En protesta por los dos partidos de sanción que recibió el portero Cheikh Sarr por enfrentarse a un aficionado que le profirió insultos racistas durante el choque de la pasada entre el Rayo Majadahonda y el Sestao River, el conjunto madrileño y el Ponferradina no disputaron los primeros segundos del duelo que juegan ambos equipos.
Los 22 jugadores del Rayo Majadahonda y del Ponferradina decidieron no iniciar el choque con la normalidad habitual. Después del pitido inicial, un jugador del Rayo Majadahonda puso el balón en juego y al instante todos los jugadores se quedaron parados durante unos segundos.
Después, el encuentro discurrió con normalidad y esa fue la forma de protestar de los dos equipos, que se pusieron de acuerdo para acometer una acción con la que intentaron visibilizar una sanción que, a juicio del Rayo Majadahonda, es injusta.
El Comité de Competición de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) decidió el martes sancionar con dos partidos de suspensión al portero del Rayo Majadahonda Cheickh Kane Sarr por el incidente ocurrido en el estadio de Las Llanas en el que se enfrentó a los aficionados del Sestao River que le insultaban. Además, por «conducta contraria al buen orden deportivo» le impuso una multa de 600 euros y 90 a club, en aplicación del artículo 129 del Código Disciplinario de la RFEF.
Por su parte, por los insultos racistas a Cheikh Sarr, el Sestao River tendrá que disputar dos partidos a puerta cerrada y abonar 6.001 euros en concepto de multa.
Hubo cinco meses en los que Seydouba Cissé (Dabola, 2001) lloraba casi cada día. Cincos meses en los que llamaba a diario a Jorge Broto, director de fútbol base del Leganés CF, para pedirle que le llevara de vuelta al club pepinero, donde había maravillado en un torneo de juveniles. Había tenido que volver a Guinea Conakry a solicitar el visado para poder entrar en España, pero un golpe de Estado en 2021 paralizó todo y también la carrera del incipiente futbolista, apenas mayor de edad. "No sabía qué hacer, la gente ya me decía que me olvidara de Europa. Hubo clubes de allí que me ofrecieron un contrato, pero yo no escuchaba a nadie, sólo quería volver", cuenta a EL MUNDO.
Entonces, pese a los disparos y la rebelión militar, que se prolongó un mes por la capital guineana, Cissé fue durante una semana a diario a las puertas de la embajada española para intentar reclamar el visado para entrar en el país y cumplir su sueño. Pero nadie abría las puertas al chico de 19 años hasta que, el padre de Ilaix Moriba, que ejerció como su representante, consiguió que le escucharan y que estimaran la petición del Leganés, que le quería para el filial.
Desde entonces vive un sueño y lo demuestra a diario. Seydouba Cissé siempre sonríe. "Cuando llegué a Leganés pude decir que había cumplido mi sueño, que era firmar mi primer contrato profesional. Encima luego trajeron a mi madre para verme jugar, conseguimos ascender a Primera... es increíble. Es como si siguiera soñando y voy a seguir haciéndolo por este club y esta afición que me lo ha dado todo", reflexiona.
"Mi padre me escondía las botas"
Cissé dice que el Leganés es para él "como una familia". La de sangre, sus padres y sus cuatro hermanos, "la mayor es chica", puntualiza, están en una población a 400 kilómetros de la capital, Conakry, a la que tardan siete horas en coche cuando van para verle en sus visitas a su país. "Cuando era pequeño se tardaban 12", ríe el guineano. Allí, en los caminos de tierra de Dabola, que no pisa desde 2018, comenzó todo.
Cuenta que tenía siete años cuando comenzó a fascinarle el fútbol, pero que en su casa eran una familia humilde y no tenían dinero para sufragar su sueño. "En Guinea, para llegar a algo tienes que tener a alguien que pueda invertir en ti", explica. Su padre, profesor de filosofía, le insistía desde pequeño en la importancia de estudiar pese a que sus vecinos le decían que su hijo podría llegar a ser futbolista. Así, cuando no se esforzaba lo suficiente en el colegio, "mi padre me escondía las botas y los balones" que su madre le traía cuando volvía de viaje.
Después, sus progenitores le mandaron a un colegio de Conakry a seguir con la secundaria. Cissé aprovechó la estancia para seguir acercándose a su sueño desde la escuela deportiva del Atouga FC hasta que recibió la llamada de la selección sub'17. "Me llamó mi madre para decirme que mi padre venía de visita sorpresa a ver cómo me iban los estudios. Así que a él no le cogí el teléfono cuando llegó porque estaba a punto de jugar con la selección. Se lo dijeron y vino con un amigo a verme al estadio nacional. Cuando terminó el partido y vio cómo me animaba la gente, cambió de parecer y comenzó a motivarme", revela el jugador.
Cissé sonríe en la ciudad deportiva del Leganés.Ángel Navarrete
Poco después comenzó la odisea europea, que culminó con sus lamentos frente a la embajada española. Hizo pruebas en el Anderlecht y en un club danés, pero ninguna fructificó. "Me tuvieron en un hotel en Dinamarca una semana pendiente de la firma de un contrato que nunca se produjo y yo le dije al padre de Ilaix que me iba, que, o firmaba, o no seguía soportando ese frío", explica mientras estalla en una carcajada.
Así, tras pasar brevemente por París y Barcelona, aterrizó en Madrid para probar suerte en el club pepinero, que lo acogió desde el primer momento pese a esos problemas burocráticos contados al inicio. Cissé tiene agradecimientos para los entrenadores por los que ha pasado: "Todos me han ayudado mucho". Carlos Martínez, Imanol Idiákez, Mehdi Nafti y claro, Asier Garitano.
"Cada partido, como una final"
"Era el partido contra el Sporting, contra el que perdíamos por dos goles. No lo teníamos controlado y me dice Bustinza: 'Cissé, calienta'. No me lo creía y a los cinco minutos salgo y me pide Garitano: 'Sal y disfruta'", explica sobre su debut. Y Cissé siguió disfrutando claro, en Segunda, y ahora en Primera con equipos que admiraba en la televisión cuando era niño. "Veía al Barça del tikitaka con Xavi, Iniesta, Ronaldinho... y luego estar yo ahí jugando contra ese equipo...», recuerda el mediocampista, pero añade: "Cuando estás con ellos en el campo ves que son personas como tú y al final somos 11 contra 11". Cissé es fan de Iniesta, pero su espejo es Naby Keita.
Asegura Cissé que ya ha cumplido su sueño, pero que si tiene que pedir otro sería jugar con el Leganés en Europa y ser capitán del conjunto pepinero. Es de bien nacidos ser agradecido y la felicidad del jugador guineano se la debe a este equipo madrileño con el que juega cada partido "como si fuera una final" y por el que no pierde la sonrisa. "Dios me da paz, confianza y pensamiento positivo". En la vida, él ya ganó la Champions.
El tercer clásico de la temporada encontrará de nuevo al Real Madrid en urgencia médica. Después del 0-4 liguero del Bernabéu y el 2-5 de la Supercopa de España, las últimas lesiones de Camavinga y Alaba obligan a Carlo Ancelotti a improvisar un nuevo puzle justo cuando más quema la mesa. El italiano, perdida la Champions y con la Liga muy complicada (cuatro puntos le separan del Barça), se juega el curso y su futuro en La Cartuja. Si quiere tener alguna opción de continuar en el banquillo de Chamartín, vencer a los de Flick en Sevilla es una obligación... Pero en su bolsillo cada vez hay menos piezas para resolver el rompecabezas.
Ancelotti parecía haber encontrado un once tipo el pasado domingo, cuando aprovechando la vuelta de Ceballos a la titularidad probó a Valverde y a Camavinga de laterales, acumulando seis centrocampistas en total (dos en los carriles y cuatro en el rombo) y dejando a solo dos delanteros en punta, Vinicius y Rodrygo. Fue un equipo compacto y con más sentido en la ocupación de espacios y a la espera de la recuperación de Mbappé, era el once de gala.
Con Valverde y Camavinga el técnico solucionaba así dos de los principales lunares del equipo esta temporada. Lesionados Carvajal y Mendy, el nivel de Lucas Vázquez, Alaba y Fran García en las bandas no le había convencido ante los grandes equipos. Situar ahí al uruguayo y al francés, físicos, verticales y con recorrido, le aportaba mucho al juego del equipo.
Pero el paso por Getafe dejó K.O. a Camavinga, descartado para la final por una rotura en el aductor de la pierna izquierda y para el resto de la temporada. No podrá estar ni tan siquiera en el Mundial de clubes. El galo, de hecho, había salido en el descanso por Alaba, que se retiró con molestias, y ninguno pudo terminar el duelo.
La duda de Ancelotti
Las dos lesiones y la eterna irregularidad física de Ferland Mendy darán una opción única a Fran García, confirmado su billete a la final por el propio Ancelotti: "Jugará Fran", dijo en la sala de prensa de Getafe.
Será la primera vez que el italiano apueste por el ex del Rayo de inicio ante el Barça, porque en los dos primeros clásicos del año se la jugó con Mendy. Fueron dos desastre para el Madrid, que perdonó en el Bernabéu y lo acabó pagando y que se deshizo en Arabia. Siempre, eso sí, limitado por las lesiones.
En el duelo liguero, Ancelotti no pudo contar con Courtois, Carvajal ni Rodrygo. Mbappé erró varias ocasiones y en la segunda parte el Barça le pasó por encima, sufriendo Lucas por la velocidad de Raphinha. La baja de Rodrygo facilitó el rombo del centro del campo, pero entre Valverde, Tchouaméni y Camavinga no tuvieron demasiada creatividad en la construcción. Faltó un timón.
Ancelotti, el miércoles, en la zona técnica del Coliseum.EFE
En Arabia, Lucas repitió en el lateral, con Tchouaméni de central (ya lesionado Militao) y con las cuatro estrellas en el ataque secundadas por Valverde y Tchouaméni en el doble pivote. El Madrid estuvo roto, partido en dos por el poco compromiso defensivo de Bellingham, Rodrygo, Vinicius y Mbappé. El 2-5 final lo dijo todo.
Ahora, Ancelotti parece convencido de enviar a Valverde al lateral y de incluir a Ceballos o a Modric en el once. Ambos fueron titulares contra el Athletic junto a Tchouaméni, cuajando uno de los mejores partidos del centro del campo madridista este año, y el técnico debe tomar la decisión más comprometida de la final: estando Mbappé de vuelta tras su lesión de tobillo, aunque veremos a qué nivel, ¿jugará con los cuatro delanteros o reforzará el centro del campo?
Los resultados de la temporada y el nivel del mediocampo del Barça invitan a pensar que la idea más lógica es sentar a Rodrygo o a Mbappé (si no está al 100%) y meter más hombres por dentro, volviendo al 4-4-2 en rombo que tan buenos resultados le ha dado en los últimos años. El puzle, eso sí, está cogido con pinzas. Demasiadas urgencias médicas.