Los jóvenes delanteros han marcado 7 y 4 goles esta temporada y son vitales para Ancelotti. La polivalencia de Rodrygo enamora al italiano: “Está en su mejor momento”
La vida ha cambiado mucho desde el 21 de octubre de 2020. Esa noche, el Shakhtar Donetsk dio una de las grandes campanadas de aquella edición de la Champions y se llevó el triunfo del Alfredo Di Stéfano. El Real Madrid jugaba sus partidos como local en Valdebebas, aprovechando la pandemia para acelerar las obras del nuevo Santiago Bernabéu, y los ucranianos lo hacían en el Olímpico de Kiev, lejos de casa, de una región del Donbass ya asediada por Rusia, pero seguros en la capital del país. En el banquillo madridista se sentaba Zinedine Zidane, Marcelo fue el lateral izquierdo titular, Varane se metió un gol en propia meta, Casemiro intentó gobernar el centro del campo, Marco Asensio inició por la derecha y Luka Jovic sustituyó a Karim Benzema en la punta del ataque. En los visitantes formaban siete futbolistas brasileños y un técnico portugués.
Dos años después, todos los protagonistas de aquel partido han abandonado sus puestos. Aquella derrota puso en peligro el futuro a corto plazo del Madrid en la competición y el 2-0 de Kiev calentó la rampa de salida de Zidane, que a pesar de una excelente fase de eliminatorias dimitió, enfadado con la poca confianza del club, tras caer en semifinales. Ahora el Madrid, que parecía entrar en un periodo de entreguerras, es campeón de Europa con Ancelotti, parte de esa vieja guardia de la que no se esperaba mucho más sigue siendo su columna vertebral y posee un núcleo joven que ha tirado la puerta abajo. Mientras, el Shakhtar sigue sin jugar en Donetsk y tampoco lo hace en Kiev por la invasión rusa. Camina sin campo propio entre Lviv (para la liga local) y Varsovia (para la Champions), está plagado de jóvenes ucranianos, un entrenador croata y no sabe cuándo volverá a la que fue su casa.
“Fútbol champagne”
Por todo esto, el partido de anoche pareció disputado entre dos equipos diferentes a los de 2020. Rodrygo y Vinicius, imberbes en esa época pandémica, hicieron sonreír al público de Chamartín. Algo a lo que el coliseo blanco se está acostumbrando durante los últimos meses. Los “brasiniños“, como empiezan a ser conocidos en Concha Espina, pusieron el 2-0 para el cuadro de Ancelotti en una primera media hora de “fútbol champagne“, como la definió en Twitter la cuenta oficial del Madrid.
En la temporada 2020-2021, esa en la que el Shakhtar ganó en el Di Stefano, Vinicius anotó 6 goles y repartió 7 asistencias en 2.722 minutos. Una acción de gol cada 209 minutos. Rodrygo, por su parte, marcó 2 tantos y dio 8 pases que acabaron en la red. Participó en un momento que subió al marcador cada 129 minutos. Los ocho goles que sumaron entre ambos significaron el 9% de los tantos del Madrid.
El año pasado explotó Vinicius y esta temporada Rodrygo ha empezado a la altura de lo prometido en las últimas semanas del curso anterior: ahora le toca a él. El extremo izquierdo acumula 7 goles y 4 asistencias en 956 minutos, sumando una acción de gol cada 87 minutos, mientras que el ex del Santos lleva 4 goles y 3 pases en 576 minutos. Es parte de un tanto cada 82 minutos. Juntos han dejado atrás aquel 9% de participación en los goles de la temporada 2020-2021 para ser parte vital del actual Madrid: han puesto su sello al 40% de los tantos del equipo: 11 de 27. Si sumamos las asistencias, el resultado es que han sido protagonistas del 66% de los goles. Una barbaridad.
“Es más determinante”
El entendimiento de ambos con Benzema provocó los mejores momentos del Madrid en el partido ante el Shakhtar, aunque a pesar de los 35 remates no lograran ampliar la renta del conjunto blanco y obligaran a Carletto a darles “un toque de atención” en el descanso. “¡Presión! ¡Presión!”, le gritaba el italiano a Rodrygo tras el gol de los ucranianos. El técnico situó al brasileño a la misma altura que Benzema en defensa, formando un 4-4-2, y le dio libertad para moverse detrás del francés en ataque, provocando las combinaciones de los goles. “Con su calidad puede jugar en cualquier sitio. Está en su mejor momento desde que llegué. Tiene que progresar, pero es más determinante. Está progresando muy bien. Lo merece por su aportación”, elogió Ancelotti.
Queda la duda de cómo se las ingeniará el transalpino para hacer hueco a Rodrygo cuando vuelva Modric, asumiendo que Kroos y Tchouaméni son sus centrocampistas titulares y Valverde es un fijo, ya sea en el medio o en la derecha. La explosión de Goes, eso sí, amplía las opciones de un Madrid con mucho fondo de armario y con posibilidad de mostrarse camaleónico por momentos, capaz de abandonar ese eterno 4-3-3 de los últimos años gracias a la polivalencia del brasileño o de Valverde.