Copa del Rey
1-0 en el Camp Nou
La inspiración del extremo y la seguridad de Ter-Stegen tumban la resistencia de un rival que acusó la expulsión de Brais Méndez (1-0).
Ousmane Dembélé marcó las diferencias. En tal vez su mejor partido como azulgrana, el francés fue decisivo para darle el pase a las semifinales de la Copa del Rey a un Barça que, de nuevo, no supo transformar su buen juego en más de un gol. La Real, pese a verse mermada por la expulsión de Brais Méndez, nunca dio su brazo a torcer y acabó por caer con todos los honores [Narración y estadísticas (1-0)].
La primera parte resultó de lo más entretenida, por mucho que ninguno de los dos rivales lograra romper la igualdad en el marcador. Tras un buen arranque de la Real, en el que incluso discutió la posesión, fueron los azulgrana los que iniciarían prácticamente un monólogo ofensivo que tuvo en Dembélé a su gran protagonista. Al menos por una vez rompió esa tónica que le lleva a decidir con acierto en una de cada cinco ocasiones y se destacó como todo un estilete arrancando desde la banda para buscar el disparo o encontrar alguna llegada de la segunda línea.
Sí marcó, en cambio, Robert Lewandowski, aunque su gol sería anulado en última instancia por un clarísimo fuera de juego de un Frenkie de Jong al que, sencillamente, no le dio tiempo a apartarse tras el remate del polaco. El ex del Bayern tuvo algún que otro intercambio de palabras con un Gil Manzano tremendamente permisivo con los contactos. Pero quien acabaría más desquiciado por las decisiones del árbitro sería un Brais Méndez cuya expulsión marcaría en gran parte el devenir de la noche.
A instancias del VAR
El centrocampista, tras quejarse de un golpe en el rostro del punta azulgrana, decidió tomarse aparentemente la justicia por su mano con un forcejeo con Pedri, una fuerte entrada sobre el propio Lewandowski y una acción como mínimo anaranjada sobre Sergio Busquets, castigada inicialmente con amarilla por el colegiado y rectificada finalmente con la roja directa a instancias del VAR.
Mucho antes, la Real Sociedad le había puesto en serio el miedo en el cuerpo al Barça con un trallazo de Takefusa Kubo que se estrelló en el travesaño y dejó temblando a Ter Stegen. El susto atenazó durante unos instantes a los azulgrana, que acabarían por reencontrarse con su mejor versión en el ocaso de la primera mitad, tras la expulsión, para amenazar otra vez los dominios de Remiro. Sobre todo con una sorprendente llegada de un Jules Koundé que, tras revolverse cual delantero tras asistencia de, cómo no, Dembélé, envió su disparo fuera mientras Pedri, mejor situado, incluso se llevaba las manos a la cara por la opción desaprovechada.
Gran ocasión de Sorloth
Dembélé, quién si no, sería el encargado de romper la resistencia de la Real en los primeros minutos de la segunda parte. El extremo, con un cambio de velocidad endiablado tras un pase a la espalda de la zaga rival de Koundé, se metió en el área rival y lanzó un trallazo tremendo al primer palo que cogió por sorpresa a Remiro. Los donostiarras, pese al mazazo, no renunciaron a buscarle las cosquillas al Barça. Barrenetxea y Kubo se destacaron, pero fue Sorloth quien malogró la mejor ocasión para el empate con un remate a boca de gol que se perdió por encima del larguero.
Tras el susto, otra vez, el Barça le retomó el pulso al partido. Otra vez, apostando sobre todo por Dembélé. Gavi, a centro del francés, enviaría también un disparo al travesaño, menos violento que el de Kubo. Los azulgrana redoblaron sus esfuerzos. Incluso pidieron penalti por mano, no concedida por el árbitro al entender que era la de apoyo. El acoso azulgrana siguió ante una Real al final fundida físicamente, pero que aún así rozó el empate tras fallo y corrección de Ter Stegen. La Real se quedó finalmente sin premio, pero deslució en parte las bondades barcelonistas.