Mundial de Fútbol Femenino
La selección femenina disputará por primera vez la final de un Mundial. Salma y Olga, heroínas ante Suecia. “Este equipo puede con todo”, admitió Paralluelo. “Casi me quedo sin respiración”, bromeó Carmona.
Ahí, en el Eden Park de Auckland, Nueva Zelanda, en el penúltimo techo del fútbol femenino español, en la cita de las citas de todas las jugadoras que a lo largo de tantos años pelearon para alcanzar un único sueño colectivo, no podían faltar ellas. Alexia Putellas, icono del presente que quedará en el futuro, reflejo del talento sobrenatural que hay en nuestro país y dos veces ganadora del Balón de Oro, fue la gran sorpresa de Jorge Vilda en la alineación de la semifinal del Mundial. A su lado, la zaragozana Salma Paralluelo, atleta de serie, futbolista por pasión, huracán de la revolución moderna del fútbol español.
La rotura del cruzado de Alexia en la víspera de la Eurocopa del pasado verano frustró las esperanzas de la selección en el torneo, pero su recuperación hacia esta Copa del Mundo ilusionó a la afición, amplió el techo del equipo y calmó los ánimos de un vestuario agitado por la polémica entre Vilda y ‘Las 15’. Alexia, líder de esta generación, no fue parte de la revolución, pero sí la apoyó. Su regreso lo significó todo.
Durante este Mundial ha guardado silencio. No ha querido echar gasolina a una discusión que se ha congelado mientras dura el fútbol y se ha centrado en recuperarse a tiempo para lo que de verdad importaba. Y había pocos escenarios mayores que una semifinal ante Suecia, tres veces tercera en Copa del Mundo, dos veces plata en los Juegos y una vez campeona de Europa.
A lo largo de su carrera, los hombros de Putellas han asumido tres derrotas en cuartos de final de Eurocopas y los históricos octavos del último Mundial ante Estados Unidos. Cuatro momentos que quedan ya en la memoria ante el hito de Nueva Zelanda. La presencia de Alexia en el once fue más mental que futbolística, y no por ello fue menos importante. A la jugadora del Barça le costó entrar en el ritmo del partido, pero España sonrió al verla y fue mejor que su rival durante el inicio del duelo. Cuando Putellas aceleró la marcha, las de Vilda tuvieron sus mejores opciones en ataque. Merecieron más, pero no acertaron en el último pase. Ser mejor que su rival en un momento así ya habla de lo que es esta generación.
El fuelle y la rodilla de Alexia duraron 57 minutos. Cuando Suecia elevó la intensidad, la catalana sufrió y Vilda no dudó en cambiar el tono del partido dando el testigo a Salma, heroína en la prórroga de los cuartos contra Países Bajos y tocada por la varita del éxito desde niña. Mientras España caía en la Eurocopa del pasado verano, ella lideraba a la sub’20 que levantó el Mundial en Costa Rica marcando dos goles en la final contra Japón. Antes había conquistado el Europeo y el Mundial sub’17.
A sus 19 años, su gol a diez minutos del final del partido cumplió el sueño de todas las que una vez tocaron un balón y aunque Blomqvist puso el miedo en el cuerpo, el zurdazo de Olga Carmona completó el ciclo. La sevillana del Real Madrid, de 23 años, capitana del vestuario, es también el reflejo del cambio de ciclo que se ha dado en la selección en los últimos años. Otra de esas promesas que un día levantaron un título con España en inferiores (Europeo sub’19) y que ahora buscan la gloria con una absoluta que jamás ha conquistado el cielo.
El domingo, a las 12 de la mañana hora española, será histórico. El rival será Australia o Inglaterra, pero enfrente estará por primera vez España. “Habéis puesto al país en pie y ahora toca sacarlo a la calle. ¡A la final!”, gritaba Jorge Vilda en el corro que formaron el cuerpo técnico y las jugadoras tras el pitido final. “Es un día histórico, hemos pegado un pelotazo. Nos empataron, pero con el alma, con la magia… Este equipo se sobrepuso. Es una inmensa felicidad”, valoró el seleccionador, que explicó el cambio de Alexia por Salma. “Lo estábamos pasando mal, ellas estaban llegando más y cambiamos el partido. Tuvimos más llegada, más mordiente y ha salido bien. Estar en Sydney en la final de un Mundial… Todavía tengo los pelos de punta”.
Sobre el césped, Salma pedía más: “Hemos ido pasando de reto en reto y ahora tenemos el último. Ha sido una pasada, un partido muy duro, pero hemos sabido remontar. Este equipo puede con todo“.
La jugadora del Barça admitió que “he pensado en mi familia, en toda la gente que me apoya, en ellas, en mis compañeras… Lo merecíamos. Nos queda un último empujón”.
En los vestuarios, la más buscada fue Olga Carmona, cuyo golazo puso a España camino de la final de Sydney: “Alba (Redondo) dice que me va a poner un monumento”, bromeó la andaluza. “En la celebración se han echado todas encima mía, casi me quedo sin respiración, nunca había vivido algo así. ¡Que viva España!”, aseguró en zona mixta.