McLaren, un campeón derrotado en Singapur

McLaren, un campeón derrotado en Singapur

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McLaren ya es el segundo equipo con mayor número de campeonatos de constructores. Por tercera vez en su historia, ha logrado repetir victoria dos años consecutivos, algo que no ocurría desde su era de dominio de finales de los 80 y principios de los 90, cuando ganó cuatro títulos seguidos. La de Singapur fue una celebración ya descontada, porque desde hace muchas carreras su ventaja era tan grande que nadie dudaba que se llevaría el campeonato. A pesar de la convicción y de la falta de suspense, todo el mundo en McLaren lo celebró. Motivos tenían, porque su historia reciente es la historia de un pequeño milagro. En pocos años han pasado de ser un coche sin pegatinas de patrocinadores, a convertirse en un equipo solvente económicamente, que ha ganado el campeonato a falta de seis carreras para el final.

Quién se lo hubiera dicho a Fernando Alonso cuando tuvo que tragar cientos de sapos en aquellos años entre el 2014 y el 2018 en los que abandonó por avería en 24 de las 77 carreras que disputó. Tres quintos puestos fue el botín más grande de esos años oscuros con Honda y una capacidad operativa mediocre. Esa tartana la heredó Carlos Sainz en 2019. McLaren había terminado noveno en 2017, sexto en 2018 con el cambio a un motor Renault, pero tercero en 2020 cuando Carlos se fue a Ferrari. Ya entonces vislumbraba, tras dos podios con el equipo, que la victoria no estaba tan lejos.

En 2023, la escudería de Woking arrancó la temporada siendo la peor de la parrilla. Tiraron a la basura el coche diseñado para la temporada e introdujeron grandes cambios para lograr una metamorfosis asombrosa. El equipo progresó tanto que empezaron a llegar los podios y cerraron el año en la cuerta posición. En 2024 la capacidad de evolución del equipo se mantuvo en índices sorprendentes. Cada cosa que introducían en el monoplaza funcionaba. Fueron capaces de terminar con el dominio de Max Verstappen, ganar el Mundial de constructores y pelear por el de pilotos. Sólo la pobre gestión de algunas carreras y la mala interpretación de sus pilotos, evitaron el doblete.

En 2025 el dominio fue aún mayor. La prueba evidente es que el título de equipos está ya en el zurrón y el de pilotos, con permiso de Max, debería de quedarse en casa. Sin embargo, las dudas sobrevuelan ahora mismo sobre el paddock. El dominio mostrado por los campeones parece haberse difuminado y han encadenado tres carreras consecutivas sin victoria y sin pole. Durante las tres, Verstappen ha salido siempre por delante de Norris y Piastri en parrilla y les ha recortado puntos en las tres.

A esto hay que sumar que las diferencias entre los dos pilotos son cada vez más pequeñas y la tensión cada vez más alta. No sólo porque las papaya rules empiezan a no ser suficientemente robustas para contener las hostilidades, también por el hecho de que Max e incluso Mercedes han dado saltos adelante que les pueden convertir en jueces de la contienda.

Anoche en la fiesta de Singapur todo el mundo vestido de naranja sonreía en las celebraciones excepto Norris y Piastri que trataban de maquillar con una sonrisa forzada el mal rollo que había entre ellos por el incidente de la primera vuelta en la que ambos se tocaron. Ni los comisarios ni McLaren tomaron ninguna decisión y a Oscar no le gustó. 22 puntos de ventaja para el australiano y seis carreras y tres sprints aún por delante. Se acabó la cordialidad. El nivel de tensión va a ser cada vez más grande porque los dos saben que sólo uno saldrá campeón. Dependiendo de cómo de mal lo gestionen veremos si Max se puede meter en la pelea.

kpd