Los huecos que la Guardia Civil intenta rellenar del accidente de Diego Jota y André Silva: unas ruedas quemadas, un camionero desaparecido y el GPS del coche

Los huecos que la Guardia Civil intenta rellenar del accidente de Diego Jota y André Silva: unas ruedas quemadas, un camionero desaparecido y el GPS del coche

Es la marca que define el siniestro. Un derrape de unos 50 metros que invade el carril izquierdo de la autovía A-52 en el punto kilométrico 63,300. Un poco más adelante, en la mediana, 100 metros cuadrados de superficie quemada, decenas de metros de valla quitamiedos hechos un ovillo y numerosas piezas de un Lamborghini Huracán que ya habrán sido recogidos por el servicio de mantenimiento de la autovía que conecta Pontevedra con Benavente. Sólo seis días después de un siniestro que se cobró la vida de Diogo Jota y su hermano André Silva, las causas apuntan a un “exceso elevado de velocidad” y a un problema de una de las ruedas del vehículo en el que viajaban.

Son las conclusiones iniciales a las que ha llegado la Brigada de Tráfico de la Guardia Civil de Zamora, la responsable de investigar el accidente. El fuego dificulta mucho su labor, puesto que ha destruido indicios que podrían haber acelerado unas pesquisas que se entregarán al juzgado único de Puebla de Sanabria cuya titular es Elena Rubio González. Es el responsable de concluir lo ocurrido aquella noche del 3 de julio aproximadamente a las 00.40 de la noche.

Una de las cosas más dolorosas fue la necesaria identificación de los cuerpos de los jóvenes por parte de sus familias a través de los objetos personales. Gracias a anillos y otros elementos propios se ha podido concluir que el conductor del vehículo era Diogo Jota. Otra fue la descomposición del caucho de las ruedas, un elemento clave para dilucidar si una de ellas habría podido causar el siniestro. Al parecer, ese derrape o marca de rodadura indicaría que una de ellas tenía un problema.

Para saber más

Es esa propia marca la que apunta también al “exceso elevado de velocidad”: la longitud de la misma, en torno a los 50 metros, y la imposibilidad de controlar el vehículo tras el frenazo, así como el choque posterior. La Guardia Civil confía en que el coche dispusiera de GPS integrado, como muchos de alta gama, para conocer de manera fehaciente la velocidad a la que circulaban los jugadores en el momento del accidente.

De momento son todo indicios a los que se ha tenido que agarrar esta brigada de la Comandancia de Zamora porque no han podido identificar a ningún testigo de lo sucedido. De hecho, siguen buscando al camionero que grabó el vídeo en el que se mostraba el coche en llamas poco después del choque. No obstante, la rápida viralización del vídeo está dificultando mucho llegar a la fuente para poder realizarle un interrogatorio a él o los integrantes de los otros vehículos que se ven en los 25 segundos que ya han visualizado cientos de millones de personas.

Miembros de la Guardia Civil en el lugar del siniestro.EFE

Pese a lo mediático del caso, la Guardia Civil no tiene prisa por resolver un siniestro que podría tener muchas consecuencias económicas y de responsabilidad civil, aunque no se haya cometido ningún delito. La desgracia ya ha ocurrido, pero falta conocer el grado de implicación de todos los actores de la tragedia por si hay reclamaciones posteriores.

Coche de alquiler

Al parecer y según ha podido saber EL MUNDO, el Lamborghini siniestrado pertenecía a una empresa de alquiler de vehículos de lujo de la localidad de Barcelona. Era un coche de matriculación española y con el volante en la parte izquierda. La pregunta que subyace es el periodo del contrato, sobre si la responsabilidad del mantenimiento de las ruedas del coche recaía más en la compañía o en los usuarios y el grado de importancia de las mismas en lo sucedido. La documentación ya está solicitada, pero la Ley de Protección de Datos requiere que se cumplan ciertos requisitos para facilitar esa información al Cuerpo Armado.

Y es que, una vez concluya el informe y se entregue, al estar judicializado, se utilizará para determinar las consiguientes indemnizaciones que procedan. En ellas se tendrá en cuenta el lucro cesante especialmente derivado del salario de Diogo Jota, futbolista del Liverpool, en torno a 7 millones de euros anuales. Aunque el club inglés, en un gesto de buena voluntad, haya decidido pagar íntegramente los dos años que restaban de contrato a la familia del jugador.

Precisamente, a la pretemporada del conjunto inglés, en la que debía presentarse el lunes, se dirigía Jota vía ferry desde Santander acompañado de su hermano. Una reciente operación pulmonar le obligó a tomar esa fatídica alternativa al avión.

kpd