Anfield no recibe partidos. Los convoca. El You’ll never walk alone repicó los tambores de guerra entre dos clásicos del fútbol europeo que mantienen sus batallas y heridas abiertas, como la de Trent o la final de París. Esta trinchera fue para el Liverpool, superior a un Madrid inconsistente, demasiado conservador y sin ideas, sostenido en la noche británica por un Courtois imperial y rematado por Mac Allister, el más bajito, de cabeza. El Madrid de Xabi Alonso, como el de Ancelotti hace unos meses, se cruzó con la realidad red. [Narración y estadísticas (1-0)]
Alonso fue ‘clásico’ en su alineación, recurriendo a los mismos once y al mismo esquema con el que el Madrid venció al Barcelona hace unos días, con Camavinga en la derecha del centro del campo y Valverde en el lateral. Un sistema para dominar desde el balón y el físico que sufrió para contener el impulso constante del Liverpool y de su grada. Desatados, como siempre de local en Europa y como exige la mística del lugar, el cuadro de Slot sacudió la noche blanca y tanteó a Courtois una y otra vez. El belga, gigante con capa y vuelo, evitó un resultado adverso antes del descanso.
Mac Allister tuvo la primera en el nueve tras un error de Huijsen, pero su disparó salió alto. Se asentó el Madrid sobre el verde una vez que paraba de llover, asumiendo la posesión y tratando de rebajar las revoluciones de la ciudad. Quizás demasiado, porque Anfield ruge si el ritmo se detiene. Levantados de sus asientos, los ‘reds’ pellizcaron a los suyos tras la primera ocasión de Mbappé y después de un mal disparo de Tchouaméni y el Liverpool reaccionó.
Un pie casi inimaginable
En el 27 tuvo la más clara. Wirtz aceleró por la derecha aprovechando un fallo de Huijsen en el despeje y cedió atrás para Szoboszlai, que de primeras soñaba con celebrar el 1-0, pero apareció Courtois con un pie salvador y casi inimaginable.
Alonso mandó a los suyos marcar hombre a hombre en defensa, pero se desesperó por el paso atrás de su equipo ante el empuje local. El Madrid cedió metros y el Liverpool le comió espacio, inclinando el duelo hacia la portería del belga.
En el 29, Kovacs señaló falta en la frontal por mano de Tchouaméni y el VAR le llamó para revisar un posible penalti. Parecía dentro del área, pero el colegiado determinó que el brazo estaba en posición natural. Se salvó el Madrid, pero enfureció Anfield. En el 36 y en el 42, Szoboszlai probó dos veces desde la misma posición, en el pico del área y con un disparo en diagonal, a Courtois, salvando el guardameta ambas acciones. Un muro constante.
Mbappé, con el balón, el martes en Anfield.
Antes del descanso, Bellingham realizó el primer tiro a puerta del Madrid tras un buen recorte sobre Konaté, pero Mamardashvili despejó su intento. Podría haber sido psicológico, un oxígeno para los blancos camino de vestuarios, pero el segundo tramo comenzó igual.
En apenas cinco minutos, Courtois realizó tres paradas extraordinarias para evitar el tanto red. Dos a Van Dijk y Ekitike después de sendos córners y otra a Szoboszlai, desesperado el húngaro, en una falta.
Mismo guion tras el descanso
El Madrid trató de librarse de la presión ambiental con balón, pero estuvo impreciso en las acciones más fáciles. Como fuera de contexto, lejos de sus mejores sensaciones, y sin posesión no había respiro. Mucho menos en Anfield. El estadio red sonríe en cada balón parado. Y en el 60 estalló de júbilo. Szoboszlai puso un balón medido al centro del área en una falta lateral y Mac Allister, libre de marca, batió de cabeza a Courtois. Al octavo intento británico sobre los tres palos de su guarida, el belga no pudo hacer nada.
Alonso reaccionó al gol con la entrada de Rodrygo por Camavinga. Quería incidir más en el carril derecho, donde apenas había aparecido nadie, pero el brasileño, sin ritmo y sin partidos, está lejos de aquel jugador que desactivaba las noches europeas del conjunto blanco. Tampoco brillaban Vinicius y Mbappé, aunque en el tramo final trataron de descubrirse con más miedo que ilusión. Al francés se le fue desviado un remate dentro del área en el 74 tras un pase atrás del brasileño en la única ocasión clara del Madrid en el hipotético asedio final.
No fue un asedio, ni siquiera un amago. El Madrid se golpeó de nuevo con la realidad europea y perdió su primer partido en la Liga de Campeones bajo el mando de Alonso, el segundo del curso.





