Kylian Mbappé agarró al Real Madrid a la Liga con un doblete de sábado noche ante un correoso Leganés, que dio la vuelta al 1-0 del francés, se puso por delante antes del descanso y terminó cediendo por un buen tanto de falta de la nueva estrella del Santiago Bernabéu.
Si el lector ha visto una cantidad respetable de partidos del Madrid a lo largo de los últimos años, lo que sucedió en Chamartín no debería sorprenderle demasiado. El conjunto blanco aterrizó en la Castellana después de un nuevo parón por los compromisos internacionales: un par de viajes, dos encuentros mas o menos importantes, algún día libre y de nuevo sobre el césped para seguir peleando la Liga. Una situación que se repite y que casi siempre tiene el mismo resultado, un Madrid somnoliento.
Y eso que Carlo Ancelotti innovó en la alineación. Dejó en el banquillo a los sudamericanos, lastrados por un viaje mucho más largo que los continentales, y apostó por los europeos. Vinicius, Rodrygo y Valverde se quedaron en la banda y Güler, Brahim y Modric se adueñaron del centro del campo junto a Camavinga, dejando a Bellingham y a Mbappé liberados en el ataque. Pudo ser una buena idea de inicio, pero fracasó.
Los blancos tardaron 23 minutos en tirar a puerta, un tímido lanzamiento de Brahim, se encontraron con un penalti a favor para poner el 1-0 y se lanzaron al principio antes del descanso, dejándose remontar por un Leganés con las ideas muy claras: sólido en defensa y vertical en el contragolpe. Los silbidos del descanso lo dijeron todo y explicaron la situación de un equipo que se olvidó por lo que estaba luchando.
El conjunto blanco dominó la posesión, pero no tuvo ritmo en el último tramo del campo. Una constante durante gran parte de esta temporada. Atacó a tirones, en jugadas en las que aprovechó la calidad superior de sus futbolistas, pero no creó fútbol sin balón, con movimientos dirigidos. Construyó su casa desde el tejado, sin cimientos. De momento el curso le acompaña, en plena batalla por los tres títulos más importantes, pero siempre da la sensación de vivir en el alambre.
Ante el Leganés se adelantó con un penalti transformado a lo Panenka por Mbappé tras un empujón de Óscar a Güler. Lo protestó el cuadro pepinero, pero González Fuertes lo tuvo claro. El gol adormiló todavía más a los de Ancelotti y los visitantes remontaron en diez minutos.
La remontada pepinera
El empate llegó en la siguiente jugada, al aprovechar Rosier un espacio a la espalda de Fran García. El lateral cedió atrás, Raba remató, Lucas no acertó a rechazar y el balón le quedó plácido a Diego García.
Siete minutos después, Brahim perdió una posesión en el medio del campo que provocó la contra del Leganés. Óscar aprovechó la ausencia de Lucas en el carril derecho blanco, perdido el gallego en la zona ofensiva, llegó a la línea de fondo y su pase de la muerte lo envió a gol Raba. El Madrid pidió mano de Óscar al llevarse la pelota ante Asensio, pero el colegiado no consideró la infracción.
La reacción madridista
El descanso apareció con sonidos de viento en Chamartín, que veía escaparse la Liga tras la victoria del Barça el jueves. Algo cambió en los vestuarios, sea por fútbol o por rabia, pero el Madrid apretó en los primeros instantes y encontró el premio por el ímpetu de Bellingham, tan elegante y técnico como generoso en cada esfuerzo.
El inglés se inventó un derechazo desde la frontal que Dmitrovic sacó abajo. El rechace lo recogió Brahim, que volvió a rematar ante el portero serbio. El balón salió disparado al larguero y Bellingham voló para lanzarse y empatar el encuentro.
El duelo se rompió por momentos. El Leganés siguió encontrando huecos a la contra con relativa facilidad y Diego García se plantó ante Lunin para igualar, pero su remate salió desviado ante la llegada defensiva de Bellingham. Los pepineros pidieron penalti por un toque del británico al delantero, pero ni el colegiado ni el VAR señalaron nada.
Ancelotti mascaba los cambios, con Vinicius y Rodrygo como chispas necesarias, cuando Brahim envió una pelota al palo. El partido era incontrolable y en el 75, la locura. Mbappé aprovechó una falta en la frontal para sorprender a Dmitrovic, desesperado porque su barrera se había abierto. Un doblete para igualar al Barça y agarrarse a la Liga.