Olía a medalla, y a medalla supo. Olor y sabor a oro, como el aroma y el paladar del mejor vino. Hugo González mejoró, en los 200 espalda, su metal plateado de los 100. Nadó como hace siempre, de menos (es un decir) a más. A todo. Pasó en sexto lugar por los 50 metros. No estábamos inquietos: es su táctica. En segundo por los 100. ¿No iba demasiado aprisa? ¿No tendría que ir todavía cuarto o quinto? ¿Estaba impaciente? ¿Se había precipitado? ¿Acusaría al final el esfuerzo?
Por los 150 dobló en tercer lugar. Bien. Había ralentizado un poco antes del envite final, del último largo. Guardaba unos gramos de energía. Había equilibrado los esfuerzos, perfectamente sopesados. Son muchas horas de entrenamiento y de cronómetro. Lleva en la cabeza, incorporados al sistema nervioso, como un todo indivisible, los segundos sumergibles o aéreos y las brazadas mirando al techo, al cielo. Es un atleta y un reloj. Un hombre y una máquina. Un hombre de fuego-hielo y una máquina de precisión. Ahora, tras el último viraje, debía acelerar a tope, ya sin cálculos, ni tácticas. A morir. A ganar.
Y así fue. No ofreció ninguna duda a los ojos de quienes contemplaban la prueba. Las distancias que iba estableciendo entre él y los demás eran perceptibles y crecientes. Nadaba. Volaba. Ya no había inquietud entre los expedicionarios españoles y entre quienes veían la prueba por televisión, sino júbilo anticipado metro a metro. El cronómetro fue, como siempre, exacto e imparcial: 1:55.30, mucho mejor que en las magníficas semifinales (1:56.38). Tras él, lejos, también, sin embargo, formidable en su impotencia, el suizo Roman Mityunov: 1:55.40.
Hugo, campeón mundial júnior en 2015, a los 16 años, en la misma prueba, es el cuarto medallista español de oro en la natación en línea, tras Martín López Zubero (dos oros), Nina Zhivanevskaya (ambos espaldistas) y Mireia Belmonte. Certifica de la mejor manera posible su liderazgo en la natación española. Viene de algunas dudas, tiempo atrás, a causa de la falta de compensación de tantos esfuerzos. Pero parece curado de tales pensamientos. Este oro sólo puede proporcionarle motivos para seguir sacrificándose, y no precisamente en vano o de modo insuficiente. Y, atención, la suya no es “sólo” una medalla, que siempre es celebrada. Es un oro, el metal que vale más que todas las platas y todos los bronces juntos. Ya lo echábamos en falta. Ya lo necesitábamos.
Álvaro Prieto
EUROPA PRESS
Sevilla
EL MUNDO
Madrid
Actualizado Viernes,
13
octubre
2023
-
10:50Ver 14 comentariosÁlvaro Prieto fue visto por última vez el jueves...
Joan Laporta protagonizó una esperada rueda de prensa en la que quiso dar un repaso a la actualidad del Barça, en todos los sentidos. Aseguró que la documentación para mantener las inscripciones de Dani Olmo y Pau Víctor fue presentada «en tiempo y forma», dijo que cuentan con una «tesorería robusta», atizó a la oposición por una moción de censura que, finalmente, se quedó en nada y, además, sacó pecho por el nuevo contrato con Nike y la venta de la explotación de asientos VIP del futuro Spotify Camp Nou. También argumentó que todo lo ocurrido fue un ataque dirigido a manchar la reputación del club y acusó a algunos medios de haber participado. Su discurso dibujó una situación idílica en la que, no obstante, surgen numerosas lagunas.
LAS DIMISIONES
Dijo el dirigente que «nos han querido liquidar», se refirió a los «desestabilizadores de fuera», pero «la junta y los ejecutivos nos hemos hecho fuertes». La realidad, sin embargo, es que, a lo largo de su mandato, se ha producido un goteo de dimisiones. Varios miembros de la junta y altos ejecutivos han dejado su cargo. Jaume Giró, de hecho, ni siquiera llegó a formar parte de ella como vicepresidente económico y quien si lo hizo, Eduard Romeu, presentó su dimisión el pasado marzo por «incompatibilidad con su plena dedicación a su labor profesional». Mateu Alemany, director de fútbol, también se marchó, en su caso con una historia de ida y vuelta con un breve regreso. En los últimos días, quien ha hecho oficial su dimisión es Juli Guiu, vicepresidente responsable del área de marketing y una de las figuras clave en el acuerdo con Spotify.
LA DEUDA
«Se ha gestionado bien y así se debe gestionar un club», señaló Laporta, que se refirió a una «tesorería robusta» en el Barcelona. El club, sin embargo, no ha corregido todo lo esperado la deuda heredada durante su mandato. De acuerdo con los últimos números presentados por el club, ascendería a 815 millones de euros. La deuda neta, con un patrón aceptado por LaLiga, mientras, se sitúa en 560 millones de euros. La oposición ha llegado a señalar que los números alcanzarían realmente los 1.300 millones. El nuevo contrato con Nike, según señala Laporta, es el más alto del mundo del fútbol. La venta de la explotación de asientos VIP, no obstante, ha permitido reconducir el fair play financiero de tal manera que, tras varios años lejos de ella, el Barça ha podido regresar a la fórmula del 1-1 para fichar.
EL CASO NEGREIRA
Laporta se refirió a un relato «apocalíptico» contra el Barça. «No es causalidad que, cuando el Barcelona vuelve a emerger en el liderazgo del mundo del fútbol, diversos actores con sus correspondientes apoyos mediáticos unen sus esfuerzos para imponer un relato ignominioso que no tienen nada que ver con la realidad. Este modus operandi ya sabemos de qué va, porque se repite cíclicamente».
Olvidó el presidente que muchas de esas críticas llegaron por el caso Negreira. El pago de ocho millones de euros al que fuera vicepresidente de los árbitros continúa salpicando al club. La instrucción sigue en marcha, por lo menos, hasta el próximo 1 de marzo y aún hay muchas sombras que rodean al caso y que necesitan ser perfectamente aclaradas. El cambio de juez instructor, no obstante, atrasará el desenlace, aunque ya sin Laporta como imputado.
Laporta, con el trofeo de la Supercopa, el domingo en Yeda.EFE
También fue un golpe duro para la entidad, en otro sentido, el impago por parte de Libero de la parte pendiente de la operación Barça Vision. Algo que, quizás, animó a LaLiga a pedir pruebas de solvencia en la operación de los asientos VIP para inscribir a Dani Olmo y Pau Víctor.
EL CONTRATO CON NIKE
Aseguró el presidente que «con Nike hemos firmado el mejor contrato del fútbol». «Esto también desmiente a los que dicen que el club está mal gestionado», añadió, en tono retador. Sus números no han sido desgranados. Y, además, para que se cerrara, hizo falta la intervención de un mediador, Darren Dein, abogado y representante de futbolistas que ya tuvo su papel en el acuerdo firmado con Spotify, cuyos servicios fueron remunerados tanto por la entidad como por la firma deportiva. El Barça, en este caso, le abonó un 1,65% del acuerdo en concepto de comisión y la multinacional, un 1,25%.
LOS ASIENTOS VIP
Según explicó el dirigente barcelonista durante su comparecencia, se ha vendido la explotación de 475 asientos VIP de los alrededor de 9.000 que tendrá el futuro Spotify Camp Nou, por 30 años, a cambio de 100 millones de euros. El club seguirá cobrando por la comercialización de esos asientos, a precio de mercado, mientras que los inversores tendrán derecho a aplicarle un recargo o revender sus derechos de explotación a terceros. Se trata de dos firmas de inversores, una de Qatar y una de Emiratos Árabes. Pero, por el momento, el resto de detalles permanecen en la sombra y eso ha llegado a suscitar una serie de dudas que el dirigente trató de disipar con su explicación, a la que le faltó, en cada uno de sus puntos, la más mínima autocrítica.