El croata voló hace dos semanas a Belgrado para tratarse con la especialista Kovacevic y acortar su lesión
«Todavía me acuerdo de 2015, cuando me lesioné antes de los partidos ante el Atlético y la Juventus en Champions. No quería que me volviera a pasar». En la sala de prensa del Etihad Stadium, Luka Modric, voz del Real Madrid en la previa de las semifinales contra el Manchester City, reflexionaba sobre sus problemas físicos y la importancia que tienen en el destino del conjunto blanco. El croata se perdió el tramo decisivo de la Champions 2014/15 y el Madrid terminó cayendo en semifinales contra la Juventus.
Por eso, cuando el centrocampista se lesionó ante el Girona el pasado 25 de abril, dos semanas antes de la ida contra el City, en el Bernabéu saltaron todas las alarmas. Según el Madrid, sufría «un desgarro en el músculo isquiotibial de la pierna izquierda». Es decir, unas tres semanas de baja. Adiós a la eliminatoria frente a los ingleses.
En ese momento, Modric lo tuvo claro. Había que arriesgar. Ese mismo fin de semana viajó a Belgrado y visitó a «la doctora milagro», como conocen a la médico Marijana Kovacevic, quien había tratado a Novak Djokovic antes del último Open de Australia. El serbio, que llegaba tocado al primer Grand Slam del año, realizó varias sesiones con Kovacevic y terminó ganando el título en Melbourne.
“Una crema de placenta”
Kovacevic lleva trabajando con deportistas de élite desde mediados de los 2000, y comenzó a hacerse conocida gracias al Liverpool, cuya plantilla requería de sus servicios habitualmente. «Usa una crema de placenta que aplica con una máquina que crea ondas de presión. Muchos jugadores han pasado por su clínica y creo que es seguro», explicaba en 2009 Rafa Benítez, técnico del equipo de Anfield.
Según la web de la doctora, consigue una «regeneración del tejido muscular dañado con masaje manual con rodillo y gel original compuesto por diferentes sustancias naturales, mediante el uso de un flujo de electricidad de alta frecuencia sobre el tejido dañado», y recalca, ante las voces críticas sobre sus métodos: «Después de la terapia, los resultados de las pruebas de dopaje son negativos a la presencia de sustancias ilegales en sangre y orina».
Kovacevic avisa de que «el tejido muscular se regenera por completo a los siete días y el paciente está listo para el entrenamiento regular». El tratamiento se ve que funcionó con Modric, que bajo supervisión del equipo médico del Madrid se puso en manos de la doctora y estuvo disponible para la final de la Copa del Rey contra Osasuna, el pasado sábado, once días después de su lesión. «He intentado hacer algo diferente por los consejos de unos amigos y he vuelto antes de lo que pensaba. Lo importante es que me encuentro bien. Quería estar y aquí estoy», explicó ayer ante la prensa.
A sus 37 años, que serán 38 en el mes de septiembre, Modric aspira a su sexta Copa de Europa. Llegará al Etihad tras haber disputado 87 minutos en la ida y media hora ante el Getafe. Nada ni nadie le sacarán del once inicial de Carlo Ancelotti, en el que ha sido indiscutible durante todas las eliminatorias de los dos últimos años. No se pierde un partido de la ronda final de la Champions desde 2018, cuando Zidane le reservó en la vuelta de octavos contra el PSG tras el favorable 3-1 de la ida. La última vez que faltó por lesión fue en 2015, su año maldito. Una lesión en la rodilla le dejó fuera de la vuelta de cuartos contra el Atlético y las semifinales contra la Juve. Nunca más ha pasado. Con él, el Madrid respira.