Las 23 son, obviamente, las medallas a las que aspira España en, más obviamente aún, el año olímpico de 2024, que nace ilusionado, pero temeroso. Otra cosecha insuficiente, inferior a ese idílico 23, incluso el “empate” a los 22 metales de Barcelona,
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Hagamos un ejercicio mental. Por un momento, pensemos en un piloto que ha sido capaz de lograr sus máximos hitos deportivos con un equipo caracterizado por el color rojo, afincado decididamente en Italia y cuya baza diferencial en la conducción es una capacidad abrumadora para mantener una regularidad prácticamente a prueba de errores.
Si hablamos de la Fórmula 1, quien nos viene a la mente de manera automática es todo un mito como Michael Schumacher. Si nos centramos en MotoGP, por lo menos en los dos últimos años de esta exigente disciplina, la figura que se hace con este podio virtual es Pecco Bagnaia.
El año pasado, sólo Jorge Martín pareció capaz de aguantarle el ritmo. De hecho, el piloto del Pramac, con un estilo de pilotaje diametralmente opuesto al del italiano, fue capaz de mantener el pulso con él hasta el último Gran Premio.
Tras imponerse en la Sprint Race del sábado, todo parecía sonreírle. El domingo, en cambio, la impulsividad, su peor enemigo, volvió a jugarle una mala pasada. Un espectacular choque con Marc Márquez acabó por sacarlo de la carrera en la quinta vuelta y su gran rival, tras contemporizar durante unos minutos, se hizo finalmente con el triunfo en la Comunidad Valencia para sumar su séptima victoria del curso.
Bagnaia sumó con el equipo oficial de Ducati un total de siete Grandes Premios el año pasado, a los que se les sumaron también cuatro Sprint Races. En este caso, con Portimao, Austin, Mugello y Spielberg como telones de fondo. No obstante, tampoco hay que olvidar que el italiano dio uno de los grandes sustos de la temporada. Fue en Montmeló, después de salir despedido de la moto al hacerle un extraño la rueda delantera y de que otra de las máquinas, en este caso la de Brad Binder, pasara por encima de sus piernas. Los médicos, finalmente, anunciaron que no había fracturas y una semana después ya firmó la vuelta rápida en San Marino, en una carrera en la que todos los laureles, no obstante, fueron para Jorge Martín.
En los primeros test de este 2024, el vigente campeón se ha mostrado como el gran dominador. Tanto Sepang como Lusail se le dieron realmente bien. Todo invita a pensar que, si le respetan las caídas, volverá a ser el gran rival a batir.
En su caso, se da la combinación perfecta de hombre y máquina. Su moto ya era de las mejores del paddock y este año ha dado incluso un paso más adelante. El propio Bagnaia no ha dudado a la hora de señalar que la considera mucho mejor que la que tuvo en sus manos el año pasado. Desde su punto de vista, es la combinación perfecta de los puntos fuertes de la que pilotó en 2022 con los de la que le permitió reeditar el título de campeón en la pasada temporada.
Principales competidores
Con esas premisas, la nueva Ducati parece, al menos sobre el papel, una máquina casi invencible. Pero eso no es óbice para que haya que tener siempre, por supuesto, y a pesar de que tendrán en sus manos la moto del año pasado, un ojo pegado tanto en lo que pueda hacer el audaz Jorge Martín como otro piloto al que le importa muy poco jugarse el todo por el todo en los circuitos: Marc Márquez.
Los tests oficiales del seis veces campeón del mundo en la máxima categoría del motociclismo han sido realmente prometedores, por mucho que haya tenido que adaptarse a las peculiaridades de su nueva montura, la del equipo Gresini Racing. A eso, y a compartir box con su hermano Álex, quien aspira a afianzarse por lo menos entre los cinco más rápidos del campeonato.
¿Poderío nipón?
Otro foco de interés, sin duda, serán también las motos japonesas. Hace mucho que las que fueron las grandes dominadoras de los circuitos no pasan precisamente por un buen momento. La gran prueba de ello, precisamente, fue el adiós del propio Marc a una marca, Honda, que tantas alegrías llegó a darle en el pasado y que lo llevó por el camino de la amargura en los últimos tiempos.
La marca alada, precisamente, presentó hace tan sólo unas semanas en Madrid la apuesta oficial con la que intentará recuperar sus mejores sensaciones en los circuitos, tratando de pasar página lo máximo posible de su tan reciente historia con Marc Márquez. Yamaha, mientras, tal vez tiene menos urgencias que su más directa competidora. Pero, sin lugar a dudas, también intentará que sus prestaciones le permitan volver a estar lo más cerca posible de unas motos italianas, Ducati y Aprilia, que llevan ya unos cuantos años marcando seriamente la pauta en los circuitos de MotoGP.
Es mediodía y Florent guía la fiesta. Bandera en mano (francesa) grita: «Allez, allez» (Vamos). Junto a él, una decena de personas ataviadas con las camisetas azules de Paris 2024, le secundan. Han puesto la música a todo trapo y bailan en mitad del recinto, despidiendo al público que acaba de asistir a la final de escalada masculina, en Le Bourget, barrio al norte de París. Florent lleva así, aunque alternando escenarios y competencias, desde el
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