La delirante felicidad del “loco Toni”, el anti Haaland: “Siempre es necesario tener un loco en el equipo”

La delirante felicidad del "loco Toni", el anti Haaland: "Siempre es necesario tener un loco en el equipo"

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Rüdiger, apuesta de la dirección técnica del Madrid el pasado verano, cuajó una actuación sensacional. El vestuario le adora: “Es el más bromista”.

Haaland y Rüdiger, en el Madrid-City.JAVIER SORIANOAFP

Toni deja el césped, pasea por el túnel, entra en los vestuarios y se sienta en la taquilla que le corresponde. «Pff, nunca he visto nada igual», masculla, roto de cansancio. De repente suena la música y más de 20 personas le miran y le piden entre gritos que se levante. Y Toni, cumpliendo sus deseos, baila, moviendo el cuerpo de la misma forma deslavazada que le hace correr elevando las rodillas hasta el pecho. Todos celebran sus movimientos y Toni sonríe porque Toni, por encima de todo, es «el tipo más feliz del mundo».

La escena la protagonizó Antonio Rüdiger en Anfield Road después del histórico 2-5 del Real Madrid al Liverpool y se puede sospechar que el martes por la noche, tras secar al temido Haaland en el Bernabéu, Toni volvió a ser el centro de la alegría del vestuario de Chamartín. «Ha hecho un partido fantástico», le elogiaba Ancelotti en sala de prensa.

«Estoy positivamente loco», confesó el defensa alemán en una entrevista con este periódico hace un mes. Y Rüdiger, positivo y loco, sustituto de Militao por un día, eclipsó al mejor delantero del fútbol mundial. Apareció una y otra vez debajo del brazo de Haaland, metiendo la cabeza entre la extremidad y el cuerpo del noruego, desorientándole, molestándole, provocándole alguna que otra risa, pero siempre venciéndole en los duelos individuales.

El noruego, que venía de anotar 35 goles en sus primeros 30 partidos en la Champions League y 18 en los últimos 13 entre todas las competiciones, tiró tres veces a puerta, fue el jugador que menos balones tocó en el encuentro (sólo 21) y tuvo el peor porcentaje de acierto en el pase de todo el Manchester City. Una de sus mejores opciones pudo llegar en una contra con espacio para correr, su especialidad, pero Rüdiger, atento, cortó el pase de De Bruyne y celebró la acción como si hubiera marcado un gol: agitando los brazos sin parar y gritando enrabietado.

JUANJO MARTINEFE

«¡Vaya lucha!», comentó el alemán al acabar el partido. Antes, Haaland había sido el primero en abrazarle tras el pitido final. Y Toni, feliz, le devolvió el saludo con una sonrisa, la misma que le envió a Guardiola cuando el técnico catalán le recriminó un choque con Gündogan.

Se jugó la cara en Varsovia

«Es magnífico y necesario tener siempre un loco en el equipo», confiesan desde Valdebebas, donde adoran a Rüdiger. El ex del Chelsea, apuesta de la dirección técnica el pasado verano, se ganó al vestuario por su humildad en las primeras semanas de curso, donde Alaba le abrió camino hacia sus compañeros, y en el partido de Champions en Varsovia. Allí, Rüdiger se jugó la cabeza por el Madrid. Atacó un balón alto de Kroos, se adelantó al portero del Shakhtar y empató el encuentro, volviendo a España con una brecha en la frente. «Esa acción le define», cuentan en su entorno. «No conozco a nadie más feliz por ser futbolista del Madrid», asegura una fuente cercana al vestuario, donde le ven como «el más bromista de toda la plantilla».

Precisamente Alaba, su mejor amigo en Madrid y el hombre que le abrió las puertas de Valdebebas, ha sido uno de los culpable del éxito de Rüdiger en los últimos meses. Las lesiones del austríaco y de Mendy, y la regularidad del alemán le han hecho indiscutible. Ha sido titular en 25 de los 32 partidos del Madrid en 2023 y ni siquiera el Ramadán le ha bajado la marcha. «El Ramadán es mental, si lo piensas mucho, tienes hambre, pero soy fuerte de cabeza», explica a EL MUNDO en abril. Musulmán estricto, la religión ha sido uno de los grandes pilares de su vida.

Su gran actuación ante Haaland mete en un pequeño problema a Ancelotti, que recuperará a Militao para la vuelta ante el City. El italiano tendrá que sentar a Rüdiger, a Camavinga, a Fede Valverde o a Rodrygo. El «loco» Toni se lo tomará bien. Eso seguro.

kpd