista proyección del nuevo Barça de Lamine Yamal y del 4-0 sufrido esta temporada en los clásicos. En los 10 años transcurridos desde que el Barcelona levantó la última Champions, en 2015, el Madrid ha conquistado cinco, la última hace un año, con el entrenador saliente. El Madrid no está ante una urgencia histórica, pero sí ante la urgente necesidad de cambiar una tendencia.
El fútbol del Bayer Leverkusen, campeón de la Bundesliga y la Copa la pasada temporada, ha dejado claro qué quiere Xabi Alonso de sus jugadores: alto ritmo de juego, presión y adaptabilidad para cambiar de sistema, a partir de un inicio con tres centrales. Eso no quiere decir que vaya a repetir los dibujos tácticos en el Bernabéu, pero lo que sí va a exigir son las mismas constantes vitales. El Madrid que viene va a ser un equipo de autor, para lo bueno y para lo malo, hecho que confiere a su entrenador, de 43 años, un liderazgo mayor en un momento en el que el líder supremo se desgasta en muchos frentes a campo abierto, la Superliga, Tebas y los árbitros, sin aliados ni relevo ante un futuro no ajeno a las incógnitas.
Todos los caminos llevaron hasta el Arco del Triunfo. Nunca un equipo de París había ganado la Chanpions y aquello fue casi cono catorce celebraciones simultáneas en la Cibeles, la ciudad sacudida por una borrachera colectiva que se convirtió en un incesante río humano rumbo al arco, bajo una explosión de fuegos artificiales comparable a los de los Juegos Olímpicos.
El despliegue de más de 5.000 policías y la llegada en tropel de "lecheras" tras el 2-0 en la primera parte no sirvieron para aplacar los ánimos a miles de hinchas que se lanzaron a las calles antes, durante y después de la proeza, especialmente después del 3-0 a los pies del nuevo ídolo local, Désiré Doué,
La algarabía incicial dejó pronto sitio al alboroto. La policía confirmó al menos 81 detenciones por "alteración del orden público" y loa antidisturbios lanzaron gases lacrimógenos. El ministro de Interior Bruno Retailleau denunció la presencia de "bárbaros" entre los hinchas y pidió clama a la población.
En los Campos Elíseos, se ha detectado la presencia de "revoltosos que buscan causar incidentes" y arrojan proyectiles y fuegos artificiales a la policía. Además, varias personas han intentado entrar a pie al Periférico, la autopista de circunvalación de París, donde las fuerzas del orden han intervenido "sistemáticamente" para mantener la circulación, con otros 9 detenidos, añadió la Prefectura.
Los disturbios fueron a más a lo largo de la noche, con al menos un coche incendiado en las inmediaciones del parque de los Príncipes. El presidente de Agrupación Nacional, Jordan Bardella, fue de los primeros en alertar contra la anarquía que se instaló en las calles de París: "Como en cada fiesta popular, la capiltal de Francia se convierte en terreno abonado para la gentuza. No solo crean un grave problema de inseguridad, sino que manchan la imagen de Francia en el mundo".
ALEGRÍA EN PARÍS
"Lo mejor que pudo hacer el Real Madrid fue llevarse Mbappé para que esta rabiosa generación de jugadores jóvenes descorcharan el champán", declaraba a las puertas del bar Dada, a tiro de piedra del arco, el hincha Gerad Moreau, de 23 años. "Y chapeau para Luis Enrique, que nos ha cubierto de gloria cuando muchos le quería echar.
Gerard se sumó con tantos otros al bloqueo de la avenida de Ternes tras el delirio que estalló con el 5-0 fiNal, en medio de un pandemonium de pitidos y petardos, anticipo de la gran traca que se prolongó durante tods la noche. Nadie durmió en París y la policía vivió una noche de auténtica pesadilla.
Por razones de seguridad, las pantallas gigantes en el exterior fueron proscritas en la ciudad, a excepción del estadio del Parque de los Príncipes, donde cerca de 40.000 aficionados siguieron la retrasmisión en directo desde Munich y vibraron como si estuvieran jugando en casa.
El ministro de Interior Bruno Ratailleau, intentó aguar la fiesta en el papel del cardenal Richelieu, recordando los actos de vandalismo tras la victoria del PSG sobre el Arsenal en las semifinales y alertando contra "la hiperviolencia"..
"Parece que hay individuos que están esperando la oportunidad para dedicarse a su actividad favorita: alterar el orden público", llegó a decir el ministro, a quienes muchos señalaron cono sospechoso hincha del Olympic de Marsella, el único equipo francés que había ganado la Champions en el 1093.
El éxito sin precedentes del PSG se ha producido precisamente tras la partida al Real Madrid de su estrella Kylian Mbappé y tras repetidos y frustrados intentos con Messi y Neymar. No faltaron las lejana comparaciones con lo ocurrido en 1993, cuando el Olympic de Marsella ganó la Copa de Europa tras despedir a su estrella Jean Pierre Papin, en una curioso paralelismo con lo ocurrido con Mbappé.
"El PSG no solo tuvo que luchar contra el Inter, sino que tuvo que combatir también contra la vieja maldición francesa", escribió Matthias Gurtler en L´Equipe. "Una final parecía una frontera infranqueable, y así lo había sido para el Reims en 1956 y 1959, para el St Etienne en 1976, para el Olympic de Marsella en 1991, para el Mónaco en el 2004 y para el PSG en el 2020... Todas las generaciones habían sufrido la crueldad de llegar a la final y quedarse ahí".
Todo está listo para el desfile triunfal el domingo en el Campo de los Elíseos, con Luis Enrique en el autobús que llevará al equipo más joven en ganar una Champions. El presidente Emmanuel Macron, hincha del Olympic de Marsella, recibirá posiblemente al los héroes del PSG en el palacio del Elíseo.