El estadounidense entró en la historia del atletismo el 14 de octubre de 1968, durante la final de los Juegos Olímpicos de México, cuando paró el crono en 9.95
El atleta estadounidense Jim Hines, el primero que consiguió recorrer los 100 metros en menos de 10 segundos, murió este sábado a los 76 años, según anunció este domingo la publicación Athletics Weekly.
Hines se hizo un hueco en la historia del atletismo el 14 de octubre de 1968, durante los Juegos Olímpicos de México, donde consiguió dos medallas de oro. Ese día el velocista se convirtió en el primer hombre que bajó de 10 segundos en la prueba del hectómetro, durante la final olímpica, con un tiempo de 9.95 segundos.
Un récord del mundo que permaneció vigente durante casi 15 años, hasta que el también estadounidense Calvin Smith estableció el 3 de julio de 1983 una nueva plusmarca universal con un crono de 9.93 segundos.
Jim Hines, que se alzó también con la victoria en los Juegos de México en la prueba del 4×100, puso fin a su carrera atlética apenas un par de semanas después de la conclusión de la cita olímpica para dar el salto al fútbol americano, tras fichar por los Miami Dolphins, conjunto de la NFL.
Hace cuatro años llegó la caldera que calienta el agua. Hace dos, la potabilizadora que ahora está estropeada y obliga a utilizar filtros. No hay cocina, sólo una brasa donde se colocan las más que desgastadas ollas de acero. Los muebles, como las camas, o la televisión tienen más de 10 años. En el gimnasio sólo hay una barra de pesas semiabandonada, una elíptica con telarañas y una bici del Decathlon con un rodillo viejo. Dentro del campamento del NN Running Team de Eliud Kipchoge en Kaptagat no hay ni rastro de lujo.
Si acaso, en el parking de la puerta, donde descansa el todoterreno del mejor maratoniano de la historia, un Izuku Mu-X gentileza de un patrocinador, un Mercedes E250 no muy nuevo de otro corredor y algunos Land Rover. La relación de las estrellas kenianas del atletismo y el dinero es curiosa: son de los más ricos de su país, Kipchoge cuenta con un patrimonio de unos tres millones de dólares -una barbaridad aquí-, pero viven en la austeridad.
"Deben aprender a invertir
«Es una de las cosas que intentar enseñar a los jóvenes. Deben estudiar, leer, aprender a ahorrar y a invertir. Yo tengo negocios inmobiliarios y agrícolas», explica el dos veces campeón olímpico a EL MUNDO, orgulloso de sus tierras donde cultiva té, de su granja y, sobre todo, de sus inmuebles. Entre otras cosas, en la ciudad más cercana a su campamento, Eldoret, Kipchoge cuenta con una gran casa familiar en Elgon View, una zona acomodada entre colegios y hospitales privados.
«Estoy ahorrando, la carrera de un atleta no es muy larga. Tengo algunas tierras y me interesa el mercado inmobiliario», desvela Laban Korir, Top 10 de maratones del nivel de Tokio o Boston y liebre de Kipchoge. «Me gustaría comprar pisos y alquilarlos, convertirme en casero», refrenda en la misma línea Victor Chumo, ganador de carreras como el medio maratón de Barcelona y también liebre de Kipchoge.
La aspiración es grupal. La mayoría de corredores kenianos siguen el mismo camino con lo que ganan de premios y patrocinios: primero compran tierras para construir una casa para sus familias y luego buscan invertir en el mercado inmobiliario. Todavía es bastante común hacerse con ganado, especialmente vacas, pero ya no es prioritario como lo fue décadas atrás.
De los hospitales al negocio
La evolución ha llevado eso. El atletismo keniano vivió una transformación con el aumento de los premios en maratones a partir de los años 90 y hoy en día es uno de los motores de la región. Antes, en los años 70, los primeros referentes, como Kipchoge Kenio, se dedicaron a construir infraestructuras como el hospital público de Eldoret o el mismísimo estadio, pero a partir del primer 'boom' del running y de figuras como Paul Tergat y Moses Tanui se pasó de la caridad a la rentabilidad.
Ante el desarrollo de los resorts en la costa de Kenia y El Masai Mara, los atletas kenianos intentaron incluir al valle del Rift en el circuito y durante un tiempo lo habitual fue construir hoteles. Mary Keitany tiene el Windsor de Eldoret, Wilson Kipsang, el Keellu Resort de Iten... Pero esa línea de negocio tenía un recorrido limitado. Aún sin mucho turismo en la zona, actualmente los atletas prefieren comprar o construir edificios de viviendas o de oficinas para alquilar y asegurarse así vivir de las rentas. El pionero fue Moses Kiptanui, que posee varias fincas en el centro de Eldoret, pero le han seguido muchos. De hecho se estima que el 35% del mercado inmobiliario del condado de Uasin Gushu pertenece a atletas.
Después de su profesionalización y de normalizar la relación con los agentes europeos que negocian sus contratos -ahora se llevan entre el 15% y el 20%, antes hubo muchos abusos-, los corredores saben como asegurarse su futuro, mientras viven en la austeridad.
Mundial de atletismo
JAVIER SÁNCHEZ
Enviado especial
@javisanchez
Budapest
Actualizado Viernes,
25
agosto
2023
-
21:27Ver 1 comentarioLa venezolana estuvo cerca de ser eliminada y...