Open de Australia
El estadounidense le derrotó por 6-4, 6-4 y 7-5 en la segunda ronda. El vigente campeón se dañó el psoas de la pierna izquierda en el octavo juego del segundo parcial
La aventura de Rafael Nadal en el Abierto de Australia de 2023 tuvo un precipitado epílogo. El vigente campeón varó en segunda ronda del torneo donde protagonizó hace un año una inolvidable remontada ante Daniil Medvedev para hacerse con su vigesimoprimer grande. Una lesión le impidió plantear cualquier tipo de reacción ante Mackenzie McDonald, que le dominaba por un set a cero, 4-3 y servicio cuando el español se hizo daño en el psoas de la pierna izquierda. Ya con 5-3 abandonó la pista para ser atendido por el fisioterapeuta del torneo. Lo intentó, con la entereza que le caracteriza, pero acabó cayendo por la gran actuación de su adversario y las desafortunadas circunstancias. El estadounidense se impuso por 6-4, 6-4 y 7-5, en dos horas y 32 minutos y logró su primer triunfo ante un ‘top 5’ en un torneo del Grand Slam.
“A veces uno se cansa de tantas lesiones. Es un momento difícil y toca aceptarlo. Espero que no sea nada grave ni que me saque de las pistas mucho tiempo, porque sería complicado pasar otra vez por el trabajo y el tiempo necesarios para la recuperación. No puedo decir que no esté destruido mentalmente. Ya he pasado por eso muchas veces y no es fácil”, aseguró Nadal tras el partido.
Después de un curso complicado, en el que, además de enfrentarse a su lesión crónica en el escafoides del pie izquierdo, sufrió una fisura de costillas y una microrrotura abdominal, Nadal había llegado a Melbourne en perfectas condiciones físicas. No habían sido buenos sus resultados en la segunda parte de la temporada y en el inicio de ésta, pero la victoria frente a Jack Draper el pasado lunes le devolvió la sonrisa. El batacazo tiene un coste enorme en ránking, donde podría caer hasta el sexto lugar desde el segundo que ahora ocupa. Deja también en manos de Djokovic la posibilidad de que el serbio le iguale con 22 majors si se hace con su décimo título en estas pistas.
“No quería retirarme, aunque llegué a considerarlo. Lo que intentaba era jugar sin agravar la lesión. No podía golpear el revés ni correr. Intenté acabar el partido por todos los medios”, explicó el balear en conferencia de prensa. “Es frustrante y difícil de aceptar”, señaló.
Con dificultades para desplazarse, y pese a perder también el segundo parcial, metió el miedo en el cuerpo a McDonald, víctima de una cierta incredulidad ante lo que estaba sucediendo, titubeante a medida que veía cerca la victoria más importante de su carrera. Había jurisprudencia suficiente como para pensar en una nueva apelación a la épica, pero la realidad fue tozuda. El español sobrevivía con respiración asistida, jugándoselo todo en cada pelota, hasta que su adversario quebró en el decimoprimer juego del tercer set y cerró con su servicio.
Pista cubierta
Ya fuera porque el partido se jugó bajo techo debido a la lluvia o, más bien, por el gran comienzo de su rival, lo cierto es que Rafael Nadal se vio superado en los dos primeros sets. Le costó encajar el dominio del estadounidense y la emprendió con la juez de silla por considerar que ponía en marcha con demasiada premura el reloj que mide los 25 segundos reglamentarios para conectar el primer servicio.
McDonald, 65º, tenía un plan definido, que pasaba por abrir pista sobre el drive del español y atacar un segundo servicio nuevamente demasiado débil. Vivo, dinámico, el norteamericano contó además con un alto porcentaje de acierto con su impacto inicial. Todo ello le permitió caminar hasta una golosa situación: después de una hora de partido estaba set y break arriba, y poco después contó con una pelota para escaparse 3-0 en el segundo. No la aprovechó, pero lograría romper en el séptimo, antes del momento ya crucial en el partido por todo lo que sucedió.
Las lágrimas de su esposa en la tribuna reflejaban el dolor por el durísimo golpe recibido cuando menos se esperaba. A los 36 años, con un físico maltrecho por una larga secuencia de lesiones a lo largo de su carrera, el tiempo empieza a apremiar Nadal. Cada una de sus presencias en un grande podría ser la última.
“Quiero seguir jugando, pero mis sensaciones son malas”
“No es un problema por el que no haya podido jugar en el pasado. No sé si es articular o muscular. Toca hacerse una resonancia y ver qué ha pasado”, explicó Nadal, que comentó sobre su estado que “el vaso se va llenando y llega un momento en el que el agua puede salirse”.
Nadal recordó que en los tres últimos Grand Slams le ha sucedido alguna circunstancia adversa. “No podemos engañarnos con un discurso optimista. Yo quiero seguir jugando al tenis, pero mis sensaciones son malas. Es muy difícil coger la forma si se tienen continuamente parones. Necesito evitar que el tiempo fuera de la pista sea largo. He pasado siete meses casi sin jugar y no puedo estar otra vez mucho tiempo fuera. Sería difícil encontrar el ritmo y volver a ser competitivo”, reconoció el ganar de 22 grandes.
En declaraciones a Eurosport, Nadal añadió que “toca aceptar la situación, al mal tiempo buena cara”, aunque está “cansado de todo lo que ha ocurrido en estos últimos siete u ocho meses”. “Es un momento complicado que hay que aceptar: estar tranquilo, recuperarme. Lo primero físicamente, pero también mentalmente porque al final son golpes y llevo ya muchos. Hay que mirar adelante siempre. Al final la vida me trata demasiado bien como para quejarme y no tengo derecho a ello“, indicó el jugador, de 36 años.
“Son muchas cosas que van sucediendo y que me quitan de la opción de luchar por mis objetivos y esto es una realidad. Voy a seguir luchando y no renuncio a nada. Es el comienzo del año”, recordó. “Al final es como un combate de boxeo en el que a uno le van pegando golpes y termina uno noqueado. Ahora mismo lo estoy, pero normalmente tengo la calma, la tranquilidad para ver las cosas con perspectiva y espero que esta vez no sea una excepción, aunque ahora mismo sea un momento complicadillo”, dijo Nadal.