Pecco Bagnaia, la historia de las órdenes de equipo y un problema para MotoGP

Pecco Bagnaia, la historia de las órdenes de equipo y un problema para MotoGP

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El líder del Mundial, casi campeón, se ha aprovechado de tres ayudas de compañeros. Desde Phil Read en 1968 estas directrices siempre han estado mal vistas.

Bagnaia celebra la victoria con su equipo.FAZRY ISMAILEFE

En 1968 Yamaha dominaba el Mundial en 250cc y 125cc por lo que decidió repartir los títulos entre sus pilotos, ambos británicos, Bill Ivy y Phil Read: el primero sería campeón de 250cc y el segundo, de 125cc. Todo estaba listo. La marca japonesa celebraría por partido doble y las carreras de los dos se elevarían. Pero Read tenía otros planes. En cuanto festejó su éxito en 125cc, dejó de conceder ventaja a Ivy en 250cc, consiguió un doblete histórico e hizo saltar todo por los aires.

Ivy abandonó el Mundial para competir en coches, en la Fórmula 2, pero falleció al año siguiente en una carrera de motos que disputaba para obtener presupuesto. Yamaha se centró en las cilindradas grandes, 350cc y 500cc. Y Read, despedido por la fábrica japonesa, pasó dos temporadas en blanco y regresó para ganar dos veces el título de 500cc precisamente contra Yamaha.

En el motociclismo las órdenes de equipo no suelen salir bien. Y por eso aún hoy, pese a no estar prohibidas, pese a ser habituales, son negadas una y otra vez. Insiste Ducati este año que no, que sus pilotos no están obligados a favorecer a su líder, ‘Pecco’ Bagnaia, pero la realidad es otra. En Tailandia, Johann Zarco se negó -y así lo admitió- a adelantar a Bagnaia pese a que era más rápido. En Australia, Marco Bezzecchi se negó a adelantar a Bagnaia pese a que era más rápido. Y en Malasia, este domingo, Enea Bastianini se negó a adelantar a Bagnaia pese a que era más rápido.

Las tres ayudas recientes han permitido a Bagnaia colocarse en la posición de privilegio en la que se encuentra, con 23 puntos de ventaja sobre Fabio Quartararo en el Mundial, a un paso de ser campeón en la última carrera de Cheste, y pese a ello aún la marca disimula esas directrices.

El ‘mapping 8’

“No, no, otra vez mapping 8, no”, declaraba este domingo Pablo Ciabatti, director deportivo de Ducati, sobre el momento más tenso de la carrera. En plena prueba en Sepang, Bastianini rebasó a Bagnaia en el primer puesto mientras Quartararo era tercero, muy lejos de ambos. Si algún piloto adelantaba al francés, a Bagnaia le bastaba con superar de nuevo a Bastianini para ganar y ser campeón de MotoGP matemáticamente y, de ahí, los nervios en el garaje italiano.

¿Qué hacer? Podían escribir a Bastianini para que cediera ante Bagnaia. Otra vez, “mapping 8”, un célebre mensaje en clave. En 2017 se lo apuntaron en la pantalla de Jorge Lorenzo para que dejara pasar a Andrea Dovizioso y, aunque cumplió, el favor no sirvió para derrotar a Marc Márquez. Esta vez, al parecer, no hizo falta. Nadie pudo con Quartararo y Bastianini cedió su puesto gentilmente a Bagnaia, que no celebró el título, pero casi.

El domingo 6 de noviembre será campeón en la mayoría de casos, de hecho sólo uno le sumiría en el fracaso: que Quartararo ganara y él finalizara decimoquinto o peor. La primera premisa es difícil, pero más la segunda. Bagnaia se ha mostrado seguro en las últimas citas y cuenta con siete compañeros a sus espaldas. Una protección para él y un problema para MotoGP.

Después de años buscando la igualdad, el certamen se encuentra con una fábrica domina en exceso en número -ocho pilotos- y forma. La apuesta por la aerodinámica de Ducati ha revolucionado el motociclismo y, con el reglamento blindado, el futuro es demasiado cierto. Bagnaia puede ganar el segundo Mundial para Ducati tras Casey Stoner en 2007, pero después vendrá el tercero, el cuarto… Sólo Marc Márquez o alguna revuelta interna pueden cambiar la historia. En el recuerdo Bill Ivy y, sobre todo, Phil Read.

kpd