Ramón Colillas, ganador del histórico premio de cinco millones de dólares: “El póker debería tener un buen tratamiento fiscal; dedicarse a esto en España es imposible”

Ramón Colillas, ganador del histórico premio de cinco millones de dólares: "El póker debería tener un buen tratamiento fiscal; dedicarse a esto en España es imposible"

Actualizado

Ramón Colillas (Barcelona, 1988) todavía cojea de forma casi imperceptible. Una lesión le impidió ser futbolista. ¿Mala suerte? Fueron las cartas que le tocaron. Tuvo que adaptarse. Estudió Educación Física y se hizo entrenador, pero en sus ratos libres practicaba otra de sus pasiones. En 2018 encadenó una racha mágica: ganó los dos campeonatos de España de póker y se clasificó para el torneo de su vida, en Bahamas, donde luego se embolsó el mayor premio que ha visto un jugador español: cinco millones de dólares. A la tercera había enganchado el sueño definitivo.

El torneo caribeño era la guinda del European Poker Tour (EPT), el mayor circuito después de las Series Mundiales de Las Vegas. Cinco años después, Colillas participa en el EPT de Barcelona 20 aniversario, donde empezó todo. Piqué y Kiko Rivera también andan por el casino, en una mezcla de aficionados y profesionales poco frecuente en otras actividades. “Yo juego desde los 17 o 18 años y haré 36, así que empecé casi a la vez que el EPT. Seguramente, de forma inconsciente, es algo que me impulsó a jugar. Este es el EPT por excelencia, Barcelona es la parada más consolidada, donde todo el mundo quiere venir”.

Colillas, sin embargo, nunca ha sido profeta en su tierra. Él aún no lo sabe, pero este año tampoco, aunque su apodo, Mr. Boxes, alude a su facilidad para hacer caja. Semana antes, en Montecarlo, le preguntamos cómo se siente al ver su imagen en carteles de tamaño cinematográfico: “Con unos cuantos compañeros, soy la imagen de Pokerstars a nivel global, y más concretamente en España. Verte en las fotos siempre te da un extra de motivación“.

Lo malo es que los otros jugadores también tienen más motivación de ganarle
Es verdad. En el póker también juega el ego, querer demostrar que eres bueno. Es un deporte diferente. Yo siempre pongo el ejemplo de Rafa Nadal. Si juego contra él, es imposible que le gane un juego, pero aquí viene un aficionado y me puede eliminar.
En 2019 cambió su vida por completo. ¿Cómo lo recuerda?
Cuando lo revivo me hace muy feliz. Hay días que estás un poco mal, te pones el vídeo del torneo, que por suerte está en Youtube, y te dices: ¿por qué me voy a quejar de este día, con la suerte que he tenido, con la vida soñada que llevo? Fui muy afortunado, porque yo también estudié mi carrera, pero cuando conocí el póker sabía que me quería dedicar a esto. El premio me dio el empujón de poder pertenecer a la mejor compañía de póker del mundo.
Seguramente, ahora es mucho mejor jugador, pero es improbable que repita un éxito tan grande
Es un poco la gracia del póker. Hoy me considero mucho mejor jugador, pero los compañeros han crecido. La gente joven viene con la ayuda de los solvers -programas de ayuda que muestran el juego óptimo en cada situación—, lo que ha incrementado mucho el nivel. Es más difícil ganar. Hay mucho streaming. Los aficionados lo ven y aprenden, muchas veces de forma gratuita. Aparte, solo gana uno. En un EPT puede haber miles de personas y es muy complicado. Será difícil repetirlo, pero siempre estás con la ilusión intacta.
Con lo difícil que es, ¿por qué hay tanta gente que se mete en esto? A la mayoría les va mal.
Es un hobby. A quien le gusta jugar en casa quiere probar en vivo. En pocas cosas te puedes enfrentar a los mejores del mundo con posibilidad de ganar. Eso te da un aliciente, es difícil describirlo, pero son unas emociones muy chulas. A lo mejor tengo una buena mano y gano al campeón del mundo. ¿Con qué otra cosa te puedes emocionar tanto?
Cuando se consigue el premio gordo, ¿existe la tentación de retirarse?
Depende de cómo lo enfoques. Hay gente que quiere subir de nivel y tiene la ambición de ser el mejor. Otros dicen: retiro una parte, me compro mi casa, mi coche, lo que sea. Y otros siguen jugando en niveles más bajos y se sacan un salario.
¿En su matrimonio con PokerStars existe el desgaste?
Hoy pasamos por el mejor momento. Son muchos años y cuesta compaginar la vida del jugador con la parte mediática de entrevistas, vídeos y redes sociales. En ese sentido, siempre he sido bastante privado. Apenas tenía redes sociales. Lo llevé bastante complicado los primeros dos o tres años, porque suponía exponer cosas que a lo mejor no habría contado. Ahora creo que hemos llegado a un punto donde sé lo que ellos necesitan y PokerStars sabe hasta dónde puedo llegar. Estoy encantado. Para mí es como jugar en el mejor equipo de fútbol del mundo.
En el fútbol, incluso Messi acaba saliendo del equipo. ¿Hasta qué edad se ve a este nivel?
En el póker no hay edad, simplemente situaciones personales de la vida. Cuando tenía 20 años decía que no me iba a retirar nunca. Me apasiona viajar, ser mi propio jefe, y creía que estaría hasta los 50 o 60, cuando no me apeteciera jugar más. Hace unos meses tuve un hijo y quiero pasar tiempo con él. Pero aún me queda cuerda. Tengo motivación y ganas, aunque es verdad que no me veo 20 años más. Cuatro, cinco o seis al máximo nivel, sí, y luego seguramente me lo tomaré como un hobby.
El póker también puede ser muy cansado por la cantidad de horas que te tiras en las mesas, más aún que un ajedrecista. ¿Cómo mantiene la concentración, sobre todo en los torneos más pequeños?
El jugador profesional tiene que hacer un trabajo psicológico y emocional. Es muy importante conocerte a ti mismo y buscar pequeños objetivos, motivaciones en el día a día. Jugar un torneo paralelo no es mi mayor pasión. Lo haces para cumplir objetivos y seguir entrenando, pero tienes que afrontarlo. Mi idea siempre es jugar de la mejor forma posible, aunque no importe lo que he pagado ni cuánto puedo ganar, jugar cada mano como mejor sepa.
¿Sigue entrenando con la misma intensidad?
No es lo mismo. Aún soy joven, tengo 35 años, pero sí he notado una diferencia de capacidad de concentración o de agilidad mental. Antes jugaba online hasta 16 mesas o torneos a la vez. Ahora me pongo seis y ya empiezo a perderme.
¿Se le queda pequeña Andorra?
Podría decir que he encontrado mi sitio. Me gusta mucho la naturaleza, hacer deporte. Es un país donde se respeta mucho la privacidad. Nadie pregunta, nadie molesta. La calidad de vida es parecida a la de España, quizás los precios un poco más altos, pero es ideal para educar a un niño y es tu propia burbuja. Y como soy catalán tengo más cerca a mi familia. Lo más difícil son los viajes.
¿Entrenará a su hijo para que sea jugador?
Sabrá jugar. Que quiera hacerlo o no, lo que elija, pero evidentemente tendrá un coach personalizado. Quemará etapas que a mí me costó años…
¿Qué errores no cometería si empezara ahora?
¡Muchísimos! Metería más horas al estudio y menos a jugar. También la forma de empezar. Comencé desde muy abajo, en torneos gratuitos, y creé mi banca desde cero. Con un pequeño ahorro de 500 o 1.000 euros para empezar me habría saltado dos o tres años de trabajo. Y me cogería gente que me enseñara antes, porque casi toda la vida he sido autodidacta. Hay varias cosas que le diría al Ramón de hace unos años. Estoy contento con mi evolución, porque tiene mérito, pero hoy veo a gente muy buena que solo llevan tres o cuatro años. Para alcanzar este nivel, yo necesité 15. La tecnología y la informática también han evolucionado, y hay muchas más escuelas y grupos de coaching. Todo evoluciona, pero creo que tenía que haber tenido un poco más de constancia al principio. También tenía mi carrera, mi trabajo. En ese momento entrenaba al fútbol. Me escapaba para jugar, pero a lo mejor tenía que haber sacrificado alguna otra cosa.
¿Cómo ha cambiado el póker español en estos 20 años de EPT
Ahora está en un nivel muy alto. Ha cambiado muchísimo. Antes lo jugaba muy poca gente. Ahora dices que juegas al póker y lo ven como algo normal y eso es guay. El boom ha sido enorme, aunque quedan cosas por cambiar. No hemos llegado a nivel político. A veces lo mezclan todo con el blackjack o la ruleta y no tiene nada que ver. Es un juego de habilidad. Está dentro de los juegos de azar, pero se puede profesionalizar. El jugador con habilidad gana a largo plazo. En las otras modalidades, a largo plazo siempre se pierde. Debería tener un buen tratamiento fiscal, porque hoy en España es imposible dedicarse a esto. Tenemos a los mejores jugadores y mucho talento, gente que vive muy bien fuera de España. Lo hemos visto aquí. Muchos españoles no han asistido por el tratamiento fiscal. Prefieren ir a las otras paradas europeas del EPT porque la tasa impositiva es menor. La ventaja en el póker no es tan grande como para pagar tantos impuestos. Haces números y ves que no sale rentable.

kpd