Hace unas semanas, Jordi Tarrés, siete veces campeón del mundo de trial, sorprendía en su Instagram con un anuncio: acababa de recibir un doble trasplante de hígado y riñón en el Hospital Clínic de Barcelona. Nadie sabía nada. De hecho días antes había estado en el Campeonato de España de un deporte minoritario que popularizó él con su dominio en las décadas de los 80 y los 90 y con su propia empresa de motocicletas, TRRS. ¿Qué había pasado?
A sus 58 años, atiende a EL MUNDO en su casa de Rellinars, cerca de Terrassa, donde ya ha empezado a caminar y ambiciona coger la moto más pronto que tarde. “No quería preocupar a la gente, sólo lo sabía mi familia. En el mundillo del motociclismo soy una persona pública y no quería que me preguntaran o que se especulara por ahí. Me operé, todo fue bien y ya lo puse en Instagram”, cuenta.
- ¿Qué le ocurrió?
- Desde que nací sufro una enfermedad genética llamada poliquistosis, pero no lo sabía hasta que se lo diagnosticaron a mi madre hace unos 18 años. Cuando competía en trail no tenía ni idea que lo tenía. Es una enfermedad que se convierte en un problema a partir de los 50 años, cuando los quistes crecen mucho y te provocan malestar. Mi hígado pesaba seis kilos y lo normal es que un hígado pese un kilo y medio. Me sentía siempre lleno, con ganas de vomitar, no respiraba bien… Tenía un bulto en la barriga que era muy incómodo y muy visible.
- ¿Cuál era el tratamiento?
- No tiene tratamiento, sólo puedes hacer seguimiento a los quistes y paliar algunos efectos secundarios, como la hipertensión. Pero desde hace años yo ya sabía que tarde o temprano tendría que recibir un trasplante. En la última revisión me dijeron que el riñón ya no filtraba como debía y me pusieron en la lista de espera. Me dijeron que lo mejor sería un trasplante doble de riñón e hígado y que tardaría. Pero a las pocas semanas me llamaron porque habían encontrado el donante perfecto, del mismo grupo sanguíneo, con órganos de un volumen similar. Me citaron de madrugada y empezó la operación.
- ¿Por qué de madrugada?
- Diría que para no ocupar el quirófano todo el día porque la operación duró 15 horas. Fue muy compleja, con la intervención de varios especialistas. Piensa que ahora tengo tres riñones. Por la dificultad del doble trasplante no me quitaron ningún riñón enfermo, colocaron el riñón sano encima de la pelvis, en la parte delantera. Ahora noto los quistes igual, tengo un poco de dolor, pero de momento es soportable. Cuando no lo sea tendré que volver a pasar por quirófano.
- Entonces todo fue bien.
- La operación fue bastante bien, aunque sufrí una infección de pulmón y me tuvieron que ingresar 12 días en la UCI. Ahora llevo ya unas semanas en casa y me siento cansado, estoy con inmunosupresores, pero voy cogiendo fuerzas. En los últimos meses había adelgazado 13 kilos y tengo que volver a ganar peso, músculo. Cada día camino cuatro o cinco kilómetros.
- ¿Puede sufrir quistes en los órganos sanos?
- También lo pregunté, pero me explicaron que no, porque es el propio órgano enfermo el que genera los quistes. Cuando te cambian las células ya no hay opción. Siento que me han cambiado dos piezas de la moto y ahora estoy con el rodaje. Siempre estaré agradecido al donante, aunque no sé nada de él o ella, sólo sé que fue una muerte cerebral, no algo repentino, como por un accidente.
Araba
- ¿Volverá a montar en moto?
- Me gustaría. Hasta hace tres o cuatro años siempre iba a Marruecos en verano con la moto de enduro y me encantaría volver a hacerlo. Lo tuve que dejar porque los quistes me limitaban mucho la movilidad, me sentía muy lleno, me dolía la espalda. Ahora si me recupero al 100% creo que podré volver. Pero me conformo con estar sano, con poder caminar durante horas, hacer bicicleta eléctrica y un poco de gimnasio. Me está costando recuperarme, pese a ser joven y activo. Para una persona mayor o sedentaria un doble trasplante así debe ser una paliza tremenda.
- ¿Siempre ha vivido del trial?
- He tenido esa suerte. He vivido siempre del trial, primero como piloto, luego como manager y entrenador, después con mi propia marca. Es un deporte que me gusta, que me encanta. Pude convertir mi pasión en mi trabajo y ahora me costaría hacer otra cosa. Cuando me retiré no tenía claro mi futuro, pero sabía que tendría que encontrar algo relacionado con el mundo del trial.
- ¿Teme ahora por su salud en el futuro?
- La verdad es que no. Me hago chequeos semanales y, de alguna forma, me alegro de todo el proceso por mis hijos. Yo ya era mayor cuando diagnosticaron a mi madre y me dijeron que tenía un 50% de posibilidades de padecer una poliquistosis. Ahora mis hijos son jóvenes y más conscientes de lo que fui yo. Aún es difícil ver si tienen quistes o no, pero a lo largo de su vida podrán hacerse revisiones y estar encima del asunto.