La factoría celeste no deja de producir talento y tiene en Hugo Álvarez (Ourense, 2003) a su nuevo diamante. El canterano del Celta se ha hecho un hueco en el primer equipo, ha debutado con la selección sub’21 y ahora asoma al Bernabéu para desafiar al Madrid en la Copa. Le llaman El Príncipe de As Burgas por las termas de Ourense y en comparación con El Príncipe de las Bateas, Iago Aspas, pero él, en una charla con EL MUNDO, rechaza el apodo.
- En 12 meses le ha cambiado la vida. Del filial a ser fijo en el Celta y a debutar con la sub’21.
- Claudio nos ha dado a todos los canteranos un plus de confianza. Sabíamos que nos conocía muy bien y cuando se anunció que se hacía cargo del primer equipo nos alegramos. Notamos que tendríamos más posibilidades. Es muy cercano, se preocupa tanto a nivel profesional como personal y eso te hace dar lo máximo y confiar al máximo en lo que propone. Me trata genial y me exige mucho porque sabe lo que puedo dar.
- Le paran más por la calle.
- Se nota que la gente te tiene más controlado (risas). Te conocen más por la calle, pero aquí en Vigo son muy respetuosos, no suelen molestar y tienen buenos gestos.
- Otro talento más de la cantera.
- Creo que en Galicia hay mucho nivel y en nuestra cantera se trabaja muy bien, nos exigen al máximo y a nivel formativo es espectacular.
- El gran ejemplo es Aspas.
- Nuestro referente, el ídolo de todos. Tenerle al lado es especial, nos da muchos consejos, nos exige mucho… Y luego tiene su carácter, sabemos que es muy competitivo pero le aceptamos como es (risas).
- A él le llaman El Príncipe de las Bateas y a usted El Príncipe de As Burgas.
- No, no. No hay que hacerles caso. Príncipe sólo hay uno, Iago. Hay que borrar ese apodo.
- Usted es de Ourense, nacido en 2003. ¿Esta nueva generación ya aprende a jugar al fútbol en las escuelas deportivas o aún en la calle?
- Yo jugaba en el colegio y en el parque de mi barrio. No parábamos. Y luego desde los 11 años estoy en el Celta y tuve que dejar de lado la calle por prevenir lesiones, pero creo que mantengo esas cosas que uno aprende de pequeño en el parque y en el colegio, tanto el jugar como el esquivar patadas (risas).
- Estando en el Ourense le llegaron ofertas, entre otros, de Celta, Madrid y Barça. ¿Cómo lo vivió?
- Fue una decisión tomada entre mis padres y yo. Me preguntaron qué quería hacer y desde el primer momento les dije que lo que me apetecía era fichar por el Celta. Por suerte salió bien, he disfrutado de esa elección y no me arrepentiré nunca.
- Hoy en día, las categorías inferiores son un poco jungla, con fichajes de gente de 10-12 años. ¿Usted, que tomó su decisión, qué recomienda?
- Yo no soy quién para opinar de las situaciones de otras personas, pero según mi experiencia a mí me vino muy bien estar cerca de los míos, de casa. Disfrutar de mi familia y mis amigos a diario, tanto a nivel educativo como futbolístico. Creo que en general viene mucho mejor.
- Estuvo muchos años viviendo en Orense y entrenando en Vigo cada día, ¿cómo lo hacía?
- Hasta juveniles estuve haciendo el trayecto Ourense-Vigo cuatro o cinco días a la semana, ida y vuelta, eran como dos horas y media cada día. Y la verdad es que tengo mucho que agradecer a mis padres y a mi abuelo, que la mayoría de los días eran los que me acompañaban y me llevaban a los partidos. Es una etapa que recuerdo con mucho cariño, sólo pensabas en disfrutar del fútbol.
- Como estudiante… ¿regular?
- Iba aprobando… Yo soy de aprobar raspado, de buscar el cinco o el seis. Lo justo (risas).
- ¿Impone el Bernabéu?
- No. Yo creo que tenemos gente preparada para jugar en grandes escenarios. Al final son 11 jugadores contra 11 jugadores y todo puede pasar. Esperamos ganar.