1.456 días después, Sergio Ramos volvió a pisar el Santiago Bernabéu. Lo hizo de azul, el color de la tercera camiseta del Sevilla, y bajo una importante ovación tanto al calentar como al inicio de cada parte. El speaker de Chamartín le dejó para el final del anuncio de la alineación del cuadro de Nervión y el público respondió como merece el legado del de Camas. «Y con el 4… ¡Sergio Ramos!». Aplauso atronador. Él, ahora capitán del equipo de su infancia, devolvió las palmas y se llevó la mano al corazón. No hubo más emotividad ni ningún detalle institucional, dejando el club todo en manos de la grada.
Los 3 años, 11 meses y 24 días que Ramos ha estado sin en el Bernabéu, desde aquel Madrid-Barça prepandémico, han dado para mucho, pero en el lado madridista siguen algunos de los futbolistas con los que tocó el cielo europeo. Se le vio muy cariñoso con Kroos y Nacho, con el que se cruzó en el sorteo de campo previo al inicio, y en los vestuarios se encontró de nuevo con su inseparable Luka Modric.
Antes del partido, el Madrid homenajeó al hispanogeorgiano Ilia Topuria, que hace pocos días se proclamó campeón de la UFC en categoría peso pluma. El deportista, afincado desde su infancia en Alicante, mostró su madridismo camino de la pelea contra Volkanovski y el conjunto blanco recogió el guante para invitarle al duelo ante el Sevilla. Además, enfrente estaba el propio Ramos, uno de los ídolos de Topuria. A él y a Nacho se abrazó en cuanto saltó al campo antes de realizar el saque de honor. Un toque con rosca hacia los banquillos. Lucas Vázquez y Vinicius, aficionados a la UFC, se acercaron a él para felicitarle.
A pesar de las complicaciones del Sevilla esta temporada, el partido no decepcionó. Con tensión y polémica, como siempre. Y bastante pronto. En el minuto 10, la sala VAR y Díaz de Mera estuvieron revisando durante 4 largos minutos una falta de Nacho previa al gol de Lucas Vázquez. Un tiempo que enfureció al Bernabéu, que gritó el primer «¡Corrupción en la Federación!» de la noche. Primero, la sala de videoarbitraje revisó la jugada durante dos minutos y después avisó al colegiado, que acudió a la pantalla situada entre los banquillos. La situación molestó a Ancelotti, que protestó y fue amonestado. Al ver la acción repetida durante otros dos minutos, Díaz de Mera pitó falta de Nacho, para enfado del público.
«Es difícil acostumbrarse al VAR. Ha nacido para errores obvios y ahí Nacho ha tocado el pie, pero también balón. Para mí no tenía que haber entrado», explicó el italiano en sala de prensa. En el mismo tono se mostró Lucas: «Muchas veces el VAR en vez de ayudar y quitar la polémica, crea más. Los árbitros deben seguir teniendo responsabilidad».
El Madrid se desquició con el colegiado hasta tal punto que Kroos, que suele ser un tipo calmado, también vio amarilla por protestar. Con el de Lucas, el Madrid suma 27 tantos anulados en Liga por el VAR, 11 más que el segundo, el Sevilla (16).
Mientras, Ramos hacía lo que podía para evitar el tanto madridista. Alguna broma con Rüdiger, algún acercamiento cariñoso a sus excompañeros… Y mucho esfuerzo defensivo. El de Camas no fue demasiado protagonista del duelo y se dedicó a liderar a sus compañeros, demasiado imprecisos en ataque. Tras el descanso, después de una gran pitada al árbitro camino del túnel, el Madrid asedió la meta andaluza sin parar, hasta que en el minuto 60 el choque se detuvo de nuevo.
Cambio arbitral
Díaz de Mera, el árbitro, pidió el cambio por una lesión en el sóleo de la pierna derecha. Le atendieron los médicos del Madrid y parecía que podría continuar, pero finalmente tuvo que abandonar el partido. Le sustituyó el cuarto árbitro, Carlos Fernández Buergo, colegiado de 29 años que esta temporada ha dirigido 11 encuentros en Primera RFEF.
Y en la locura inesperada del partido, apareció Luka Modric, con 38 años, tras haberse quedado en el banquillo sin jugar en tres de los últimos siete encuentros, para conectar un disparo colosal y anotar el 1-0. Protestó el Sevilla, especialmente Sergio Ramos, su amigo, un posible fuera de juego posicional de Rüdiger, pero Fernández Buergo, tras revisión del VAR, dio gol. El Madrid respira.
«Sergio es mi amigo, mi hermano. Pese a que todos nos quieren hablar de edades a nosotros, sigue demostrando que está a un nivel altísimo. Es una leyenda, un grande del fútbol mundial y, sobre todo, del Real Madrid», reivindicó el croata, sobre él mismo y sobre el de Camas. A unos metros, Ancelotti dijo que el futuro del centrocampista, que termina contrato el próximo mes de junio, «está en su mano». «Está en la mano de Luka lo que quiere hacer, tenemos que esperar su decisión. Entiendo por lo que debe estar pasando. Todo el mundo piensa que es el final de su carrera, pero el que no lo piensa es él. No parece un jugador de 38 años», aseguró el técnico.