Que Iker Muniain no es un futbolista más es bien sabido, pero verlo jugar en la Liga argentina con los colores de San Lorenzo sorprende incluso tratándose de él, porque Muniain mismo se encargó de explicar muchas veces su fanatismo por River Plate. Un fanatismo que en diciembre de 2018 lo llevó a subirse a una furgoneta junto a un amigo y ver el partido camuflado bajo una peluca. Al día siguiente el Athletic jugaba un partido clave para evitar el descenso, pero la prioridad era River.
«Ese partido era algo que se daba una vez en la vida», explicó en su momento el español, que hoy es capitán de San Lorenzo de Almagro, uno de los cinco grandes del fútbol argentino y el equipo del Papa Francisco.
¿Cómo llegó allí? Por videoconferencia.
«La decisión fue sencilla. Tuvimos una primera reunión por videoconferencia, con el presidente, cuando yo estaba en Bilbao. Luego tomamos un avión, vinimos, me reuní con el presidente y con el técnico, pudimos hablar de todo, me contaron las ideas de trabajo. Todas las partes pusimos algo para cerrarlo», explicó Muniain en su momento las razones de su llegada al fútbol argentino. Toda una excentricidad: lo habitual es que los argentinos jueguen en Europa, no al revés. Y no pasa necesariamente por una cuestión futbolística, sino por razones económicas. San Lorenzo será uno de los cinco grandes, pero su economía es frágil, lo que llevó a muchos a preguntarse cómo es que fichaba a un jugador de la Liga.
«Hay una empresa que nos está apoyando, que es sponsor del club, y dos personas amigas, empresarios, que van a ayudarnos también de forma desinteresada, sin pedir nada a cambio, porque querían que juegue en el club», explicó el presidente de San Lorenzo, Marcelo Moretti.
Una gira todavía recordada
Lo de «sin pedir nada a cambio» es un concepto poco realista en el fútbol, pero más allá de cómo termine la historia en lo financiero, Muniain se salió una vez más con la suya: está viviendo una nueva aventura. Hombre de un solo club hasta los 31 años, el Athletic, apostó por una experiencia de puro fútbol y firmó hasta diciembre de 2025 con San Lorenzo, un equipo al que le sobra historia, pero no dinero. En una gira a finales de 1946 y principios de 1947, los «cuervos» fueron aclamados en España: un 4-1 sobre el Atlético Aviación, dos victorias sobre la selección española (7-5 y 6-1), una sobre la portuguesa (10-4) y apenas una derrota en un total de diez partidos, el 4-1 que le propinó el Real Madrid. Aquel 6-1 sobre España en el campo de Les Corts, en Barcelona, se saldó con un grito de la afición local en catalán, rendida ante el juego de los argentinos, una rareza por entonces : «Son els millors del món» [Son los mejores del mundo].
Hay veteranísimos hinchas de San Lorenzo, entre ellos precisamente el Papa, que aún recuerdan aquella gira. También a Isidro Lángara y Ángel Zubieta, dos vascos que brillaron en el club. Muniaín es, así, continuador de una historia en la que España ya jugaba desde hacía décadas.
¿Cómo no aprovechar la oportunidad de jugar en Argentina?
Con el 80 en la espalda, el ex del Athletic quiere ser un abrepuertas, convencer a otros jugadores europeos en la recta final de que la Liga argentina «está creciendo».
«Muchos excompañeros míos lo recibieron bien y me dijeron que iban a seguir a San Lorenzo a la distancia», aseguró Muniain, perfectamente adaptado a los usos y costumbres porteños, desde el mate a los asados.
Los malos resultados de San Lorenzo
Si esos compañeros siguen a Muniain, seguramente estarán sorprendidos: desde verlo marcar dos goles en su debut como titular, la victoria sobre Banfield, hasta encontrarlo convertido en el capitán del equipo.
«Fue algo que se decidió en la última charla que tuvimos en el hotel, antes de salir para el estadio», explicó Muniain a Olé. «Tener el brazalete es una responsabilidad. Trataré de hacerlo de la mejor manera, defendiendo al equipo, al club y a la hinchada para ayudar a que San Lorenzo crezca y podamos salir de la situación en la que estamos.
La «situación» es complicada: San Lorenzo, ahora dirigido por el experimentado Miguel Ángel Russo, marcha 21 entre 28 equipos. Y Muniain, que no dice «bonito», sino «lindo», que no dice «afición», sino «hinchada», que no dice «campo», sino «cancha», no quiere que la historia termine mal y antes de tiempo: «Jugamos porque lo amamos, pero también por la gente, para que estén felices».