El Barcelona descubre en el adolescente, convocado para el partido de Champions de hoy, un delantero raro en su cantera por su altura
Cuentan que Marc Guiu mide ya 1,87 metros y que a sus 17 años todavía debe crecer más, quizá hasta alcanzar los 1,94 metros de Erling Haaland, un espejo para cualquier delantero actual. Cuentan que Marc Guiu se pasó una temporada en blanco a los 13 años, en su época cadete, porque su temprano estirón derivó en dolores de espalda. Cuentan que Marc Guiu llegó al Barcelona a los siete años gracias a su «físico diferencial», porque «le sacaba una cabeza a todos sus compañeros y al mismo tiempo sabía moverse, era muy coordinado».
El Barça tiene una nueva perla, Marc Guiu, que destaca sobre todo por su altura: de repente, un delantero enorme. El goleador adolescente capaz de marcar en la Liga al Athletic a los 33 segundos de debutar en el primer equipo y de ser convocado para el encuentro de Champions de hoy ante el Shakhtar Donetsk es una rareza salida de La Masia, escuela de Xavi, Iniesta y Messi, doctrina del toque, el balón raso como dogma. ¿Cómo es posible?
Con goles, claro. En el benjamín A, por ejemplo, Guiu marcó 47 tantos en 26 partidos; en el alevín A, 21 en 15 partidos y así: esta temporada llevaba cinco en cinco partidos con el juvenil A antes de que le llamara el Barça Athletic y el primer equipo. Pese a que su estilo poco combinativo no encaja en el estilo clásico azulgrana, su olfato ante la portería le ha permitido ir subiendo escalones hasta alcanzar el cielo. Y además lo ha hecho rápido, muy rápido. Como empezó.
«Marc llegó a nuestra escuela a los cinco años y ya destacaba por su físico», explica a EL MUNDO Óscar de Haro, coordinador de la Penya Barcelonista Sant Celoni, el club donde empezó Guiu. «De hecho, con nosotros sólo duró dos temporadas. En su segundo año como prebenjamín llamamos a un ojeador del Barça que conocíamos, le hicieron dos o tres días de pruebas en la Ciutat Esportiva y se lo llevaron», recuerda De Haro y en el nombre del ojeador, una curiosidad.
En el mismo año, Isidre Gil, histórico ojeador del Barça en los alrededores de Granollers, recomendó al club el fichaje de Guiu y de Lamine Yamal, que jugaba en La Torreta, a 20 kilómetros de Sant Celoni. Guiu y Yamal, de hecho, compartieron muchas tardes de taxi de casa al entrenamiento y del entrenamiento a casa hasta que, ya juveniles, se fueron a vivir casi al mismo tiempo a La Masia para poder practicar también por las mañanas.
La espalda y la suerte
Guiu, cuya familia vive en Santa Maria de Palautordera, pero siempre ha hecho vida en el pueblo de al lado, Sant Celoni -estudiaba en el colegio Cor de María, donde recuerdan sus dotes para el dibujo-, nunca se interesó por el deporte rey en la zona, el balonmano, y siempre quiso brillar en el fútbol. Tanto que, de niño, participaba cada verano en el campus de quien es ahora su entrenador, Xavi Hernández. Tanto que no desistió en 2019, a los 13 años, cuando se perdió su temporada en el cadete B porque la espalda le martirizaba. Con paciencia y fortalecimiento de la zona, salió adelante y luego le sonrió la suerte. Con la marcha de Iker Bravo al Bayer Leverkusen, el club decidió ascender al juvenil a Hugo Alba, el referente de su generación, y Guiu se quedó como único ariete en el cadete A. En 20 partidos marcó 13 goles y recuperó su sitio en la cantera culé.
«Es un gran chico, de una familia muy normal. Estoy seguro que están ayudándole a encajar todo lo que le está pasando», comenta De Haro, que asegura que sigue sus partidos en el Barcelona y en las categorías inferiores de España. El pasado verano, de hecho, Guiu fue el máximo goleador del Europeo sub-17 -cuatro goles, empatado con Yamal y dos alemanes- y ayer fue convocado para el Mundial sub-17 que se disputará este noviembre en Indonesia. Con contrato profesional con el club azulgrana desde febrero de 2022, es decir, desde que cumplió 16 años, ahora posiblemente deberá negociar una renovación para ampliar su salario -actualmente entre 50.000 y 80.000 euros- y su cláusula de rescisión. El Barça, de repente, tiene un delantero enorme.