Copa del Rey
Sevilla se tiñó de rojilla en las horas previas a la final entre Osasuna y el Real Madrid. El Ayuntamiento de la ciudad retiró una valla de Bildu en la que se apoyaba a los navarros. El Rey, desde Londres a La Cartuja.
Es un tópico, pero Osasuna comenzó la final de la Copa del Rey contra el Real Madrid ganando 0-1. El primer gol, ese intento de anotación psicológica, lo metió su afición en las calles de Sevilla. La ciudad andaluza se tiñó de rojo durante las 24 horas previas al inicio de la lucha por el título. La logística de los viajes de ambas hinchadas provocaron que la mayoría de los navarros llegaran a Sevilla el viernes, mientras que los madridistas pudieron aguantar hasta el mismo sábado para acudir, en tren, avión, autobús o coche, a la ciudad.
Quizás por eso fue tan tan tan grande la diferencia de colores en los rincones sevillanos. Los cánticos y las cervezas se concretaron en los alrededores de La Giralda. En las calles Mateos Gago, Alemanes o la Constitución sólo sonaba ese “¡Osasuna nunca se rinde!”. En las terrazas, además de los más de 20.000 aficionados rojillos, estaban algunas de las familias de los jugadores, que han acompañado como uno más a la afición en todas las celebración. Al otro lado del Guadalquivir, en el Parque Fernando Magallanes, la fanzone rojilla celebraba la previa con un 2×1 en cerveza que congregó a cientos de aficionados. No todo va a ser fútbol… “Casi beben más que los alemanes del Eintracht que vinieron a la final de la Europa League. Casi… “, bromeaba un camarero.
Mientras, el equipo de Jagoba Arrasate, elevado a “santo” por su gente, se relajaba en el Hotel Silken Al-Andalus, pegado al Benito Villamarín y lejos de toda la fiesta. Su afición les alentaba con una canción que sonará al público del Bernabéu: “Los años van pasando, y todo sigue igual, perdiendo las finales, contra nuestro Real…”, suele cantar Chamartín. En Sevilla, los rojillos entonaban el “los años van pasando, y seguimos aquí, porque somos Osasuna, eso nunca va a morir…”.
En el centro, el Madrid se relajaba en el NH Collection, sus aficionados intentaban ocupar las calles teñidas de rojo y los familiares disfrutaban de la ciudad. Ahí aparecía el padre de Rodrygo, por ejemplo, dando un paseo a caballo al lado de la Torre del Oro. Los madridistas se reunieron en el Parque del Alamillo y en la Alameda de Hércules, en un ambiente de fiesta en el que sólo los ultras de ambos equipos rompieron la paz. La Policía, prevenida por la aparición de aficionados radicales, tuvo que realizar varias cargas por peleas entre violentos y se lanzaron algunas sillas de las terrazas.
La única polémica estalló a las puertas de La Cartuja. Un conflicto que obligó a actuar al Ayuntamiento de Sevilla. EH Bildu instaló una valla publicitaria con el lema “Aupa Osasuna“, con las banderas de Navarra y el País Vasco y con una frase en euskera que se traducía en “lo haremos”. El Ayuntamiento, en palabras de su alcalde, Antonio Muñoz, reclamó a la Junta de Andalucía su retirada al entender que los terreros son propiedad de la Comunidad y que “podría ir en contra de la Ley Electoral“, a menos de un mes de las elecciones municipales del 28 de mayo.
Tras el comunicado del alcalde, la Junta decidió tapar los símbolos de EH Bildu y las banderas de Navarra y País Vasco, dejando sólo el mensaje de “Aupa Osasuna”. Una decisión criticada por Oskar Matute, diputado de Bildu en el Congreso: “El Gobierno del PP en Andalucía censura la ikurriña y la bandera navarra“, aseguró.
Al inicio del partido llegó a tiempo el Rey Felipe VI, directo desde la ceremonia de coronación del Rey Carlos III de Inglaterra. El Rey y la Reina Letizia asistieron por la mañana al acto en Westminster y por la tarde Su Majestad acudió a Sevilla acompañado por la Infanta Sofía. Será la novena final de Copa para el Rey, que hasta ahora ha visto cinco títulos del Barça y uno del Betis, la Real Sociedad y el Valencia.
