Dos carreras de baja. Esa es la consecuencia del accidente sufrido por Marc Márquez en el GP de Indonesia, donde fue arrollado por el italiano Marco Bezzecchi. El campeón de MotoGP en 2025 se sometió el lunes a un TAC en la clínica Ruber Internacional de Madrid en la que se certificó que tiene dañada la clavícula del hombro derecho, la misma articulación que se llegó a operar hasta en operar en cuatro ocasiones. Sin embago, tras los análisis realizados, los doctores determinaron que no era necesario una nueva intervención, dado que el problema podría solucionarse con un reposo activo y un tratamiento conservador.
El equipo médico, liderado por Ignacio Roger de Oña y Samuel Antuña, informó de que el catalán sufre “una fractura en la base de la apófisis coracoides (el omóplato) junto con una lesión de los ligamentos del hombro derecho” y confirmó la ausencia de un desplazamiento óseo significativo. Asimismo se descartó ninguna relación con anteriores lesiones.
Eso sí, Márquez tendrá que ausentarse de los circuitos durante las dos próximas citas del Mundial: Australia (19 de octubre ) y Malasia (26 de octubre). El regreso está previsto para la carrera en Portugal (14 de noviembre).
El piloto de Ducati, que deberá pasar controles cada semana, reconoció sentirse aliviado tras conocer los resultados de las pruebas: “Afortunadamente la lesión no es grave, pero es importante respetar los plazos de recuperación. Mi objetivo es volver antes de que acabe la temporada pero sin adelantarme a lo que los médicos recomienden”.
“El objetivo tanto a nivel individual como de equipo lo hemos cumplido y ahora la prioridad es recuperarme bien y volver al 100%”, concluyó, en declaraciones facilitadas por Ducati.
Un Real Madrid pobre y con cerrojo italiano no mereció ganar ante la Real Sociedad. Pero otra vez encontró un tesoro, lo enterró en su propia área hasta la extenuación y logró tres puntos más que dudosos.
Ancelotti seguro que se protege por haber salido con un equipo suplente, pero no tiene salvación y es lamentable haber jugado con tres jugadores menos el mayor tiempo del encuentro. En mi opinión fue absolutamente grotesco.
Los tres ex-futbolistas
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Carlos Alcaraz ya está en su cuarto Roland Garros: antes se quedó en octavos de final, en cuartos de final y en semifinales, ha recorrido todo el camino. Sabe qué es ganar dos Grand Slam y cinco Masters 1000, ya ha sido número uno del ranking ATP... pero todavía tiene 21 años. Y en ello incide su entrenador, Juan Carlos Ferrero, antes de que se enfrente a Jannik Sinner este viernes (14.30 horas, Eurosport) por un puesto en la final del Grand Slam francés.
"No tengo que estar tan encima de él como cuando tenía 15, 16 o 17 años, ya va adquiriendo experiencia, pero siempre hay que ayudarle para que sepa cómo mejorar. Al fin y al cabo, la construcción de un jugador nunca debería parar. Hasta los mejores tienen la necesidad de seguir progresando", comenta quien aconseja al número tres del mundo desde 2018, desde que apenas era un adolescente prometedor.
"A veces, entrenador; a veces, amigo"
En algunas ocasiones, Alcaraz ha llegado a considerar a Ferrero "un segundo padre", pero el ex tenista se aleja de ese rol: "Lo del padre se lo dejó a su padre. Yo a veces soy el entrenador y a veces, según el momento del día, soy su amigo, por el tipo de bromas que hacemos, por estar siempre juntos. A los chavales de hoy en día cada vez les cuesta más decir siempre que sí y Carlos está en ello, está madurando. Es un proceso lento, lo hará de manera natural. Con 21 años nadie es maduro".
¿Qué cree que ocurrirá ante Sinner?
Es difícil de predecir. Será un partido muy igualado. Jannik ha mejorado muchísimo en su variedad de juego. Antes era un jugador muy centrado en sus tiros, sobre todo en el cruzado, y que hacía pocas subidas a la red y pocas dejadas. Ahora ha evolucionado mucho en eso. Con Carlos sabemos cómo jugar contra él, tenemos una idea clara de lo que le puede hacer daño, pero también reconocemos que es un tenista muy completo.
Ferrero, de hecho, conoce a Sinner desde que también era un crío. Quien fuera número uno del mundo en 2003 ya entrenaba a Alcaraz en aquel enfrentamiento iniciático en primera ronda del challenger de Alicante de 2019 que se llevó el español. Desde entonces, los dos tenistas mantienen una buena relación, que se extiende a sus respectivos equipos, pese a los muchos enfrentamientos. De momento, ocho, con cuatro victorias para cada uno.
"Al 95% de confianza con su derecha"
"En aquel momento Jannik venía de ganar tres torneos y ya despuntaba. Para nosotros fue una experiencia muy buena, una primera toma de contacto que ya auguraba lo que podría pasar en el futuro. Es una buena rivalidad", desvela el técnico que asume que Alcaraz todavía podría jugar mejor de lo que hizo ante Stefanos Tsitsipas o Sebastian Korda.
"La lesión no vino bien, una lesión nunca viene bien. El año pasado llegó con más confianza. Ahora todavía le falta, sobre todo con su derecha. Aún está al 95% de confianza con su derecha, le cuesta pegar con naturalidad, todavía está un poco pendiente de ella. Ojalá acabe con el nivelazo del año pasado", finaliza Ferrero antes del decisivo duelo de este viernes.
Es como si no hubiera nada que se pudiera interponer entre Luka Doncic y el éxito. En él lleva instalado desde su niñez, pese a los enormes desafíos que siempre afrontó. Tras conquistarlo todo en Europa con el Real Madrid y dar el salto lógico a la NBA, llega la siguiente estación. A partir del jueves, con 25 años y en la que es su sexta temporada en la mejor liga del mundo, buscará su primer anillo. Lo hará con los Mavericks, a los que ha devuelto a las Finales 13 años después.
Enfrente estarán unos Celtics con ventaja de campo, que sólo han perdido dos partidos en todos los playoffs y que parten claramente favoritos. Pero es tal el estado de euforia y energía de los de Jason Kidd tras pasar por encima de los Timberwolves (4-1) -que a su vez eliminaron al campeón Nuggets en segunda ronda-, que cualquier cosa parece posible para Doncic y su compinche Kyrie Irving. Porque esa conexión con un talento como el del base, tantas veces incomprendido, es la clave del espectacular camino de los texanos en la postemporada.
"Ha sido increíble. Tenemos un buen equipo, pero lo más importante es que tenemos buenos tipos. Desde jugadores a entrenadores, pasando por toda la gente que rodea al equipo. Hemos estado juntos y hemos jugado a baloncesto. Hemos derrotado tres muy buenos equipos y sin tener ventaja de campo", reflexionó Doncic tras el triunfo en Minnesota.
Tras acabar quintos en temporada regular (el año pasado ni llegaron a los playoffs e incluso fueron multados por dejarse llevar para alcanzar una mejor opción en el draft), yendo claramente de menos a más y experimentado una gran mejoría tras los movimientos en la plantilla durante el mercado de invierno -llegaron dos interiores importantes como Daniel Gafford y PJ Washington-, los Mavericks han ido sobreviviendo a derrotas y lesiones durante unos playoffs salvajes en el que Doncic, lastrado en sus rodillas, ha ido de heroicidad en heroicidad.
"Tiene esas orejas de Dumbo. Escucha todo. Escucha desde el aficionado que está en primera fila hasta el que está en la fila número 20. Si lo necesita, encuentra a esa persona que le puede motivar. Le pasaba lo mismo a Gary Payton. Él buscaba a ese aficionado que lo enchufaba, una vez lo encontraba estaba todo hecho. Los entrenadores solo tenían que sentarse", le elogió su entrenador tras el tercer partido de la serie ante Minnesota, donde el esloveno, que minutos antes había recibido una durísima falta de Rudy Gobert, decidió con una preciosa canasta prácticamente sobre la bocina ante el pívot francés. Sus promedios en playoffs son extraordinarios: 28,3 puntos, 9,1 asistencias y 9,6 rebotes, con un 33% en triples y seis triples dobles ya.
Doncic, defendido por Anthony Edwards.DAVID BERDINGGetty Images via AFP
Además está la parte de liderazgo y nada como su compenetración con el excéntrico Irving, del que está sacando toda su calidad para llevar a los Mavericks a la tercera final de su historia y buscar emular lo conseguido por Nowitzki y el propio Jason Kidd en 2011. "¿Es este el mejor backcourt en la historia de la NBA?", se preguntaba estos días su entrenador. "Kyrie ha dado muchas vueltas, ha estado junto a grandes jugadores, y no le importa ser segundo. Eso no es tan fácil de encontrar en esta liga. Sabes que aparecerá cuando le necesites, y eso es lo que ha hecho este año con Luka. Es paciente, es tranquilo, y su energía es positiva. Le encanta Dallas, le encanta este grupo, hacer de mentor a los jóvenes, de eso trata ser un profesional", seguía Kidd sobre un Irving que ya fue campeón junto a LeBron James en los Cavaliers (2016) y que también brilla en lo estadístico 22 puntos y 5,2 asistencias con un estupendo 43% desde el perímetro. En los últimos 50 años, ninguna pareja de estrellas había cosechado hasta tres partidos de 30 puntos cada uno en unos mismos playoffs.
Doncic, que ya alcanzó las finales de la conferencia Oeste en 2022 (entonces cayeron contras los últimos Warriors campeones), ha elevado todavía más su leyenda en unas semanas en las que ha ido superando dos eliminatorias salvajes contra Clippers y Thunder (empezando ambas con derrotas) en seis partidos y arrasando a los Wolves de Anthony Edwards, a lo que ha vencido en las tres ocasiones en el Target Center, la última este viernes con su enésima exhibición.
Además de lo deportivo, está el salto económico que pronto protagonizará el ex madridista. Con un contrato hasta 2027 de 215 millones de dólares y al haber sido elegido por quinta vez consecutiva en el mejor quinteto de la liga (además de MVP de las finales de la Conferencia Oeste y tercero en las votaciones a MVP de la temporada), Doncic podrá firmar una extensión histórica en 2025 por la que se ingresará 346 millones de récord.