Corrupción, espías y muertes, el fútbol en el Berlín de la antigua RDA: “Nadie quería jugar aquí”

Corrupción, espías y muertes, el fútbol en el Berlín de la antigua RDA: "Nadie quería jugar aquí"

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El Madrid visita hoy por primera vez en partido oficial a un club de Berlín, el Unión. El Muro dividió social y económicamente a las dos Alemanias, pero también a su fútbol. El Dynamo, el equipo de la Stasi, dominó la liga.

Erich Mielke, jefe de la Stasi, saluda a un jugador del Dynamo Berlín.GETTY IMAGES

Los invitados VIP que esta noche llenen los palcos del Berliner Olympiastadion para ver el Unión Berlín – Real Madrid cenarán en un restaurante de cinco estrellas situado en el sitio exacto, remodelación mediante, desde el que Adolf Hitler saludó al ejército nazi y a sus seguidores durante la apertura de los Juegos Olímpicos de 1936. Será el segundo partido oficial del conjunto blanco en la capital alemana, el primero contra un club de la ciudad. Y es que en algo tan simple como la cantidad de enfrentamientos contra el Madrid se puede medir la calidad histórica de un equipo de fútbol y el éxito deportivo de una urbe. Y ahí, la visita de los blancos a la capital explica también los problemas socioeconómicos tras un siglo de guerra, división y paz en Berlín.

Si el Bayern de Múnich es el equipo al que más veces se ha medido el Madrid en Europa y el fútbol alemán ha sido y es una de las principales potencias del mundo, tanto a nivel de clubes como de selecciones, ¿por qué Berlín, su capital, nunca ha tenido un gran club de fútbol? La respuesta, como casi todo en la ciudad, se remonta a la segunda mitad del siglo XX. En el libro Tor! La historia del fútbol alemán, Ulrich Hesse resume la realidad futbolística de Berlín después de la Segunda Guerra Mundial. «Para entender qué salió mal en el fútbol de Alemania del Este hay que entender una aparente paradoja. Algunos miembros del Partido Comunista que gobernaban el país veían el fútbol de manera similar a los nazis. Decían: ‘Los atletas de la RDA deben comprender que deben aprender a ganar competencias por la causa de nuestro estado obrero y campesino’. Todo esto sonaba a la retórica nazi: perder estaba prohibido y los deportes que entrañaban el riesgo de perder estaban mal vistos. Eran jefes de partido engreídos que hubieran preferido que los jóvenes se hubieran dedicado a la natación o al levantamiento de pesas», reflexiona el autor. En el fútbol, el riesgo de perder era muy alto.

El Mundial de 1954, el Muro y la Bundesliga

En el inicio de la década de los 60 y después de la victoria de la Alemania Federal en el Mundial de 1954, un golpe anímico tremendo a la RDA y un impulso para la zona occidental, un factor político y un factor deportivo clavaron la tumba del fútbol al este de Berlín. Por un lado, es obvio: la construcción del Muro, que dividió en dos la ciudad y dejó a millones de personas en dos realidades sociales y económicas completamente diferentes. Por otro lado: la prohibición inicial para que los equipos de la RDA disputasen competiciones europeas y la creación de la potente Bundesliga en la Alemania Federal, con sólo un equipo de Berlín Oeste, el Hertha. «Los jugadores no querían venir aquí», admite Alberto Doblaré, director de comunicación en español del Unión Berlín, rival del Madrid.

A partir de la unificación, sólo 5 equipos de territorios de la antigua RDA han jugado en la Bundesliga, sin incluir al Leipzig, creado en 2009. Union Berlin, Dynamo Dresde, Hansa Rostock, VFB Leipzig y Energie Cottbus. «A los del Este se les trató como ciudadanos de segunda», añade Doblaré. El desarrollo social y económico del Oeste atraía más inversiones y en el Este sólo un equipo tenía herramientas para ganar: el Dynamo Berlín, el equipo de Erich Fritz Emil Mielke, jefe de la Stasi, la agencia de espionaje del gobierno. Un club campeón pero odiado por todos los demás.

La muerte de Eigendorf

La obsesión de Mielke con el fútbol llegó al punto de recolocar a los mejores equipos de la RDA en Berlín y construir una red corrupta que beneficiara al Dynamo. No hay más que ver cómo se creó el equipo, renombrando al primer Dynamo Dresden, campeón en los 50, y obligando a sus futbolistas a mudarse a la capital. No le salió del todo bien, porque algunos jóvenes refundaron el club en Dresden, donde había una gran afición, y décadas después llegaron a ganar el título de la RDA y a jugar en Europa. Unos viajes que no gustaban del todo en la zona comunista y que hizo que la Stasi hiciera espías a muchos futbolistas de los equipos que jugaban competiciones europeas.

Ulrich Hesse cuenta la historia de Lutz Eigendorf, un jugador del Dynamo de Berlín, el equipo de Mielke, que no regresó al hotel del club tras un partido contra el Kaiserslautern, de la zona Occidental donde se jugaba la Bundesliga. «Según testigos presenciales, Mielke se enfureció y gritó: ‘¡Eigendorf nunca jugará en la Bundesliga!’. Pero lo hizo. Cuatro años después, murió en un accidente. Dos décadas más tarde, un cineasta alemán descubrió nuevas pruebas, incluidos archivos secretos de la Stasi que indicaban que hasta 50 agentes habían estado siguiendo cada movimiento de Eigendorf», relata, al mismo tiempo que insiste en la presión para que los mejores jugadores de Dresden y Magdeburg jugaran en el Dynamo y en su influencia en los árbitros. El equipo de la capital ganó diez ligas seguidas, pero la asistencia cayó a menos de 10.000 personas por partido cuando en Dresden entraban 30.000.

Con la reunificación, sólo dos equipos de la Oberliga de la RDA entraron directamente en la Bundesliga, mientras que el resto se repartió en divisiones inferiores y sus mejores jugadores ficharon por clubes de la elite alemana. Si alguien pensaba que la unión del país y de su fútbol situaría a los clubes de la RDA en el mismo escalón que los de la Alemania Federal, se equivocó.

De Sammer a Kroos, los jóvenes futbolistas de la antigua RDA

«La frontera física, el Muro, fue derribado, pero la frontera psicológica no. A los clubes del Este les cantaban ‘¡Construid de nuevo el muro!’. Y sus mejores jugadores, como Mathias Sammer, dejaron el club a cambio de un dinero que los funcionarios utilizaron para llenarse sus bolsillos», escribe Hesse.

Ahora el Unión, «un equipo obrero», sentencia Doblaré, «enfrentado» en su momento al Dynamo de Mielke y la Stasi, único club de la antigua RDA (y de Berlín) en la actual Bundesliga, recibirá al Madrid en el feudo que un día levantó Hitler. Lo hará, además, ante Toni Kroos, el único jugador de la Alemania campeona del mundo en 2014 que nació en la RDA. El centrocampista nació en Greifswald 56 días después de que cayera del Muro y 9 meses antes de la reunificación oficial, y con 16 años cambió el Hansa Rostock por el Bayern.

Kroos, visitará por primera vez con el Madrid el Estadio Olímpico, que no es el campo del Unión, pero la UEFA le obliga a jugar ahí porque en el suyo la grada está pensada para estar de pie. Mientras, los grandes clubes de la RDA se diluyen en las divisiones regionales del fútbol alemán. El Dynamo Berlín y el Carl Zeiss Jena, que se llegó a enfrentar al Madrid en la UEFA del 82, juegan en 4ª división; el Dresden en 3ª y el Magdeburgo y el Hansa Rostock en 2ª. «La mayoría de los niños no llega ni a los equipos juveniles en el Este. A los 12 o 14 años se los llevan los clubes occidentales económicamente más fuertes», declaró en su momento Eduard Geyer, último seleccionador de la RDA.

kpd