Sergio Rico continúa hospitalizado “en estado grave” tras el accidente con un caballo que sufrió el pasado 28 de mayo durante la romería del Rocío (Huelva). El portero del PSG será sometido a nuevas pruebas médicas, según una fuente médica consultada por AFP.
Los doctores le “están quitando progresivamente la sedación para ver cómo reacciona” y le someterán a un nuevo escáner, según la misma fuente. “Hay señales esperanzadoras, pero hay que ser cautos”, precisó.
El futbolista, de 29 años, sufre un traumatismo craneoencefálico desde que fuera golpeado por un caballo en la cabeza el 28 de mayo durante la peregrinación al Rocío. Está ingresado en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla, donde se encuentra sedado y con respiración asistida.
El jugador recibió numerosos homenajes este fin de semana, entre ellos el del público del Parque de los Príncipes, que coreó su nombre a lo largo del último partido de la temporada del PSG contra el Clermont.
Su mujer, Alba Silva, agradeció las muestras de cariño en su cuenta de Instagram. “Estoy segura de que estará muy orgulloso de su equipo, del cariño de sus compañeros y aficionados que no han dejado de corear su nombre desde el principio al final del partido”, afirmó antes de asegurar que “seguimos peleando juntos para ganar esta batalla”.
Este miércoles el hospital ofrecerá un nuevo parte médico. Además, la iglesia de La Madeleine, en París, oficiará una “misa para pedir el restablecimiento” del jugador hoy a las 12:30.
La cabeza erguida buscaba el contacto visual con Vinicius. La curva del cuerpo no parecía presagiar nada, pero la mano ya indicaba dónde llegaría el pase al brasileño. Los rivales le habían concedido un par de metros y Toni Kroos no desperdició la oportunidad. Suya fue ayer la majestuosa asistencia para el 0-1, obra cumbre de otra gran noche para el Real Madrid. «No hay palabras para definirle. Es un jugador top, crucial para nuestro juego, por el modo en que controla los tiempos y por sus pases», admitió Carlo Ancelotti.
La felicidad de Carletto, como la de la mayoría de sus futbolistas, no sólo se ceñía al empate que había enfriado el cráter del Allianz. Se trataba, más bien, de la satisfacción por haber hecho emerger de nuevo ese temple competitivo con el que salir a flote tras una situación límite. Porque después de tres triunfos consecutivos en Múnich, el 14 veces campeón volvió a sudar ayer como corresponde en unas semifinales. El 2-2 no sólo le otorga cierta ventaja para el Bernabéu, sino que también le permite igualar su propio récord en Champions, donde ya suma 11 partidos sin perder, igualando el registro de la temporada 2016-17. Otro motivo de celebración para los 4.000 madridistas que lo vivieron en directo en Múnich. Los que disfrutaron de las virguerías de Vinicius y los errores groseros de Kim Minjae. Los que corearon la maestría de Kroos durante los 76 minutos que pisó la hierba.
«Me ha regalado un gol. Le conozco muy bien. Y él a mí», sonrió Vinicius, con ese brillo tan peculiar en los ojos. Aún parecía saborear el placer del balón al espacio ante Manuel Neuer y el desdichado Minjae. Una cortesía de Kroos, que durante la primera parte cerró una asombrosa estadística. Según la contabilidad de OPTA, 15 de sus pases lograron romper una línea de presión rival. El mejor rival en ese aspecto, Leon Goretzka, sólo pudo filtrar cinco.
«Nos faltaba para ganar los duelos»
«Durante la primera parte hemos defendido con poca intensidad y les dimos la posibilidad de controlar el juego. Nos faltaba para ganar los duelos, pero tras el descanso hemos presionado más, hemos sido más agresivos», analizó Ancelotti, sin pudor a la hora de señalar los defectos de su equipo. Antes de que se cumpliese el minuto 23, el Bayern había rematado ya siete veces ante Andriy Lunin, incluidos dos saques de esquina. Un fuego graneado al compás de sus tambores. La atronadora artillería de siempre en el Allianz Arena, la guarida de un equipo que, a estas alturas de la temporada, suma en la Bundesliga cuatro puntos y seis goles más que el año pasado. Cualquier menosprecio al Bayern en la Champions debería pagarse con la excomunión. Tan intolerable como conceder un par de metros de más a Kroos.
Desde aquella cesión en el Leverkusen, cuando apenas había cumplido la mayoría de edad, Toni había jugado ocho veces contra el Bayern, pero nunca logró siquiera un pase de gol. Ni siquiera en las dos últimas eliminatorias de cuartos y semifinales (2017 y 2018), ya en su plenitud madridista. Quizá por ello, ese gesto con el que indicó el camino para el 0-1 dejó tan boquiabierto a Rodrygo. «¡Qué pase, increíble!», exclamó el delantero, víctima de un clamoroso penalti por parte de Minjae. «Siempre le decimos que siga. No un año, sino muchos más. Me encanta jugar con él», añadió el brasileño. El recital del 8 en Múnich se antojaba ayer el preludio de algo grande en el Bernabéu. «Aún habrá que sufrir, pero ahora en un ambiente que todo el mundo conoce», anticipó Ancelotti. Vinicius, más conciso, presagió una «noche mágica».
Más le vale al Bayern recuperar pronto a Matthijs de Ligt, baja ayer de última hora. Su ausencia como central diestro dejaba un poco más desguarnecida la zona donde Vinicius revolotearía ante Joshua Kimmich. Así que Thomas Tuchel recurrió a Minjae, un central fichado este año del Nápoles. Sin el poderío físico del neerlandés, con ciertos problemas a campo abierto, el coreano al menos aportaría el buen criterio ofrecido durante la primera mitad de curso, donde se había consolidado como el mejor defensa del Bayern.
150 partidos para Müller
Los peligros del Real Madrid, máximo anotador de la Champions al contragolpe con seis goles, se basaban en las transiciones, pero Minjae nunca supo cómo perfilarse para sujetar a Vinicius a campo abierto. Esa debilidad en los dominios de Neuer frustró cualquier amago de épica para Tuchel. «El Madrid ya lo ha hecho antes: marcar dos goles en dos ocasiones. No somos el primer equipo que lo sufre. Deberíamos haber anotado el 3-1, pero luego les regalamos un penalti», admitió el ex técnico del PSG.
Desde aquella liguilla de 2016 con el Dortmund, hasta la inolvidable eliminatoria de 2022 al frente del Chelsea, Tuchel siempre había sabido poner al Madrid ante el desfiladero. Por eso, una situación tan desesperada como la actual convertía a su equipo en un rival aún más peligroso. La elección inicial por Thomas Müller, en detrimento de Serge Gnabry, supuso una apuesta algo nostálgica, con la que el capitán pudo celebrar su 150º partido de Champions. Un hito de la competición, igualando el registro de Iker Casillas en el Madrid. El récord absoluto de partidos en un mismo club aún lo ostenta Xavi Hernández (151).
La influencia de Müller, relegado en los últimos tiempos a un papel casi residual, sólo pudo interpretarse desde lo emotivo. Porque Tuchel se reservaba la baza de Raphael Guerreiro, uno de los futbolistas más infravalorados de la Champions. La mera presencia del portugués ordenó la ofensiva del Bayern, que pudo orientar a Jamal Musiala y Leroy Sané hacia el gol. La diferencia entre jugar a pie natural o pie cambiado giró radicalmente el partido.
Mazraoui y Rodrygo, en dura pugna por un balón.AFP
Había que remontarse a octubre, ante el Darmstadt 98 en la novena jornada de la Bundesliga, para asistir al último gol de Sané. Pero como de talento anda sobrado, el canterano del City aprovechó la escasa implicación de Rodrygo para silenciar a los críticos. Desde el otro perfil, Musiala andaba ya abusando de Lucas Vázquez. Con apenas 21 años ya se siente capaz de dominar una semifinal de Champions.
La designación de Clement Turpin, con quien el Madrid había ganado sus seis partidos, levantó cierto malestar en Alemania. Sin embargo, nada pudo objetarse al francés, que señaló sin dudar los 11 metros tras el derribo de Lucas a Musiala y el de Minjae sobre Rodrygo. «Para la vuelta tenemos que ser más clínicos. Será un partido abierto. Hay que mejorar en las defensas individuales y ser más fuertes», finalizó Tuchel.
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INMA LIDÓN
@inma_lidon
Actualizado Lunes,
14
agosto
2023
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00:10Ver 19 comentariosEmpata ante el Coliseum en un...
El Valencia Basket ha volteado el orden en el baloncesto femenino español. El Perfumerías Avenida de Salamanca ya no es el dominado, sino que el crecimiento del equipo 'taronja' empieza a traducirse en títulos. El último, la Liga F Endesa en La Fonteta. El equipo de Rubén Burgos se impuso 61-44 para revalidar su título y sumar el tercero de la temporada tras la Copa de la Reina y la Supercopa. Bajo la mirada, y la sonrisa de satisfacción, desde la primera fila de la grada, Juan Roig ya les tiene puestos los deberes: la Euroliga.
Pero eso será después de una fiesta que comenzó dominando en la cancha. No dio opción a su rival y, con un despliegue defensivo que mantuvo maniatado todo el encuentro al equipo salmantino, acabó por arrollarle para finiquitar la final por la vía rápida.
El enorme trabajo atrás del equipo de Burgos giró alrededor de una incansable Nadia Fingall. Habitual secundaria, la estadounidense se multiplicó esta vez en los dos aros para acabar con 'dobles figuras' al anotar 15 puntos y sumar 12 rebotes, a los que añadió tres asistencias y dos tapones. Para ella fue el MVP. En el Perfumerías, sólo Sika Kone puso en problemas a las locales y no demasiados.
Este logro llega después de superar las dificultades que han supuesto las lesiones de gravedad de Raquel Carrera, que se rompió los ligamentos de la rodilla derecha en la Copa, y la última de Alba Torrens, que sufrió un esguince en el ligamento externo de la rodilla izquierda hace unos días. Ambas fueron las encargadas de alzar el título para delirio de los más de 8.000 espectadores que llenaron La Fonteta.