Brais Méndez (Mos, Pontevedra, 1997) es un experto en salud mental. No por estudios, sino por golpes. Canterano del Celta, al éxito en el primer equipo gallego, con una convocatoria de la selección incluida, le siguieron los abucheos de la grada cuando su nivel no fue de sobresaliente. Ahí empezó a ir al psicólogo. De forma natural, sin grandes esfuerzos. Ahora, cinco años después, ha sido el máximo goleador de la Real Sociedad en Champions League con tres tantos y hoy recibe al Real Madrid en el Reale Arena.
- Han pasado cinco años desde que hablara de salud mental por primera vez, cuando fue pitado en Balaídos. ¿Cómo lo ve ahora?
- Tengo mucho más conocimiento, en ese momento no tenía ni idea. Y ahora lo veo en perspectiva, por haberlo pasado y haberlo superado. Saber lo que has pasado y lo que no quieres volver a pasar.
- ¿Qué superó exactamente?
- No creo que haya sido una depresión, pero sí un muy mal momento. Lo que peor llevaba era el no disfrutar del fútbol. El no querer jugar el fin de semana… Pasé de amar una cosa a no querer tenerla delante. Fueron un cúmulo de cosas. Era un momento delicado en el Celta, hubo una etapa en la que faltó Iago Aspas, que era nuestro referente, y yo quise colgarme esa mochila de responsabilidad. Pero las cosas no salían, las críticas cayeron en mí, se juntó con silbidos en el estadio, que mi familia lo pasó mal por eso… Fueron un cúmulo de cosas que hicieron que mi cabeza hiciera ‘clic’ y que no fuera capaz de superar esa situación. La bola se hizo más grande e incontrolable.
- ¿Y qué hizo en ese momento?
- Al principio no quería verlo, decía que ya vendrían tiempos mejores. Pero cuando el momento se hace largo, que durante la semana te encuentras bien pero llega el fin de semana y ves que no, que estás bloqueado y que no eres capaz de hacer nada. Cuando son meses así dices algo pasa, algo hay que hacer.
- ¿Recuerda la primera charla con el psicólogo?
- Iba recomendado por alguien que pasó algo parecido y fue sencillo explicarle lo que yo estaba viviendo. Que no disfrutaba el fútbol. Que no quería nada más que salir y disfrutar como lo había soñado de pequeño. Desde el principio entendí lo que quería que hiciera e hicimos un buen tándem.
- ¿Qué le recomendaba?
- Cosas básicas, centrar la mente en el juego, en mi mismo, en lo que podía controlar. En muchos momentos mi cabeza pensaba ‘si fallo este control me van a pitar’, y eso no te permite disfrutar ni jugar. Eran ejercicios como estar concentrado en el trayecto de casa al entrenamiento, que te conoces perfectamente, pues estar concentrado en eso al 100%. Y luego aplicarlo al campo. Me fue de maravilla.
- ¿Se notaba con peor actitud con su familia?
- Estaba más cabizbajo, triste… Pero era sobre todo el fin de semana. Yo entrenando disfrutaba y me lo pasaba bien, era luego al verme en el foco con 20.000 personas viéndome y juzgándome. Eso era lo que me hacía pasarlo mal.
- ¿Cómo es esa relación con el psicólogo? ¿Va de forma constante o sólo cuando cree que tiene problemas?
- Yo charlo con él cada dos semanas, más o menos. Él ve los entrenamientos, ve actitudes o cosas que me comenta y yo le comento mis sensaciones, o cosas que quiero mejorar mentalmente, porque la concentración te puede fallar en algunos momentos.
- ¿Y si le pitaran ahora?
- Sería totalmente distinto. Obviamente no me gustaría porque soy de los que piensa que durante los 90 minutos del partido hay que animar y luego ya mostrarás el enfado. También en aquel momento tenía 21 años, era muy joven, acababa de llegar al fútbol profesional y no sabía cómo funcionaba. Ahora las cosas son distintas.
- Hablemos de fútbol. Vaya temporada.
- Para mí es una temporada histórica. Tengo la espina clavada de fallar el penalti de la semifinal de Copa contra el Mallorca porque había mucha ilusión en el vestuario y la grada. Es duro y lo pasé mal, pero es fútbol, y eso también se trabaja mentalmente. Pero haciendo un balance general, muy feliz. Perdimos en Champions con el PSG y seguimos peleando por estar en Europa un año más.
- El calendario no para. ¿Exprimen demasiado a los futbolistas?
- Creo que es una maldita locura. Jugar cada tres días durante tres o cuatro meses seguidos es una barbaridad y admiro a los que lo han hecho durante diez o quince años. Me parece que es una locura, creo que cada vez meten más partidos, la gente viaja más lejos, volver de madrugada, entrenar… Es una barbaridad. Nos estamos cargando a los jugadores, es normal que haya lesiones y que la gente no aguante el ritmo. Irá a más.
- Los críticos dirán eso de “cobran mucho, lo llevan en el sueldo”.
- Estoy acostumbrado a escuchar eso. Me parece el comentario más básico que puede existir. Lo que cobres no tiene nada que ver con que estés bien o no mentalmente o que el cuerpo no aguante jugar cada tres días partidos que cada vez son más exigentes. Son comentarios que se escuchan siempre pero que creo que pueden ir yendo a menos porque la gente está más concienciada con la salud mental.
- ¿Los comentarios por la Fantasy qué tal los lleva?
- Eso es más por la calle (risas). Te encuentras a algún chaval que te dice que te tiene en el Fantasy, que te tiene de capitán y que le has dado pocos puntos. “Te toca venderme”, les digo de coña. Siempre que sea de buen rollo, guay. Me hacen gracia.
- ¿Los comentarios en las redes son peor que los pitos? Usted se borró Twitter.
- Twitter es la mejor red social que existe pero la gente lo utiliza para otra cosa, es muy fácil esconderse detrás de un apodo, no hace falta DNI y se ponen auténticas barbaridades. Me encantaría tener Twitter para seguir la NBA y la NFL, pero no quiero.