Cuando era niño había unos dibujos animados que me fascinaban. Era una sensación contradictoria porque además de disfrutar con ellos me generaban una cierta frustración y angustia. Siempre quise que el Coyote atrapase al Correcaminos, pero me hice mayor sin conseguirlo. Ahora revivo en la Fórmula 1 algo parecido. No importa lo que Lando Norris y McLaren preparen para atrapar a Max Verstappen en el campeonato. Las trampas, las bombas, los cohetes
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Lo que era previsible, finalmente ocurrió. No hubo sorpresa pese a que el Arsenal de Arteta llegaba a la última jornada ante el Everton con alguna esperanza. Los gunners necesitaban que el City no ganara, pero Guardiola no quería dar lugar a la especulación y su equipo solo tardó un minuto en demostrarlo.
Phil Foden recibió un balón en la media luna y con la zurda, lo envío a la escuadra del ex madridista Areola. Un golazo solo al alcance de jugadores como el inglés, que con su celebración de pistolero, avisaba que este iba a ser su partido y esta su Premier League.
Estaba imparable y por si alguien todavía lo dudaba, en el minuto 17 aprovechó un pase de Doku desde la banda para cruzarla al segundo palo con el interior. El West Ham, con Moyes de salida y sin nada en juego, tuvo en el arquero francés su salvación, que con sus paradas evitó una goleada en los primeros compases.
RODRIGO SENTENCIA
Todo parecía totalmente decidido cuando Gueye adelantaba al Everton en el Emirates, pero un golazo de chilena de Kudus tras un saque de esquina y el empate del japonés Tomiyasu para los de Arteta, solo tres minutos después, volvía a generar alguna expectativa antes del descanso.
Todas en vano. En el minuto 58 y con el City en modo asedio, Rodrigo definía con su clásico disparo con el interior desde la frontal para devolver la tranquilidad. Una vez estaba todo hecho, De Bruyne buscó con picardía el gol olímpico en dos ocasiones y el VAR anuló un tanto con la mano de Soucek en el 87, pero ya no había nada que hacer. Una vez el árbitro pitó y a pesar de la remontada del Arsenal (1-2), se desató la locura.
Miles de aficionados invadieron el campo para celebrarlo con los jugadores y los de Guardiola tuvieron que refugiarse en la zona de banquillos y vestuarios para festejar. Con los preparativos para la entrega del trofeo, el campo quedó despejado. Uno a uno, los protagonistas fueron recogiendo su medalla de campeón hasta llegar a Kyle Walker, que alzó al cielo de Manchester la cuarta Premier consecutiva. Una hazaña histórica nunca antes lograda por ningún equipo.
EL CHELSEA, A LA CONFERENCE
El Tottenham de Postecoglu, una de las revelaciones del campeonato, irá finalmente a la Europa League tras vencer al descendido Sheffield United (0-3). Un resultado que deja al Chelsea en Conference a pesar de haber vencido también al Bornemouth de Andoni Iraola (2-1).
En Anfield, Jürgen Klopp se despidió de su estadio como seguramente había soñado, con una victoria cómoda ante los Wolves (2-0) y una ovación a la altura para un entrenador que ha devuelto a los reds a lo más alto. Newcastle y Manchester United despiden la temporada con victoria, pero no logran plaza europea.
Los aficionados del Liverpool despiden a Klopp en AnfieldADAM VAUGHANEFE
DESCENSO
Finalmente, el Luton Town, que estaba virtualmente descendido antes de empezar la jornada, certificó su relegación a Championship perdiendo ante el Fulham (2-4).
Era el minuto 13, rozaba el 14, en aquella tarde del 25 de mayo de 1996 en el Vicente Calderón cuando Diego Simeone peinaba un balón a la red del Albacete en el último partido de liga. El entonces mediocentro del Atlético de Madrid corría como un poseso mostrando la camiseta mientras el presidente rojiblanco, Jesús Gil y Gil, murmuraba: "El primero, el primero", para después pedir calma. En esa camisola, en grandes letras azules figuraba un nombre: "Marbella". Ese patrocinio fue el principio del fin para Gil tanto en el club como en el consistorio andaluz.
Pese a que fue el tanto más feliz para Simeone, según reveló en una entrevista, ya que era el que certificaba el doblete Liga y Copa con Radomir Antic en el banquillo, ese mismo año, la concejal socialista, Isabel García Marcos, denunciaba las posibles irregularidades en los patrocinios deportivos del ayuntamiento de la Costa del Sol. Querella respaldada posteriormente por la Fiscalía Anticorrupción.
Mientras la Justicia comenzaba su investigación, el nombre de Marbella, que presidía las camisetas del equipo colchonero, también aparecía en la de clubes andaluces como el Sevilla y el propio Atlético Marbella, controlado en la sombra por Jesús Gil. Y hasta en equipos de baloncesto como el Joventut. "Valoro negativamente que una ciudad de fuera tenga que patrocinar al equipo más emblemático de Badalona. No se trata más que de una maniobra de Gil y Gil, que más que un político es un showman y un folclórico, para introducirse en Cataluña con vistas a las próximas elecciones generales", declaró en su momento Xavier García Albiol, representante del Partido Popular en Badalona.
14 de octubre de 1998
En el Atlético, el nombre de Marbella lució de 1991 a 1993, de 1994 a 1996 y la campaña 1998/99. Pero sería un 14 de octubre de 1998 cuando todo estalló. La Guardia Civil entró a las 12 del mediodía de manera simultánea en las oficinas del Vicente Calderón y en las del consistorio andaluz. Había serias sospechas de que Jesús Gil, presidente del Atlético y alcalde de la localidad, desviara fondos públicos hacia el club.
Según la investigación, Gil había falsificado los contratos de patrocinio del Ayuntamiento de Marbella respecto al club rojiblanco. El juez Santiago Torres mandó a prisión provisional al mandatario colchonero porque, en la instrucción, encontró indicios del trasvase de 450 millones de pesetas (2,7 millones de euros) de la entidad pública al Atlético de Madrid. Prisión de la que Gil saldría gracias al abono de una fianza de 100 millones de pesetas (6 de euros) y debido a su teórico delicado estado de salud.
Simeone, con Marbella en la camiseta, celebra el doblete del Atlético.EFE
No se libraría en cambio de la pena. En el año 2000, la Audiencia Provincial de Málaga condenaría al mandatario en lo que se bautizó como el caso Camisetas a 28 años de inhabilitación por cuatro delitos de prevaricación, dos de ellos en concurso con tráfico de influencias. Sin embargo, resultó absuelto de los delitos de malversación y falsedad. Esa condena fue ratificada por el Tribunal Supremo dos años después y eso terminó forzando la dimisión de Gil al frente del consistorio marbellí. Aguantaría un año más al frente de la entidad rojiblanca.
Durante ese proceso judicial, el club viviría el mismo desarrollo que su presidente, un mandatario volcánico para el que "echar un entrenador es como tomar una cerveza". Si aquel mayo de 1996, el Atlético holló la cumbre, apenas cuatro cursos después, en el Tartiere, descendió a los infiernos. Dos temporadas estuvo el club en Segunda División de la que conseguiría salir gracias a Luis Aragonés el mismo año en el que el Supremo ratificaba la sentencia de las Camisetas contra Gil.
La transformación del Marbella
La caída del Atlético Marbella, en cambio, fue anterior. El filial de Gil en la Costa del Sol llevaba el proceso contrario a su hermano mayor. Venía de estar cuatro años en su cumbre, la Segunda División, cuando en la temporada del doblete del Atlético de Madrid encadenaría dos descensos consecutivos que llevaron, junto con una deficiente gestión económica culminada con una relegación administrativa a Regional Preferente por impagos a jugadores, a su desaparición en 1997 tras declararse en quiebra.
El club se refundó como Unión Deportiva Marbella ese mismo año y cambió de nombre a Marbella Fútbol Club en 2013 tras ser comprado por el millonario ruso Alexander Grinberg. Ahora la entidad pertenece al empresario chino Zhao Zhen y aspira a llegar al fútbol profesional, algo que no ha logrado en sus 27 años de historia.
Gil, tras renunciar a la alcaldía de Marbella, con Julián Muñoz detrás.EFE
Este sábado a las 21.30, en La Rosaleda, estadio en el que debutó el Cholo como entrenador rojiblanco hace justo 13 años, se enfrentan esos dos hermanos unidos por un pasado turbulento. Que sólo se habían cruzado una vez en el camino, también en Copa del Rey, y en el que los colchoneros ganaron a los andaluces tanto en el partido de ida como en el de vuelta. Si repiten los colchoneros, serían 13 victorias seguidas e igualarían la mayor racha en la historia del Atlético, conseguida también por Simeone en la temporada 12/13.