El ‘número uno’ sumó 18 golpes ganadores en el quinto set y ya enlaza nueve victorias en 10 partidos que se alargaron hasta la manga definitiva.
El pasado 9 de junio, devorado por la «tensión de un partido tan exigente», Carlos Alcaraz se derretía ante Novak Djokovic en las semifinales de Roland Garros. Sólo cinco semanas después, el número 1 del ránking cerró su triunfo en Wimbledon con 18 golpes ganadores en el quinto set, abrochado en el juego decisivo con una volea, un formidable punto de servicio y una dejada. Es decir, el catálogo de cualquier especialista en hierba que se precie. A Carlos le han bastado 12 partidos sobre césped no sólo para alzar su primer título en el All England Club, sino para inaugurar una nueva era en el tenis.
Para saber más
Desde 2002, nadie osó desafiar la jerarquía de Roger Federer, Novak Djokovic, Rafa Nadal y Andy Murray en Wimbledon, donde el Big Four no había dejado escapar ni una sola final. «Se ha hablado mucho sobre si su juego reúne ciertas características de Roger, Rafa y mías. Estoy de acuerdo. Creo que cuenta con lo mejor de esos tres mundos», admitió Nole minutos después de lo que ya se ha interpretado como un cambio de guardia. «Nunca he jugado ante alguien como él. Es un jugador muy completo y cuenta con una increíble capacidad de adaptación, algo clave para futuros éxitos en todas las superficies», añadió el serbio, el primer sorprendido con el rendimiento de Alcaraz sobre la sagrada pradera del All England Club.
En la rueda de prensa, Djokovic parecía aún aturdido por una derrota casi imposible de anticipar en la hoja estadística. Porque el campeón de 23 majors se había impuesto en 79 de los 80 duelos previos en Wimbledon, donde se había apuntado el primer set. Y venía de enlazar 13 tie breaks de forma consecutiva en torneos de Grand Slam, para un espectacular 21-4 a lo largo de 2023. Sin embargo, lejos de dejarse intimidar por los números o la presión, Alcaraz sacó su versión más agresiva, sobreponiéndonse al despiadado 6-1 inicial y apuntándose el desempate de la segunda manga. Sólo un campeón con tantas ganas de mejorar y con su asombrosa capacidad de aprendizaje pudo convertir el fiasco de Roland Garros en esa furiosa reacción en Wimbledon, donde terminó acorralando a todo un heptacampeón del torneo.
La velocidad del saque
El factor que mejor evidencia la audacia de Alcaraz es el DR [ratio de dominancia, por sus siglas en inglés], un dato de estadística avanzada habitualmente en manos de analistas y jugadores. Se trata del cociente entre el porcentaje de puntos ganados al resto y el porcentaje de puntos perdidos al servicio. Mientras Alcaraz acumuló 1,07 (40 / 37,3), Djokovic tuvo que conformarse con 0,92 (37 / 40,2). Durante la última década, sólo Federer (0,87 en la final de 2019) y Murray (0,82 en la de 2013) habían dejado en una cifra tan exigua al jugador de Belgrado, muy lejos de sus números en las temporadas 2022 y 2021, cuando promedió 1,38. Alcaraz, por contra, viene progresando con esta variante del juego, ya que en 2022 acumuló un 1,23 de media y en este curso ya alcanza un 1,32.
«Tiene una resiliencia mental y una madurez impresionantes para alguien de sólo 20 años. Cuenta con esa mentalidad de toro español, de competitividad y espíritu de lucha que ya vimos en Rafa», incidió Djokovic. Y basta otro vistazo a los números para entender mejor su juicio. Porque en la final, Alcaraz elevó el listón tanto con los golpes ganadores, que duplicaron los de Djokovic (66-32), como con su turno de servicio. De hecho, la velocidad promedio de su saque (195,2 km/h con primeros y 164,9 km/h con segundos) fue la más elevada de sus siete partidos en Londres.
La desmedida fe de Alcaraz en sus posibilidades se percibió durante el último set, donde recordó a aquel joven Nadal que se crecía ante rivales en apariencia superiores. En esos momentos donde se suele encoger la muñeca, Carlos obtuvo sus mejores cifras de la final, tanto en acierto con el primer servicio (66%) como en efectividad en la red (75%). Por no mencionar los tres saques directos, el 74% de puntos con su primer golpe o la total ausencia de dobles faltas.
Un acicate para ‘Nole’
«No cabe duda de que este verano has encontrado tu sitio en la hierba. Estoy seguro de que habrá muchas más batallas magníficas frente a Novak», vaticinó Rod Laver, cuádruple ganador en Wimbledon, que este curso tampoco verá al serbio igualar su asombroso Grand Slam de 1962. En cualquier caso, el reto de Alcaraz representa un fantástico acicate para Nole, casi hastiado de pulverizar tantos récords. A finales de agosto, la rivalidad vivirá un nuevo capítulo en Nueva York, donde el murciano defiende título.
La ruidosa afición de Flushing Meadows suspira por reeditar otro desenlace como el del domingo, donde Alcaraz dejó clara su supremacía. Fue su novena victoria en 10 duelos decididos en la quinta manga, con el único lunar del Open de Australia 2022 ante Matteo Berrettini. Y su mérito se redobla al completarse frente a Djokovic, que en la última década se había apuntado 19 de sus 22 partidos resueltos en el set definitivo.