La ‘Pasión’ de Sergio Ramos en Sevilla, dos décadas de amor-odio y una afición dividida: “Necesitábamos que pidiera perdón”

La 'Pasión' de Sergio Ramos en Sevilla, dos décadas de amor-odio y una afición dividida: "Necesitábamos que pidiera perdón"

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Palop, Del Nido y muchos aficionados descifran el sentir de una ciudad “pasional”. “No quería que volviera”, admiten varios. “El Sevilla y Ramos merecían reencontrarse”, reconoce el ex presidente.

Sergio Ramos, en su presentación.RAUL CAROEFE

No hay ciudad más devota que Sevilla, donde la Semana Santa trasciende lo religioso para convertirse en eje central de la vida durante una parte del año. El ciclo de la Pasión de Cristo inunda sus calles con las estaciones del vía crucis como iconografía principal. La detención, el juicio, la oración, la flagelación, la crucifixión, el descenso de la cruz, la resurrección… Todas las representaciones de los últimos momentos de la vida de Jesús se viven con una pasión especial entre los rincones de la capital, porque tampoco hay ciudad más pasional que Sevilla. Y en Sevilla, lo único que compara su pasión a la de la religión es el fútbol. Lo sabe Sergio Ramos, de vuelta al Sánchez Pizjuán después de 18 años de más odio que amor con Nervión. Hoy recibe por primera vez al Real Madrid, su Real Madrid, afrontando todavía su propia Pasión.

Las calles de Sevilla que beben más rojo sevillista que verde bético no olvidan dos fechas que canalizan por completo la Pasión de Sergio Ramos. El 31 de agosto de 2005 y el 12 de enero de 2017. La primera marca el pago de la cláusula de rescisión del joven central, que a sus 19 años cambió Nervión por el Santiago Bernabéu por 27 millones de euros. La segunda fue todavía más polémica. Doce años después de su salida, en una visita del Madrid al Pizjuán por los octavos de la Copa del Rey, Ramos anotó un penalti a lo Panenka y lo celebró encarándose con los Biris y pidiendo perdón al resto de la afición.

Esos dos días y lo que generaron entre el futbolista y la grada tuvieron su eclosión en el 4 de septiembre de este año, cuando el Sevilla anunció su regreso. Cisma en el club, en Nervión y en la ciudad. “Siempre se ha hablado de esa relación de amor-odio. Sucedieron algunos roces, pero todo se soluciona con lo que está haciendo Ramos. Está siendo profesional. La afición del Sevilla no es rencorosa”, admite a este periódico Andrés Palop, ex capitán del equipo. “Si se muestra sincero, la grada lo agradece. Es pasional para lo bueno y lo malo. Si el jugador se identifica con el club, la afición se lo da todo”, insiste el guardameta.

Dentro del Sevilla, calma después de la tempestad. “Es uno de los nuestros“, clama en declaraciones a EL MUNDO José María del Nido Carrasco, hijo del ex presidente y actual vicepresidente primero de la entidad. “Ha llegado con toda la ilusión y las ganas. Y la afición lo ha entendido desde el primer momento y tiene muchas ganas de disfrutar con él-. Nos va a ayudar muchísimo”, termina.

Al teléfono contesta también José María del Nido, el presidente que observó la salida del defensa hacia el Madrid y que fue parte de la guerra de versiones que sucedieron al adiós de Ramos en 2005. “El Sevilla y Sergio merecían encontrarse de nuevo. Todas aquellas distensiones que hayan podido existir se terminan cuando se vuelve a poner la camiseta”, explica a EL MUNDO. “No he hablado con él, pero le veo ilusionado y fuerte. Es una magnífica incorporación y ha renunciado a cantidades astronómicas para retirarse en el club de sus amores. Aquel que haya tenido algún problema con él ha pasado página“, anuncia el directivo, que trabaja en su regreso a la cúpula hispalense.

“No quería que volviera”

Pero en la calle el debate existe y las páginas todavía no se han pasado del todo. Basta un paseo por los alrededores del Pizjuán para descubrir el sentir de las diferentes generaciones que llenan cada semana el estadio. “No quería que volviera, mi opinión ha sido muy mala sobre él todos estos años, no veía que respetara a la afición, al Sevilla y a sus jugadores, venía aquí a lucirse. Pero cuando pidió perdón comencé a empatizar con él. Está demostrando que la camiseta le duele”, asegura Silvia, investigadora postdoctoral de 34 años. Para Paco, jubilado de 64 años, Ramos “no ha actuado bien”. “Ha hecho y dicho muchas cosas que han estado fuera de lugar sabiendo que iba a molestar a la afición. Yo no quería que volviera. Me gustó que pidiera al menos disculpas, pero han sido muchas cosas durante muchos años las que ha hecho mal, y muchas de ellas no fueron espontáneas”.

El camino por los aledaños de Nervión divide un poco las opiniones, desde la calle Luis de Morales a la Avenida Eduardo Dato. Así es la Pasión. “Me ha sentado bien que vuelva. No creo que lo que hiciera aquel día en el Pizjuán fuera de mala fe, sino una reacción puntual. Ha renunciado a mucho dinero por venir y se lo agradezco”, declara Enrique, militar de 55 años. En la misma línea se muestra Alejandro, estudiante de 21: “Mi opinión sobre él no era muy buena porque me he criado entre insultos y pitos contra él, pero decidió bajarse el salario y pidió perdón, que es lo que necesitábamos. Todo para volver al club de su vida. Es el líder de la defensa”. También está contento Javier, de 27 años e investigador del CSIC: “Me ha gustado que vuelva, era necesario. Sabían que iba a ser polémico pero yo sí quería que volviera. No necesitaba perdonarle nada si venía con ganas de partirse la cara por la camiseta”

“Me emocioné en su presentación”

En las peñas sevillistas, el dolor y los sentimientos por las dos décadas de enfrentamiento entre Ramos y la grada siguen a flor de piel. “No me hizo daño que se fuera, pero las formas me sentaron mal“, contesta Carlos, de 38 años, presidente de la Peña Sevillista Giraldillo. “No lo llegué a odiar, pero me pareció torpe. Torpísimo. Ese día (el del gol en el Pizjuán) se le vio el ego”, reconoce. Pero verle con la camiseta lo cambió todo: “Me emocioné en su presentación. Creo que él tenía la espina de Navas y Puerta, que son amigos suyos y han sido leyendas en el club, y ha venido a intentar convertirse en eso”.

Joaquín, de 40 años y de la peña Mi Tío Tenía Razón, es más duro con él: “Primero estuve enfadado por su salida y luego me resultó indiferente. Pero empezó a querer enfrentarse a la afición, a querer demostrar que tenía razón… Y esa indiferencia se convirtió en tirria. Me daba coraje. No sabía estar a la altura. No quería que volviera, parece que el aficionado tiene poca memoria… El mercado te da suficientes opciones como para esperar a un jugador que tiene a la mitad de la grada en contra”, critica. Joaquín admite que “no le voy a pitar nunca a un jugador del Sevilla”, “pero no le tengo aprecio”. “El rendimiento dirá”.

Dentro de lo pasional de la afición también hay hueco para relativizar las cosas, como hace Enrique, de 57 años y trabajador de la industria farmacéutica. “¿A quien no le ofrecen dos duros más para cambiar de trabajo y no lo hace? Esta hipocresía está muy arraigada en este entorno“, reflexiona sobre su fichaje por el Madrid. “Lo de enfrentarse a la grada ya hay que entenderlo en un contexto determinado. Todo esto viene intoxicado por una manipulación que se hace de su venta“, insiste, y cree que ya se está viendo “el acierto de traerlo por lo que aporta al equipo y al vestuario deportiva y humanamente hablando”.

La calle habla y el césped del Pizjuán espera el Sábado de Ramos definitivo. Su Sevilla y su Madrid.

kpd