Daniel Sanders aumentó a casi 15 minutos su ventaja en la general de motos tras la fea caída de Tosha Schareina en la novena etapa del Rally Dakar. El español, que desde hace cuatro días compite con un fuerte dolor en la clavícula, se fue al suelo cuando apenas se habían completado 20 km, aunque pudo levantarse para acabar séptimo una especial disputada entre Riad y Harad, a lo largo de 357 km cronometrados.
Schareina tomó un resalto con la rueda trasera de su Honda, aunque supo minimizar los daños, cediendo en la meta 3:42 ante el líder. De momento se mantiene segundo en la general, a 14:45 de Sanders, con su compañero de equipo, Adrien van Beveren, tercero a 20:21.
Luciano Benavides, compañero de Sanders en KTM, consolidó su cuarto puesto al sumar su segundo triunfo parcial consecutivo. El argentino arañó casi cinco minutos de bonificaciones al abrir camino y superó a Van Beveren en casi dos, reeditando su victoria de 2023 en Harad. Sanders entró tercero tras liderar hasta 70 km de la meta.
“Solo me despisté un par de veces… y perdí un poco de tiempo”, admitió el líder de la general. “Podría haber apretado y haber ganado algo más (de tiempo), pero no fue tan mal”, concluyó el australiano. “Ha sido una etapa muy dura, menos accidentada que la del lunes, pero complicada por la navegación. De hecho, he tenido que dar media vuelta tres o cuatro veces. Puede que el ritmo de Tosha sea algo más lento, aunque pese a todo, consigue pisar fuerte”, relató Van Beveren.
Las desdichas de Lategan
En coches, Yazeed Al Rajhi aprovechó una sucesión de desastres de Henk Lategan para asaltar el liderato. Los errores y la mala suerte hicieron que el sudafricano perdiese sus cinco minutos sobre Al Rajhi en la tabla, donde el saudí cuenta ahora con siete de margen.
Lategan, con su Toyota, camino de Riad.EFE
“A los 13 kilómetros nos perdimos. Pensamos que nos habíamos saltado el punto de referencia, pero en realidad lo habíamos hecho. Cuando nos perdimos, pinchamos una vez y, hacia el final, sufrimos otro pinchazo”, explicó Lategan, en busca de su primer título en el Dakar.
A falta de dos etapas y 400 km en las dunas del Empty Quarter, Lategan se disputará la gloria frente al ídolo local. Nasser Al-Attiyah, por su parte, se llevó el triunfo parcial por delante de Guillaume de Mévius. El príncipe qatarí suma ya 49 victorias en el Dakar, a sólo una del récord de Ari Vatanen y Stephane Peterhansel.
Pasión rima con traición. Se trata de una rima consonante, también conocida como rima perfecta. La relación musical de las palabras encaja con la necesidad que la pasión tiene de la traición para desarrollar todos sus estados, del amor a la ira. El fútbol, como todas las pasiones, no es ajeno, necesita a sus traidores, a sus Judas, aunque convertidos en personajes de una comedia a la que los aficionados asisten como si se tratara de una tragedia. Ilusos. El último ha sido Nico Williams, como antes lo fueron Figo, Laudrup, Schuster, Hugo Sánchez, Mijatovic, Íñigo Martínez, Mbappé o, recientemente, Joan García. Traición de ida y vuelta, en este caso, primero al Athletic, después al Barça, porque a Nico le advirtieron de los riesgos que no contaron al malogrado Judas, incapaz de soportar la culpa, y porque el fútbol paga mejor que la centuria romana: 100 millones de euros no son 30 monedas de plata.
Es la cifra global que el futbolista, de 22 años, cobrará durante los 10 años de vinculación de su contrato con el Athletic, de forma creciente, no dividida exactamente entre los ejercicios. Cantidad libre de impuestos, ya que el IRPF corre a cargo del club, al negociar las grandes estrellas en neto. Un pelotazo del que el ganador no es únicamente Nico, también el arquitecto de la operación, Félix Tainta, agente y persona de confianza de la familia Williams, hasta el punto de que la madre querría que fuera el albacea de sus hijos de por vida. Como un «segundo padre», lo define Iñaki, cuya carrera tutela Tainta desde que era un juvenil.
"Tensa la cuerda hasta el final"
Para quienes están al otro lado de la mesa, el agente es «alguien que tensa la cuerda hasta el final». A menudo son los directivos del Athletic, puesto que Tainta representa, además de a los hermanos Williams, a Gorosabel, Yeray, Sancet, Boiro, Serrano y Robert Serrano. En ese contexto, parecía difícil que quisiera una ruptura cruenta con el club donde juegan la mayoría de sus clientes.
Tainta llamó a Deco, porque el interés del futbolista era marcharse, pero no dejó de hablar con Jon Uriarte, que utilizó cargas de profundidad al solicitar a la Liga fiscalizar las cuentas del Barcelona. No era un farol. Javier Tebas, además, ya no está en posición de mirar hacia otro lado, como en las primeras palancas de Joan Laporta, y menos después de que el pulso por la inscripción de Dani Olmo dejara en falso a la patronal ante el resto de clubes, con el empujón del Gobierno a los azulgrana. «Hay que ayudar al Barça», se escuchaba tiempo atrás en los pasillos del Consejo Superior de Deportes. La multa de la UEFA, 15 millones que pueden llegar a 60, deja a todos en evidencia, Barça, Liga y Gobierno.
Mural de los hermanos Williams.LUIS TEJIDOEFE
Laporta se queda, pues, como se quedó Florentino Pérez con el «no» de Mbappé, aunque el francés acabó por recibir el perdón del faraón para regresar un año después. En las comedias todo se perdona y todo se paga. La diferencia es que Laporta es como el jugador de póker que entra a todas las manos con o sin cartas, y eso lo saben quiénes se sientan a la timba. El primero, Tainta; el segundo, Uriarte. El presidente del Athletic esbozaba una sonrisa en Ibaigane, días antes de que el propio Nico anunciara su renovación, y pedía al pintor del mural de los hermanos Williams, emborronado en Barakaldo, que lo reparara.
Era obligación del agente, pues, pedir al Barcelona una cláusula liberatoria para su representado en caso de no poder ser inscrito por incumplimiento de la normativa de la Liga, la conocida Regla 1:1. Pura seguridad jurídica. El primero en reclamarlo fue Íñigo Martínez, al que, en caso de no ser inscrito, debía el Barça no sólo liberar, sino pagar íntegramente su contrato. Mateu Alemany, entonces director de fútbol, se negó, pero acabó por aceptarlo.
Riesgo penal
La fórmula era esta vez inasumible para Laporta, que ya atravesó una situación de altísimo riesgo con Dani Olmo, salvado en el desfiladero de la política. Íñigo Martínez llegó libre al Camp Nou, sin traspaso, pero perder a Dani Olmo o Nico, por el que debían pagar los 58 millones de su cláusula, podría haber provocado una demanda penal, por administración desleal, contra el presidente y su directiva. «El caso Nico nos ha puesto ante el espejo. Aunque el relato del club es que ya hemos superado el descalabro económico, la realidad es tozuda: no sabemos si podemos inscribir los fichajes que queremos hacer», asegura Víctor Font, cabeza de una oposición de chocolate frente al Laportismo.
El Athletic convierte a Nico en el mejor pagado de su plantilla, después de una cadena de renovaciones que le permite mantener a su núcleo duro en su vuelta a la Champions. Dobla su cláusula, en el umbral de los 100 millones, lo que le mantiene en el mercado si se produce una explosión del jugador. La pasada temporada no fue así. Con la fiscalidad transferida, hay ventajas, pero no ya las de antes, desmesuradas, que podían llegar a un ahorro de hasta el 50% en impuestos a propósito del tratamiento de las rentas irregulares. El ahorro era para el Athletic en las negociaciones en neto. Al menos, como dicen en Ibaigane, se mantiene un «trato amable». Normal si la Hacienda Foral de Vizcaya pertenece a la Diputación Foral, participe, a su vez, de la sociedad San Mamés Barria S. L., dueña del estadio. Todos juntos en armonía.
No gustaban las fotos de Lamine
El Judas al que insultaron o borraron del mural, como si lo tacharan en el cuadro de la Santa Cena, se queda, finalmente, con los apóstoles del Athletic, en lugar de irse en pecado con su amigo Lamine Yamal, cuyo jueguecito de colgar fotografías juntos cada vez que arreciaban los rumores no hacía ninguna gracia en su vestuario.
El Athletic lo compara a Nico con Julen Guerrero, que dijo no por «amor», como si no lo sintieran Alexanko o Zubizarreta, y directivos azulgrana envían mensajes con la frase de Cruyff de que no merece jugar en el Barça quien no lo desee. Dos clubes sin piedad, en cambio, con el amor ajeno, como bien saben en Euskadi y Cataluña, donde les basta con las 30 monedas. Esta vez había que pagar más que a Judas.
El ex jugador Paquito García, leyenda del Valencia como futbolista y que realizó una extensa carrera como técnico en varios equipos que acabó llevando al Villarreal a semifinales de la Copa de la UEFA, falleció a los 86 años, según confirmó el propio Valencia.
Internacional nueve veces con España durante la década de los sesenta y suplente durante la Eurocopa 1964 que ganó España, el centrocampista nacido en Oviedo fue futbolista del equipo de su ciudad durante cinco cursos en Primera División, un club en el que fue titular indiscutible entre 1959 y 1963, siendo parte indiscutible de la tercera plaza en Liga de la 1962-63.
Ese mismo verano llegó al Valencia, un equipo en el que años más tarde llegó a ser capitán, entrenador y secretario técnico y en el que, nada más llegar, ganó la final de la Copa de Ferias de la 1962-63, que se retrasó hasta septiembre de 1963.
El futbolista asturiano fue compañero de Roberto Gil en el centro del campo, una dupla con la que lograron la Copa de 1967. Tras retirarse, el jugador de Riba-roja de Túria (Valencia), siguió ocupando la misma posición con Pep Claramunt a su lado, una pareja que ayudó al Valencia a levantar la Liga en el curso 1970-71, un título que además alzó como capitán.
Tras nueve temporadas en el Valencia, decidió bajar al Mestalla para evitar que bajara a Tercera División y, tras ese último curso en la 1972-73, decidió colgar las botas, aunque desde ese mismo momento siguió muy vinculado al fútbol desde los banquillos.
El asturiano se estrenó como técnico en el Gandía y el Atlético Madrileño antes de completar una temporada en Segunda con el Valladolid, lo que le llevó a ser técnico del Castellón durante las siguientes dos temporadas. Tras ello, dirigió al Valladolid, esta vez en Primera, durante los cursos 1980-81 y 1981-82, antes de un breve paso en el Hércules en Segunda.
Tras ello, el Valencia se hizo con sus servicios en la Liga 1983-84 justo un curso después de salvarse en la última jornada, aunque no pudo completar una campaña que sí acabó con el Cádiz en la 1985-86, en la que logró salvar la categoría.
Paquito García pasó por varios equipos de Segunda antes de ascender al Villarreal a Primera en el curso 1999-00. Aunque no siguió como entrenador, sí lo hizo en uno de sus filiales, el Onda, antes de volver como primer técnico a mediados de la 2003-04, cuando ayudó al equipo a llegar a las semifinales de la Copa de la UEFA, aunque cayó ante el Valencia.
El Paquito García futbolista consiguió una Copa de Ferias, una Copa del Generalísimo y una Liga con el Valencia, además de un meritorio tercer puesto con el Real Oviedo en la temporada 1962-63, mientras que, como técnico, evitó el descenso del Cádiz en al 85-86, ascendió al Villarreal en la 99-00 y lo metió en semifinales de Copa de la UEFA en la 2003-04 en su último curso como primer entrenador.
El Valencia lamentó "profundamente" en un mensaje en la red social 'X' la pérdida de Paquito: "Siempre estará en nuestro recuerdo. Nuestras más sinceras condolencias a sus familiares y allegados. DEP", agregó el Valencia sobre un futbolista que disputó 302 partidos oficiales en el club.