Una lupa sobre Ancelotti: la posición de Bellingham, los minutos de Güler y Endrick, la presión de Mbappé…

Una lupa sobre Ancelotti: la posición de Bellingham, los minutos de Güler y Endrick, la presión de Mbappé...

El Real Madrid no encajaba tres o más goles en dos partidos seguidos jugados en el Santiago Bernabéu desde mayo de 2009: un histórico 2-6 contra el Barcelona y un 1-3 contra el Mallorca que sentenciaron el futuro de Juande Ramos en el banquillo del conjunto blanco. Fue una crisis sin precedentes que provocó el regreso de Florentino Pérez a la presidencia. Estos días, el 0-4 encajado en el clásico y el 1-3 del martes ante el Milán han vuelto a revolver las aguas de Chamartín, donde hay «preocupación», admiten fuentes cercanas al vestuario.

La situación no es tan dramática como entonces, pero la acumulación de derrotas, dos en Champions League en cuatro partidos, la distancia de nueve puntos con el Barça en Liga (a expensas de lo que suceda en el Valencia-Real Madrid que queda por disputarse) y, especialmente, la imagen del equipo en las últimas semanas preocupan en las altas esferas del club.

Ancelotti insiste en que el mayor problema es defensivo, y en los números es evidente. Pero hay muchos más. A estas alturas de la pasada Liga, el Madrid sumaba 29 puntos en 12 jornadas, había empatado dos partidos y había perdido uno, el derbi del Metropolitano contra el Atlético. Su cuenta goleadora se cifraba en 23 tantos y los encajados eran sólo ocho. Todo habiendo perdido a Benzema, encajando a Bellingham en el puzle y sufriendo las lesiones de Courtois, Alaba y Militao.

Este curso, el Madrid ha pasado de ese cambio Benzema-Bellingham a uno que ha trastocado más su estilo: Kroos por Mbappé. El conjunto blanco suma 24 puntos en 11 jornadas, con tres empates y una derrota, 21 goles a favor y 11 en contra. En números, parece que no ha cambiado tanto. Si igualamos aquella derrota del Metropolitano con el fracaso de este año en el clásico, encontramos dos noches negras en liga.

La realidad de la Champions

La gran diferencia está en la Champions. Hace doce meses, el Madrid acumulaba cuatro victorias en cuatro partidos, con triunfos de nivel en Nápoles o Braga antes de terminar la fase de grupos de forma inmaculada. Estos meses, los blancos han caído en Lille, han remontado al Dortmund tras una horrible primera parte y han caído con estrépito ante el Milán. Y no hay otra cosa que se valore más en Valdebebas que la imagen continental. Algo que preocupa mucho en una Champions que ahora tiene formato liguilla. El Madrid está en la zona media, fuera de los ocho primeros y en un puesto que le obligaría a disputar el playoff previo a los octavos.

De la derrota contra el Milán el club ha sacado varias sentencias negativas. Ancelotti volvió a probar un centro del campo alternativo y le salió mal. Sentó a Camavinga y centró a Modric con Tchouaméni, dejando las bandas para Bellingham y Valverde. Ninguno en su sitio natural. Arriba, centró de nuevo a Vinicius, más pegado a Mbappé y lejos de la cal, donde ha brillado en los últimos años. Y atrás, el mayor dolor de cabeza de estas semanas es el lateral derecho. Se valora a Lucas por su entrega, pero los partidos ante Dortmund, Milán y Barça han dejado claro al club que debe reforzar la posición en invierno.

A su lado, el nivel de Militao, Mendy y Rüdiger ha bajado, como el de todos, algo colectivo que pone en la lupa a Ancelotti. El italiano, que se ha ganado el tiempo para darle la vuelta a la imagen de la plantilla, tiene la confianza de club y vestuario, pero en sala de prensa ya deslizó que sus jugadores estaban «vagos». «El año pasado fuimos campeones así», dijo también. Pero la llegada de Mbappé ha lastrado la presión del equipo.

En los cuatro partidos de Champions ha sumado menos kilómetros que su rival y volvió a dejar sin minutos a Arda Güler y Endrick, dos jóvenes a los que la directiva y la afición quieren ver sobre la hierba, pero que parecen olvidados por el técnico desde Lille. El martes salieron Ceballos y Fran García antes que ellos. Eso, junto a la posición de Bellingham, que ha jugado ya en todas las posiciones menos en la que brilló el año pasado, se mira con lupa estas semanas.

kpd