Una profesora de la ESO de Aranda de Duero le inculcó la pasión por los tubos de ensayo, los átomos y las moléculas. Desde la adolescencia, la burgalesa Sara Martín tuvo clara su vocación. Hace tres años, tras compaginar los libros con el ciclismo, se graduó en Químicas. La perseverancia y sacrificio definen a la polivalente corredora del Movistar, que hoy tomará la salida de la Vuelta España femenina, que arranca con una contrarreloj grupal en Valencia (16 kilómetros) y que finalizará el 5 de mayo en la estación madrileña de Valdesquí. Esta edición, con ocho etapas, es la más ambiciosa de la historia. La alemana Liane Lippert, la española Mavi García y las neerlandesas Marianne Vos y Demi Vollering son los principales reclamos.
A sus 25 años se ha convertido en una pieza fundamental del Movistar por su versatilidad. Se desenvuelve con garantías en todos los escenarios. Una polivalencia que es fruto de su formación multidisciplinar. Antes de enfocarse en el ciclismo practicó atletismo, natación, duatlón y triatlón. Ella y Sheyla Gutiérrez son las únicas españolas del Movistar que participan en la Vuelta, pero su asentamiento en el grupo telefónico no ha sido fácil. “En mi primer año con el Movistar, en 2021, me caí en la Vuelta a Burgos, me golpeé en la cara, perdí el conocimiento y me tuvieron que llevar a un hospital. Me volví a caer a principios del pasado año, tuve el Covid, un herpes zóster… Pero todo eso ya pasó y ahora quiero centrarme en la Vuelta, donde buscaré un triunfo de etapa y ayudaré a nuestra líder”, relata desde el hotel de concentración del equipo en Lieja, antes de participar, el pasado domingo en la clásica belga.
En el Movistar valoran la experiencia de Martín -ha corrido cinco Vueltas a España, contando 2018, que era formato challenge con sólo dos etapas- y, sobre todo, su variedad de recursos: “Sube y rueda bien. Está puliendo su funcionamiento dentro del pelotón y la resolución de estrategias que plantean las carreras. Entiende el ciclismo al ataque”.
“Poca visibilidad en España”
Sara se congratula de que la Vuelta femenina abra huecos en los medios, pero lamenta que aún exista una gran brecha de género. “Todavía hay mucha diferencia entre el ciclismo masculino y femenino respecto a salarios y a los premios. Nosotras, en el Movistar, tenemos la suerte de contar con los mismos medios y material que los chicos. Nos tratan igual que a ellos y compartimos concentraciones y alojamientos, pero en otros equipos no pasa lo mismo. El ciclismo femenino tiene poca visibilidad en España. Lo que se vende es lo que se da a conocer. Hasta hace pocos años apenas se podían ver carreras de chicas por televisión, pero poco a poco se van mostrando más pruebas y se reducen las diferencias. El público debe saber que la cantidad y la calidad del pelotón femenino cada vez es mayor. Nuestras carreras son muy espectaculares y más imprevisibles que las de los chicos”.
La burgalesa, que la encanta participar en las clásicas Flecha Valona y Lieja-Bastoña-Lieja, asegura que comenzó en el ciclismo gracias a su padre. También afirma que carece de ídolos: “Nunca he tenido referencias. Mi padre me hablaba de Joane Somarriba. Compartir equipo con Annemiek van Vleuten fue un plus de motivación, competir junto a ella supuso un gran aprendizaje. Si ella moría en las carreras, nosotras también lo hacíamos. Yo siempre he tratado de fijarme en lo mejor que tenían las compañeras y las rivales”.
La importancia de los estudios
Martín es una chica con inquietudes y alta formación académica. Se graduó en Químicas en la Universidad de Valladolid, una meta que exigió un gran esfuerzo: “Compaginar los estudios y el deporte resultó difícil. Estudiar una carrera es muy sacrificado y se necesitan muchas horas de trabajo. Siempre he sabido que lo importante son los estudios, porque eso es lo que me dará de comer en el futuro. Tuve la suerte de que el equipo en el que estaba me facilitaba la posibilidad de estudiar. Me decidí por Químicas porque una profesora llamada Susana Miranda, que me dio clase en la ESO en un instituto de Aranda de Duero, me inculcó el interés por la ciencia. Le estoy muy agradecida y todavía mantengo contacto con ella”.
Martín comenzó en el ciclismo con 14 años, pero desde pequeña la apasiona el deporte: “Con 12 años hacía atletismo, pruebas de fondo. Me gustaba competir y conocer a gente nueva. Me encanta el deporte y los valores que transmite: respeto a los compañeros, trabajo, sacrificio, constancia. Esos valores los puedes aplicar a las actividades diarias de la vida. Estoy muy agradecida al ciclismo, porque me permite vivir experiencias positivas, salir afuera y conocer idiomas y diferentes culturas”.