Los comisarios le impusieron una sanción de 30 segundos por no cumplir condiciones de seguridad y el asturiano se quedó sin puntos y perdió la séptima posición conseguida durante la carrera
La FIA ha admitido el recurso impuesto por Alpine y le ha devuelto a Fernando Alonso la séptima posición y los siete puntos que perdió tras ser sancionado después del Gran Premio de Estados Unidos.
Los hechos ocurrieron el pasado fin de semana, cuando los comisarios le impusieron una sanción de 30 segundos por no cumplir las condiciones de seguridad, al disputar el último tramo del GP de Estados Unidos sin su espejo retrovisor derecho. De este modo, el asturiano, que había cruzado la meta en séptima posición tras una gran remontada, se quedaba sin puntos.
Alpine presentó un recurso pero la FIA lo rechazó en un primer momento alegando que había llegado ocho minutos tarde. Después, en una segunda reunión, sí han aceptado el recurso impuesto por el equipo del asturiano, una decisión que ya han celebrado en su cuenta de Twitter.
“El equipo BWT Alpine F1 Team agradece a los comisarios de la FIA que se hayan reunido y hayan llegado a una conclusión positiva sobre el asunto del coche nº14 del Gran Premio de Estados Unidos del pasado fin de semana”, aseguran en referencia al vehículo de Fernando Alonso.
Se presentó en Austin a 55 puntos del liderato y pone rumbo a México a sólo 40, con la mirada inyectada en sangre, cada vez más convencido de que puede obrar el milagro. Max Verstappen venció con autoridad en Austin por delante de Lando Norris y Charles Leclerc, reducidos a comparsas, enfrascados en su particular duelo, definido más por sus carencias que por sus virtudes. No hubo modo de acercarse al tetracampeón, que enlaza tres victorias en las cuatro últimas carreras para pánico de Oscar Piastri. El líder del Mundial, quinto en la meta, se limitó a pasar desapercibido y a sacar la calculadora hasta cruzar quinto la meta.
Siempre lo hace parecer sencillo, pero baste recordar la suerte que corrieron los tres anteriores polesitters en el Circuito de las Américas, donde Norris acabó cuarto el año pasado, Leclerc fue descalificado en 2023 y Sainz tuvo que abandonar en 2022. Ajeno a estas contingencias, Verstappen lideró de punta a punta, con vuelta rápida abrochó ayer su séptimo grand chelem, superando ya a Lewis Hamilton y a sólo uno del récord de Jim Clark.
En el momento en que retiraron las mantas del Ferrari, dejando al aire los neumáticos de Leclerc, el panorama se despejó aún más para Mad Max. La única prioridad del holandés era doblar la primera curva en cabeza, un logro en apariencia sencillo, pero que ningún autor de la pole había llevado a término desde 2019. A partir de ese momento, sólo debía apretar a fondo para cimentar su ventaja. A partir de ahí, calcar la estrategia de Norris en boxes.
Abandono de Sainz
Verstappen cumplió con creces su cometido, favorecido además por la elección de Leclerc, ganador el año pasado en esta pista. Con los blandos, el monegasco había prendido de inicio sus fuegos artificiales, superando incluso a Norris, obstaculizando de este modo cualquier intento del británico. De sobra sabía Max que no podían permitirse ciertas licencias en McLaren, con Piastri atascado en la quinta plaza, por delante de George Russell.
Durante el primer tercio de carrera, las únicas noticias de McLaren llegaron a través de las advertencias de los comisarios por los track limits. Hasta que en la vuelta 20 enseñaron una bandera blanca y negra a Norris. Si volvía a rebasar alguna línea blanca con las cuatro ruedas sería penalizado con cinco segundos. Por entonces, Lando parecía desesperado a la estela de Leclerc, a quien sólo pudo superar traccionando en la curva 11. Sin gomas, Leclerc suponía otra presa fácil para Lewis Hamilton. Sin embargo, en lugar de cederle paso, los Ferrari se jugaron el pellejo en una absurda pugna, previa al paso por boxes de Charles.
La inercia positiva, reforzada con su podio del sábado en la sprint race, le duró apenas seis vueltas a Sainz. Las prisas fueron malas consejeras para el madrileño, que obsequió al respetable con una fantástica maniobra ante Oliver Bearman en la curva 12, pero que no anduvo tan fino frente a Andrea Kimi Antonelli. Se empeñó Carlos en meter el morro en el interior de la curva 19 y se topó con el Mercedes. Con tan mal fario que el impacto le forzó a la retirada, mientras el italiano marcaba la vuelta rápida rodando penúltimo, sólo tras Alex Albon, que también había chocado con Gabriel Bortoleto.
Sainz, frente a Antonelli, el domingo en Austin.AFP
Mientras tanto, Alonso controlaba los bostezos en la décima plaza, a mitad de camino entre Nico Hulkenberg y Liam Lawson. No daba para más el AMR-25, el octavo coche de la parrilla, así que ese punto debería incluso considerarse como bueno en Aston Martin.
En la vuelta 32, Norris se pasó de frenada en el pit-stop, bloqueando a su llegada al cajetín. Las operaciones de los mecánicos se alargaron 3,8 segundos, un retraso que le obligaba a ceder otra vez la segunda plaza a Leclerc. Por descontado, Verstappen pidió de inmediato su turno y los mecánicos de Red Bull cumplieron con solvencia (2,6 segundos). A partir de ese momento su única preocupación sería redondear el grand chelem, completado gracias al pit-stop de Russell, que le permitía liderar las 56 vueltas.
Norris, por el contrario, debía remar contra corriente, sin abusar en las trazadas, alejándose lo más posible de los bordillos. "No tengo agarre cuando me acerco", lamentaba, en referencia al mal endémico del MCL-39 con aire sucio. Se percibía su desesperación a través de la radio, pero él aguardó su momento. A cinco giros del final, Lando reconquistó la segunda plaza con una bonita maniobra en la curva 12. Muchos metros por detrás, Piastri jamás inquietó a Hamilton. Más que satisfecho con mantenerse lejos del alcance de Russell, el australiano pensó que ese quinto puesto podría valer también un título.
A seis minutos para la conclusión de la sesión matinal, Fernando Alonso dio la voz de alarma en Aston Martin. "Tenemos que comprobar qué sucede en el coche, porque algo va mal", advirtió por radio. En realidad, el asturiano se había percatado del problema bastante antes, cuando denunció que perdía un par de décimas en cada recta. Algo fallaba en el motor del AMR25, que ya dejó tirado a Alonso hace sólo cinco días en Mónaco.
El pasado domingo, el bicampeón protagonizó un insólito abandono. El primero en el Principado por culpa de una avería desde Valtteri Bottas en 2014. Todo se debió a una bujía, una de las piezas más sencillas y baratas de un monoplaza. Sin embargo, algo seguía marchando mal en el AMR25. "Sólo necesito que el motor vaya normal en las rectas, como en la primera tanda", denunció por la radio.
Esa falta de potencia se hizo sentir, especialmente, en las tandas largas, donde rodó más despacio que el Alpine de Pierre Gasly. Con los neumáticos blandos, no pudo superar los registros de Isack Hadjar y Liam Lawson. A una vuelta, Alonso sí logró salvar la papeleta, marcando el séptimo mejor crono de la tarde, a sólo tres milésimas de Andrea Kimi Antonelli (Mercedes).
Parafina en el alerón
Los problemas, sin embargo, también se hicieron presentes en el monoplaza de Lance Stroll, tan incómodo en la sesión vespertina que decidió cambiar su asiento. El canadiense se quejaba del escaso equilibrio. Todo un quebradero de cabeza en Montmeló, un circuito de puro rendimiento, el mejor escenario para medir a los coches. Por eso, Alonso y Stroll salieron a última hora de la tarde con parafina en el alerón delantero.
Este fin de semana, Aston Martin estrena el ala delantera, acorde a la nueva normativa de la FIA. El objetivo es que esta pieza se adapte al fondo plano estrenado hace dos semanas y que ya dejó muy buenas sensaciones en Imola. Así que lo que no puede permitirse Andy Cowell, CEO del equipo, son más contratiempos con el motor. Pese a su gran vuelta, a sólo 54 centésimas de la cabeza, Alonso no se bajó contento del coche.
El doble ganador en Le Mans ya venía caliente por culpa de un encontronazo con Lewis Hamilton. "Aquí tenemos al héroe del día. Qué bien. Lo bueno es que el fin de semana es muy largo. Incluso el campeonato es muy largo", dijo cuando el heptacampeón le obstaculizó al final de la recta de meta. Otra muestra de su eterno pique con el británico y de su siempre tensa relación con Ferrari. Aunque los favoritos escondieron sus cartas, Hamilton volvió a defraudar con un undécimo puesto.
En Montmeló se suele reservar el mapa de motor más agresivo para la qualy, así que resulta difícil saber cuál es la situación real de Aston Martin. En la sesión matinal fue el tercer equipo con menos mejoró sus cronos respecto a 2024. Mucho más progresó el Williams de Carlos Sainz (1,08 segundos más rápido que el año pasado en la FP2), aunque el madrileño sólo pudo acabar decimocuarto, víctima de las escasas prestaciones del FW47 en las curvas rápidas. Entre los candidatos al triunfo, hubo igualdad en las tandas largas. El más rápido fue Oscar Piastri (1:12.760) con 28 centésimas sobre George Russell y 31 ante Max Verstappen.
Una hora antes de la carrera, mientras los mecánicos apuraban sus pitillos y sorbían el último café, la atmósfera en el garaje de Aston Martin era muy distinta a la de hace un año en Sakhir. El team principal, Mike Krack, daba cuenta de un sandwich bajo los toldos del paddock y sus hombres seguían de reojo las declaraciones de Fernando Alonso en el drivers parade. Se mascaba la tensión y no aquella ilusión desbordante de 2023. Sólo tres horas más tarde, cuando el asturiano desfiló hacia los tornos de salida, la tropa verde ya preparaba sus bagajes con destino a Arabia Saudí, consciente de que este Mundial ha empezado torcido.
El reverencial respeto hacia Alonso entre la gente de Aston Martin se entiende mejor en momentos como este, cuando las simulaciones previas a la carrera ya les situaban como quinto coche de la parrilla. De ahí ese ambiente sombrío entre la fuerza de choque. Un severo revés tras meses de trabajo y una decepción, en particular, para el bicampeón mundial. "Tenemos cuatro equipos un poco por delante nuestro, como ya sucedía en Abu Dhabi", admitió Alonso, en referencia a la última cita del Mundial 2023.
Arrancar el nuevo curso como se terminó el anterior nunca es asumible para alguien tan exigente como Alonso, cuya sonrisa sólo asomó en plenitud durante una breve sesión fotográfica junto al Rey Juan Carlos. Por segunda jornada consecutiva, el Emérito se pasó ayer por Sakhir para saludar a los pilotos españoles. El monarca fue talismán para Carlos Sainz, pero no para Alonso, contrariado ante los micrófonos. "Estamos detrás de McLaren, Ferrari, Mercedes y Red Bull, así que toca mejorar. La vuelta de la qualy del viernes fue un poco excepcional y nos puso en una situación que no era real. Hoy sí hemos visto la realidad", sentenció en DAZN.
"Necesitamos más rendimiento"
La crudeza de Alonso fue edulcorada, como suele ser habitual, por Krack, con la mirada ya puesta en la carrera del próximo sábado. "Necesitamos un poco más de rendimiento para desafiar a los equipos de delante, pero esto es una carrera, una pista y trabajaremos duro para progresar en Jeddah", valoró el luxemburgués. Si había notado a Alonso, tal y como él mismo admitió ayer, algo enfurruñado durante la pretemporada, habrá que ver ahora al asturiano ante estas primeras adversidades.
Alonso y el Emérito, el sábado en Bahrein.RV RACING PRESS
Desde luego, Arabia Saudí no se presenta precisamente como el entorno idóneo para el AMR24. Aunque hace un año Alonso pudo cazar un podio a rebufo de los Red Bull, la vertiginosa cuerda de Jeddah debería privilegiar más a Ferrari o McLaren. Por no citar a los inabordables Red Bull. Tras devanarse los sesos durante el invierno para mejorar la velocidad punta, los ingenieros de Krack reclaman algo más de paciencia para evaluar el paso adelante. De momento, Lance Stroll fue sexto ayer en este apartado (326 km/h) y Alonso, décimo (324 km/h).