Pasaban 36 minutos de las nueve de la fría mañana escocesa. Las gotas de gélida lluvia golpeaban en la cara como gruesos alfileres: bienvenidos al Open Championship, bienvenidos a Escocia. La salida de Jon Rahm coincidió con los peores momentos del día, meteorológicamente hablando. Le tocó al de Barrika madrugar para ser el primero de los siete españoles en debutar en el ultimo ‘major’ del año. Y su primer golpe al rough marcaría de alguna forma la tendencia de la jornada con solo siete calles acertadas de las 14 posibles.
No era fácil encontrar un resquicio entre tanta gente y paraguas para ver algo de golf en el abarrotado partido del español, emparejado junto al ídolo local, Robert Macintyre, que además venía de ganar el Open nacional escocés la semana pasada. Tampoco lo era llegar a tiempo al campo de golf. El tren es el medio de transporte más utilizado en The Open y lo de este año no es fácil, con monumentales colapsos de ida y vuelta a Glasgow. Para un simple trayecto ferroviario que apenas dura 40 minutos, en el día de ayer el viaje se fue en algunos casos hasta las más de tres horas.
Una lucha constante
Los 18 hoyos fueron una lucha constante, contra el campo, contra el viento y la intermitente lluvia. Para Rahm, una batalla añadida para sobreponerse a sus sensaciones, que no han sido las mejores en la apertura de este Open Championship. «Lo que mas me fastidia ha sido el swing del 13 y hacer dos bogeys en dos pares cinco….», comentó el español, cabizbajo, tras entregar una tarjeta de 73 golpes (+2). La lectura positiva es que el resultado no es ni mucho menos catastrófico, si bien podríamos calificarlo de correcto, poniéndolo en el contexto de un día complicado, con abultadas rondas de la mañana como los +7 de Rory MclIroy, los +5 de Bryson DeChambeau o Tommy Fletwood o y los +4 de Viktor Hovland y Ludving Aberg.
“No ha sido un gran día”
«Me he arreglado bien, me apañé durante la ronda, no ha sido un gran día, no he estado todo lo cómodo que me hubiera gustado, ni tan fluido», argumenta el mejor español del torneo, a cinco golpes del líder de la mañana, el norteamericano Justin Thomas, que terminó con -3.
El viento soplaba con fuerza, en contra en los nueve primeros hoyos y a favor en los nueve segundos, pero como apuntaba el capitán del equipo Legión XII eso no significaba más facilidades para afrontar la segunda parte del recorrido de Royal Troon: «Es posible que se hagan más birdies durante los nueve primeros hoyos que a lo largo de los nueve segundos, y eso complicado de ver cuando tienes el viento a favor».
Hoy fue uno de esos días en que Rahm terminó agotado, en una intensa batalla contra el recorrido escocés que ha salpicado de cadáveres sus primeros 18 hoyos, teniendo en cuenta que el turno de tarde iba a ser previsiblemente más duro.
El primer bogey de ‘Rahmbo’ llegó en el hoyo 4, un par cinco. Falló su tercer golpe a las profundidades del bunker, la recuperación era imposible y el vasco tuvo que dar la espalda al hoyo para poder sacar la bola de la trampa de arena y renunciar al par. El peor momento del día, sin embargo, llegó en la salida del hoyo 13, con un drive tan malo que terminaba directamente en unos arbustos. Finalmente, otro tropiezo en el 16, el último par cinco, donde el vasco falló su segundo golpe al rough de la derecha y la bola se quedó tan hundida que apenas pudo ganar unos metros para terminar en el bunker del green, donde se cimentó el último bogey. Solo lo pudo compensar Rahmbo con el birdie en el emblemático hoyo 8, el par tres mas corto en la historia del Open, donde con un wedge dejó la bola a un par de metros para el único acierto de una jornada agridulce. La última buena oportunidad en el 18 pasó cerca, pero la ronda ya estaba construida.
El resto de los seis españoles, todos encuadrados en el turno de tarde, batallan contra Royal Troon intentando descontar golpes de sus ronda sobre el par, algo que algunas de las estrellas del torneo, como Tiger Woods o el número uno del mundo Scottie Scheffler, también persiguen.