GP Portugal 2023
El piloto español sufrió muy pronto una caída en la que se llevó por delante a Oliveira mientras Bagnaia volvió a vencer y Maverick Viñales subió al segundo escalón del podio en Portimao
Los viejos demonios no tardaron mucho en volver a visitar a Marc Márquez en Portimao. Todas las grandes sensaciones vividas en la jornada del sábado se vieron de nuevo ensombrecidas por una aparatosa caída en la que, además, se llevó por delante al ídolo local, un Miguel Oliveira que demostró muy pronto que iba a darlo todo para resarcirse del error cometido el día anterior. El luso, en este caso, se vio perjudicado por un error en la frenada de un Marc que se tocó con Jorge Martín antes de colisionar con el luso, quien desató momentáneamente las alarmas al quedarse un buen rato doliéndose sobre el asfalto.
El incidente, sometido a investigación por los jueces, desató las iras de los aficionados locales, quienes descargaron una y otra vez toda su frustración sobre un Marc Márquez perfectamente consciente de su fallo. De nada le serviría disculparse una y otra vez con la grada ni hacer extensivas sus excusas al equipo de Oliveira. Jorge Martín, el tercero en discordia en el incidente, curiosamente, también daría con sus huesos en el suelo en las últimas vueltas de la carrera, dejando de esta manera un regusto amargo para el segundo puesto logrado justo el día antes en la carrera al sprint.
También a diferencia de lo ocurrido en la sprint race, Marc no pudo conservar su puesto de privilegio más allá de los instantes iniciales de la carrera. En una salida en la que ninguno de los pilotos situados en los puestos de cabeza de la parrilla les tembló el pulso, y en la que ya estuvo a punto de irse al suelo muy pronto, quien acabó por situarse inicialmente en cabeza fue, precisamente, un Miguel Oliveira que acabaría por verse terriblemente perjudicado por el error de cálculo del de Cervera. Con ambos fuera de carrera, Pecco Bagnaia, quien ya había sido capaz de superar al luso en la segunda vuelta, se encontraría con un tremendo acoso por parte de un Maverick Viñales capaz de marcar un gran ritmo de carrera, aunque el italiano se las arregló para mantenerlo más o menos a raya en todo momento.
El vigente campeón del mundo estuvo intratable y redondeó un fin de semana prácticamente perfecto, sumando 25 puntos más a los 12 conseguidos el sábado. La velocidad, de nuevo, fue de vértigo. Al más rápido, Aleix Espargaró, no obstante, le perjudicaría una vez más el escaso rendimiento que suele sacarle a sus salidas. Maverick Viñales, mientras, acabaría por rubricar el segundo puesto convertido casi en una rara avis: la única Aprilia entre un enjambre de Ducatis. Por ahora, nada parece capaz de amenazar la superioridad de estas monturas italianas en los circuitos. Su velocidad sigue siendo la mejor de sus bazas. «Me siento bien. El trabajo que hemos hecho nos ha rendido. Intenté a tope el intentando a tope el adelantamiento, apurando la frenada, pero el neumático trasero estaba muy tocado. A pesar de todo, me siento muy contento. El objetivo es luchar por estar delante y lo hemos conseguido», señaló Viñáles.
Volviendo a la carrera, justo detrás de los dos pilotos destacados en cabeza, Álex Márquez se las arregló para encaramarse durante un buen rato hasta la cuarta posición tras adelantar al australiano Jack Miller y protagonizó a su vez un más que interesante duelo por el tercer cajón del podio con Marco Bezzechi. Ambos cuentan con el mismo modelo de Ducati y el resultado del mismo iba a depender en última instancia de su pericia a los mandos. Una pelea en la que, finalmente, acabaría por imponerse claramente el italiano, quien acabaría rodando sin opción de verse superado, pero también demasiado lejos de Viñales como para poner en riesgo su segunda plaza. Álex, por su parte, acabaría por verse finalmente descabalgado del cuarto puesto en un espectacular cuerpo a cuerpo con Johann Zarco que se decantaría a la postre a favor del francés.
