Al Barça, haciendo honor a la irregularidad mostrada esta temporada, le costó sentenciar su partido ante el Rayo. Por mucho que Lewandowski inaugurara el marcador con un gol tremendamente madrugador, los azulgrana no lograron cerrar finalmente el partido hasta que Pedri, en la recta final de la segunda parte, marcó dos tantos prácticamente consecutivos que dejaron definitivamente el segundo puesto en manos azulgrana y aseguraron su presencia en la próxima edición de la Supercopa.
Con el 3-0, los inicialmente tímidos gritos a favor de la continuidad de Xavi en el banquillo, puesta en duda en los últimos días por un posible enfado de Laporta con unas declaraciones del entrenador, se hicieron tremendamente patentes. Mucho más que las protestas de una grada que, por momentos, llegó a pedir también que dejara el cargo. En la entidad azulgrana, la tranquilidad parece ahora mismo un objetivo poco menos que imposible.
Con el Barça inmerso en su enésimo lío esta temporada en relación con la continuidad o no de Xavi en el banquillo, el duelo ante el Rayo se convirtió en una suerte de plebiscito, más allá de la trascendencia del triunfo local para asegurarse el segundo puesto y, con él, la presencia en la próxima edición de la Supercopa de España. Desde la grada, periódicamente, se escuchaban proclamas como «Laporta, dimisión», «Barça sí, Laporta no» o «Xavi sí, Laporta no», pero con escaso volumen, visto lo acontecido en situaciones comparables, y rápidamente sofocadas también por algunos pitos.
El arranque de Yamal
Los azulgrana, por lo menos, se afanaron para encarrilar el partido lo más rápido posible. En apenas tres minutos, ya mandaban en el marcador gracias a un tanto de Lewandowski, que recogió en el área una asistencia de Lamine Yamal y fusiló a Dimitrievski para establecer el 1-0.
El gol, no obstante, no sirvió para serenar a los barcelonistas. Como ha sido una costumbre a lo largo de la temporada, el Rayo tuvo sus opciones para volver a poner la igualada en el luminoso muy pronto. Ter Stegen tuvo que estar atento para frustrar dos remates peligrosos de Pathé Ciss y De Frutos, el segundo con algo de suspense. Y Sergio Camello, por su parte, contó con una en apariencia inmejorable oportunidad de batir al germano tras ganarle la espalda a la zaga barcelonista, pero la parábola que trató de buscar se marchó por encima del travesaño.
El Barça no acababa de estar del todo cómodo. Pero, aun así, tuvo también sus opciones para poner algo más de distancia, con una internada de Lewandowski que la zaga rival acabó enviando a córner y un disparo de falta de Raphinha que no acabó de coger por sorpresa al arquero visitante. El marcador, a pesar de todo, no volvería a moverse en un primer tiempo en gran parte desangelado.
El momento de Pedri
El Barça, tras el descanso, flirteó en demasiadas ocasiones con el desastre. El Girona vencía en Mestalla y el empate del Rayo podía condenarlo a caer de nuevo hasta la tercera plaza. Los visitantes, envalentonados, lo intentaron, pero sus mejores opciones, desde la botas de Álvaro e Isi, acabó por desbaratarlas un siempre atento Ter Stegen. Fermín dio la réplica con un zapatazo desde fuera del área que obligó al meta visitante a lucirse para mandar el balón a córner. La irrupción de Pedri, con un cambio táctico de por medio para colocarlo en una situación más adelantada, fue al final providencial para que los azulgrana sentenciaran el duelo.
El canario, con dos goles en apenas tres minutos, el primero tras una gran acción personal de Joao Félix y el segundo rompiendo desde atrás para aprovechar una buena asistencia de Araujo, afianzó a los suyos en el subcampeonato. Con el 3-0, los gritos y cánticos a favor de Xavi resonaron con más fuerza en las gradas. La gran duda es si bastarán o no para que el futuro del entrenador no vuelva a dar finalmente otro giro radical. Esta vez, ya a todas luces definitivo.