El secreto de la “inteligencia emocional” de Ancelotti y la explosión de los jóvenes: “Sabe empatizar con cada jugador”

El secreto de la "inteligencia emocional" de Ancelotti y la explosión de los jóvenes: "Sabe empatizar con cada jugador"

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El italiano, que reprochó un gesto a Rodrygo y cambió a Camavinga en el descanso de la Supercopa, tira de «personalidad» para conectar con los jóvenes y que éstos exploten: «Más que castigo, es protección», cuentan los que mejor conocen el trabajo del entrenador

Ancelotti, en el centro, durante un entrenamiento del Madrid.Rodrigo JiménezEFE

«A mí, tú me saludas, ¿vale?». En el Estadio de La Cerámica, en pleno clima de tensión por el 2-0 que eliminaba al Real Madrid de la Copa delRey, Rodrygo Goes y Carlo Ancelotti rompieron por un segundo el tono agradable que se vive en el vestuario madridista desde la llegada del técnico italiano. Carletto retiró del campo al brasileño y éste pasó a su lado sin saludar al entrenador, que al darse cuenta de la situación se acercó al asiento del futbolista y se lo recriminó, dedo desafiante mediante, ante la vista de compañeros y televisiones.

Se trata de una situación común en el fútbol pero extraña en los dos protagonistas de la escena de Villarreal. Rodrygo, tímido dentro y fuera del campo, «adora» a Ancelotti, al que cree gran autor de su explosión, como repiten en su círculo cercano, y el brasileño es uno de los preferidos del italiano. Le gusta su capacidad de jugar en distintas posiciones y la profesionalidad que ha tenido para esperar su momento. Y quizás por esa confianza que se tienen, casi como padre e hijo, Ancelotti saltó cuando Rodrygo no cumplió una simple norma interna del vestuario: el que sale del campo saluda al entrenador. Siempre.

Tres días después, Rodrygo sólo tuvo ocho minutos en San Mamés, su segunda cifra más baja de la temporada, pero salió y dio la asistencia del 0-2. En el derbi contra el Atlético, de nuevo desde el banquillo, anotó uno de los mejores goles de la temporada para forzar la prórroga contra los rojiblancos, y recuperó la titularidad, jugando el partido completo, ante la Real. Ese gesto de Ancelotti en Villarreal no derivó en un problema mayor entre ambos, sino que reforzó su autoridad y picó deportivamente al brasileño.

La “protección” a Camavinga

Una situación parecida ha ocurrido con Camavinga. Esta temporada, Ancelotti ha sustituido al francés en el descanso en tres ocasiones. En el debut liguero en Almería y en los dos partidos de la Supercopa. En todos, tras ver amarilla en el primer tiempo. El caso del torneo de Arabia fue significativo y parecía más un castigo que una decisión deportiva, pero de nuevo la realidad le ha dado la razón a Carletto. Después de esas sustituciones, Camavinga ha acumulado cuatro partidos completos y ha cerrado enero actuando de forma sobresaliente como lateral izquierdo. Sin rechistar y sin amarillas. «Más que castigo, ha sido una protección. No quiere que se precipite», cuentan en Valdebebas.

Se habla mucho de esa psicología de Ancelotti, pero en el entorno del club gusta más hablar de «inteligencia emocional». Lo que no se ve. Los famosos intangibles. «No es psicología. Es la personalidad, el saber conectar de forma diferente con cada jugador, saber qué decir a cada uno y empatizar. Y con quienes mejor conecta es con los jóvenes», detallan los que mejor conocen el trabajo del técnico. «No les da consejos, les ayuda a interpretar su función dentro del club. Sabe que el fútbol también va de otras cosas y que el hilo de todo es la capacidad que tú tienes de conectar con la gente. Les tiene mucha fe», explican sobre la quinta que forman Vinicius, Rodrygo, Camavinga, Tchouaméni, Valverde y Militao, los más jóvenes de la plantilla, junto a Lunin. «Para Vini ha sido fundamental, le ha enseñado a entender el juego y a darse tiempo para pensar», cuentan sobre la relación del técnico con el otro delantero brasileño. En todo ello, la ayuda de su hijo y asistente Davide, más centrado en lo táctico, también es más que necesaria.

Ancelotti, templado a simple vista, guarda para el vestuario algunos arrebatos de rabia, como cuando le dio una patada a una caja que terminó en la cabeza de Ibrahimovic, estando ambos en el PSG, tras perder una tanda de penaltis. El sueco, que hubiera reaccionado mal ante cualquier otro entrenador, ni se inmutó. Durante su etapa en el Madrid, los calentones brillan por su ausencia: algunos gritos en algunos descansos, pero poco más.

Esa «inteligencia emocional» de Ancelotti ha hecho explotar poco a poco a sus jóvenes jugadores y ha confirmado la idea de la directiva del Madrid, que ha confiado su futuro a los fichajes de promesas antes que tirar de clase media.

kpd