En un equipo que representa la privatización y la globalización del fútbol, con Red Bull como bandera del balón en Leipzig, el romanticismo lo pone Yussuf Yurary Poulsen (Copenhague, 1994), alma del club que hoy se enfrenta al Real Madrid en la ida de los octavos de final de la Champions. El delantero de 29 años lleva toda la vida en el conjunto del Este de Alemania. Llegó con 19 años, cuando el Leipzig estaba en Tercera División, y ha sido el buque insignia del vertiginoso ascenso hacia la elite del fútbol germano y continental.
Nadie acumula más partidos (386) ni más goles (88) que él con la camiseta del cuadro alemán. Por eso ahora, justo antes de medirse al Madrid en Europa, nadie mejor que él para explicar en EL MUNDO un viaje tan rápido como impresionante.
«Está siendo un viaje extraordinario», admite. «Es que la historia de mi carrera está totalmente ligada a la increíble historia escrita por el RB Leipzig», reflexiona, y rememora la conversación con Ralf Rangnick, el ideólogo de todo el proceso, justo antes de su fichaje: «Recuerdo que hablé con Ralf en ese momento, en 2012, cuando todavía yo no jugaba en el club, y ya me decía que su visión era jugar la Champions en pocos años».
El “toque diferente” español
En ese momento el Leipzig estaba en la Cuarta División de Alemania, la Regionalliga. Pero todo cambió. Con Rangnick como director deportivo, invirtieron 35 millones en la construcción de la ciudad deportiva y comenzaron a echar sus redes sobre jóvenes promesas del país y de los alrededores. Ahí apareció Poulsen, que jugaba en el Lyngby danés.
Poulsen fichó por el Leipzig cuando el club ascendió a Tercera, el mismo verano que Joshua Kimmich, que es ahora una de las estrellas del Bayern. En una temporada ya estaban en Segunda y en dos, en 2016, en la Bundesliga. «No podía imaginar que el plan de Ralf ocurriría tan rápido. Pero su visión era correcta y le estoy muy agradecido. Leipzig y yo encajamos a la perfección», resume.
Ya en la elite del fútbol alemán, el Leipzig comenzó a aglutinar talento de diferentes nacionalidades, incluida la española, que se ha convertido en parte de la columna vertebral del equipo. Por las filas del cuadro de Red Bull han pasado Angeliño, Dani Olmo, Hugo Novoa y el portero Josep Martínez. En la actualidad, sólo Olmo, estrella en el vestuario, sigue en el club como capitán general. «Los futbolistas españoles siempre dan un toque diferente a un equipo. Si nos fijamos en Dani, es un jugador increíble que puede cambiar el curso de un partido con su visión de juego y sus habilidades», le elogia Poulsen.
Talento extranjero
Más allá de los españoles, el Leipzig ha tenido éxito, unas semifinales de Champions incluidas, a base de talento extranjero. Los húngaros Gulácsi y Orbán, los franceses Simakan y Lukeba, el austríaco Schlager, los alemanes Raum, Henrichs y Klostermann, el neerlandés Xavi Simons, el belga Openda, el esloveno Kampl, Poulsen… «Todas estas diferentes nacionalidades nos hacen tener éxito. Es lo más importante, siempre pensamos como un equipo», admite.
Y si alguien sabe de orígenes es el propio Poulsen, danés de padre tanzano, trabajador de barcos que falleció cuando el atacante del Leipzig tenía seis años. La Federación del país africano no se fijó en él y se acabó decantando por Dinamarca, con la que ha jugado Eurocopa y Mundial, pero sigue «abrazando», dice, «su herencia». «Las raíces familiares son muy importantes para mí. He visitado Tanzania varias veces y me enorgullezco mucho de mis raíces. Mi padre, que vino de Tanzania a Dinamarca, me introdujo en el fútbol y le dedico cada gol en su recuerdo. Mi madre también me ha apoyado siempre, para mí lo más importante es mi familia».
Y contra el Madrid, «sin miedo». «Será un gran reto para nosotros, el Real es un grande, pero esto es fútbol, puede pasar cualquier cosa. Aunque es evidente que el ataque es uno de los mejores de Europa».
