Fue un mohín de reojo, quizá un simple acto reflejo, pero Toto Wolff quiso mostrar al mundo que este año Mercedes pretende ofrecer, de verdad, batalla. Nada más cerrar Lewis Hamilton una de sus vueltas, el jefe de las Flechas de Plata se giró ante las cámaras, a medio camino entre el enigma y la comedia. Era su modo de festejar el doblete de Mercedes durante la segunda sesión de entrenamientos en Sakhir. Una tarde plagada de alicientes en Sakhir, con Fernando Alonso y Carlos Sainz en las posiciones de privilegio.
Hamilton comandó la tabla (1:30.374) con dos décimas de ventaja ante George Russell y 28 centésimas sobre el líder de Aston Martin (1:30.660). Una advertencia sobre las intenciones de Mercedes, la velocidad de Alonso y las ganas de Sainz. Tras una matinal donde ningún favorito se atrevió con las gomas blandas, la sesión vespertina satisfizo a los paladares más exigentes.
Mientras Max Verstappen seguía lamentándose por las molestias en la conducción al engranar las marchas y Sergio Pérez se perdía en la intrascendencia, Mercedes pudo al fin presentar en sociedad a su W15. Alonso, el último de los elegidos en pulir su tiempo, mantuvo una notable solidez en las tandas. De hecho, pudo cerrar una de sus postreras simulaciones con tres cronos casi clavados en 1:36.8.
Los cálculos de Marko
Sainz, mientras tanto, puso sobre el tapete su plan de acción, mostrando las bazas de Ferrari. Charles Leclerc, por su parte, se vio obstaculizado en uno de sus intentos por Lance Stroll. Según los últimos cálculos de Helmut Marko, Red Bull mantiene tres décimas de ventaja, aunque con este panorama tan apretado, cualquier podría sumarse a la fiesta. Incluido McLaren.
Porque Oscar Piastri acabó quinto, con récord en el segundo sector (38.6), precisamente donde Verstappen había evidenciado su jerarquía durante los test. La escudería de Woking pretende dar continuidad a la segunda mitad del Mundial 2023, cuando se alzó como el segundo equipo de la parrilla, gracias a su poderío en los trazados de alta velocidad.
La decisión de Allison
Para ello deberá superar su pésima racha en Sakhir -donde ni siquiera ha sumado un punto en las dos últimas ediciones- y los problemas de fiabilidad que le abocaron al segundo peor registro de vueltas durante la pretemporada, sólo por delante de Williams. Lando Norris, que venía apuntado maneras, terminó último en la tabla, con problemas de bottoming.
Los Mercedes, que habían escondido bajo la manga sus mejores cartas durante los test, marcharon esta vez sobre raíles. La primera muestra de que el W15 es algo más que un coche con una preciosa estampa. Y de que James Allison, el director técnico, acertó al fin al arrojar al cubo de la basura los diseños de 2022.
El sábado, hora y media antes del inicio del GP de Arabia Saudí, dos instantes se entrelazaron en el paddock. Un par de escenas que evidencian el momento actual de la F1, sacudida últimamente por todo tipo de escándalos y rumores. Un presente convulso comprimido en las lujosas instalaciones del Corniche Circuit. Los magnates locales más jóvenes, en busca de autógrafo, abrían hueco a Oliver Mintzlaff, el director ejecutivo de Red Bull, que atravesaba la escena a paso ligero, intentando contener la curiosidad de los periodistas. A sólo unos metros, Toto Wolff contemplaba el espectáculo desde el hospitality de Mercedes y despedía con un abrazo a la familia de Carlos Sainz. El piloto madrileño, en busca de asiento para 2025, había aparecido por sorpresa entre una nube de focos para seguir la carrera desde el garaje de Ferrari. Pese a su reciente operación de apendicitis, todo aquel espectáculo, también para él, merecía la pena.
El momento crítico de Red Bull, con Christian Horner bajo los focos, ha concitado la atención mediática durante las dos últimas semanas. El team principal no sólo tuvo que sortear las acusaciones de una empleada por "comportamiento inadecuado", sino que debió poner orden en su garaje. Ante Jos Verstappen, padre del tricampeón mundial, y ante Helmut Marko, otrora fiel consejero, acusado ahora de filtrador. Ambos se han alineado contra el jefe, inflamando el clima de guerra civil.
De hecho, antes de aterrizar hace 10 días en Bahrein, muchos ya daban a Horner por amortizado. Pero él, con dos décadas de experiencia en las moquetas del Gran Circo, no iba a entregar su cabeza así como así. Sólo unas horas después del armisticio entre Marko y Mintzlaff y el doblete de Max Verstappen y Sergio Pérez sobre el asfalto, Horner lanzó un titular a modo de advertencia: "Ninguna persona es más grande que el equipo". Hacía alusión, por supuesto, a Verstappen, que la víspera había reiterado su inquebrantable lealtad hacia Marko. Cuando le incidieron por una hipotética marcha de su campeón, Horner ni siquiera enarcó una ceja. "Max es un piloto maravilloso, pero aquí dentro todo el mundo tiene un papel que desempeñar. Nunca digas de ese agua no beberé. Si un piloto no quiere estar en un sitio, se irá a otro". Y ese destino, obviamente, sólo podría ser Mercedes.
De ahí el interés, teñido de su habitual suficiencia, con el que Wolff observaba las prisas de Mintzlaff por el paddock. Después de las dos primeras citas del Mundial, las Flechas de Plata sólo han sumado 46 puntos, incapaces siquiera de seguir el rastro de Ferrari. Y la baja de Lewis Hamilton, camino de Maranello en 2025, le duele a Toto en el alma. Para ocupar el vacío del heptacampeón, nadie tan capacitado como Verstappen, tal y como el austriaco admitió. "Es una decisión de Max, pero todos los equipos de la parrilla se pondrían a hacer el pino con tal de tenerle en su coche".
Mercedes dice no tener prisa con este asunto, pero lo cierto es que, tal y como ruedan las cosas en Red Bull, el desenlace podría precipitarse. De momento, la facción austriaca del equipo, comandada por Marko y el entorno de Verstappen, obtuvo el sábado una bocanada de oxígeno. "Seguiré en mi puesto", confirmó el veterano asesor, tras su cordial encuentro con Mintzlaff. Nunca tuvo costumbre de que le amordazaran, pero Marko deberá vigilar a partir de ahora cada uno de sus pasos. Porque Horner se ha hartado de sus ínfulas de presunto portavoz oficial. Y sobre todo, porque le considera el topo que ha filtrado los documentos de su escándalo sexual.
Asimismo, la cadena alemana RTL adelantó el sábado que el team principal habría ofrecido 700.000 euros de indemnización a la trabajadora que lo denunció. Una suma que aumentaría hasta el millón de euros gracias a la compensación de la propia escudería. Horner, como ya todos saben en el paddock, cuenta con los favores del tailandés Chalerm Yoovidhya, propietario del 51% de las acciones de Red Bull GmbH. Parece que la facción británica, desde su factoría de Milton Keynes y desde las oficinas centrales en Bangkok, va ganando la guerra.
El jueves, la ausencia Fernando Alonso no pasó desapercibida en el Autódromo Hermanos Rodríguez, un circuito con un ambiente muy especial, donde este fin de semana cumple 400 Grandes Premios en la Fórmula 1. El asturiano, víctima de una indisposición que le venía minando desde el lunes, debió cancelar sus compromisos ante la prensa para ultimar su puesta a punto. Según las previsiones de Aston Martin, el GP de México resultará complicado para Fernando, que volverá a probar las actualizaciones aerodinámicas estrenadas en Austin.
"Durante los últimos días no me he sentido al 100% a nivel físico, pero espero estar bien el domingo. Además, este circuito tampoco es muy exigente en cuanto a la alta velocidad y las fuerzas G", aseguró Alonso, de 43 años, expuesto a los rigores de una pista situada a más de 2.000 metros de altitud. Uno de los escenarios donde peores resultados ha obtenido, con tres abandonos en las cuatro últimas temporadas. De hecho, tras siete participaciones, su mejor posición en la meta fue el noveno puesto de 2021.
El viernes, el trabajo de Alonso al volante del AMR24 se ciñó a la segunda sesión libre, donde ocupó la undécima plaza, a 88 centésimas de Carlos Sainz, autor del mejor crono del día (1:17.699). Sin embargo, esos 90 minutos tampoco sirvieron para extraer demasiadas conclusiones sobre el monoplaza, dado que Aston Martin, al igual que McLaren, Mercedes, Ferrari y Sauber, optó por probar los neumáticos de Pirelli para el próximo Mundial. En la primera sesión, el equipo liderado por Mike Krack ya había previsto que su piloto probador, Felipe Drugovich, tomase el relevo de Alonso. El brasileño se sumó a una nómina de novatos que también incluía a Pato O'Ward, Andrea Kimi Antonelli, Oliver Bearman y Robert Schwartzman.
"La edad es sólo un número"
Sin embargo, la larga sombra de Alonso se hizo notar especialmente durante la rueda de prensa de los jefes de equipo, donde Christian Horner lanzó encendidos elogios en torno a su figura. "Tiene 43 años y sigue en gran forma, demostrando que la edad es sólo un número. Con las herramientas adecuadas estoy seguro de que estaría delante", comentó el team principal de Red Bull, alabando "la longevidad, la competitividad, las estadísticas y el talento" del doble ganador de las 24 Horas de Le Mans. "Sus dos títulos mundiales no le hacen justicia. Debía haber ganado mucho más que eso", puntualizó.
Asimismo, Horner confirmó que a comienzos de este mismo año, cuando Sergio Pérez no había firmado su renovación, mantuvieron conversaciones con Alonso para formar una dupla junto a Max Verstappen. "Flavio Briatore y él siempre andan evaluando el mercado, lo que demuestra lo hambriento y competitivo que es", subrayó el británico, en referencia al mánager de Fernando. Esa opción junto a Mad Max parece haberse esfumado para siempre en Red Bull, que deberá mejorar sus prestaciones en México, donde el líder del Mundial se quejó de falta de potencia tras la primera sesión libre y sólo pudo completar cuatro vueltas en la segunda por un problema de motor.
Mucho más preocupante se presenta el fin de semana para Aston Martin. "Esperamos un fin de semana difícil, como el año pasado. Es un circuito duro para nuestro paquete, pero lo daremos todo", advirtió Alonso. El asturiano, aunque suma 396 participaciones oficiales en el Gran Circo, estuvo presente de forma activa en tres más: GP de Bélgica 2001, GP de EEUU 2005 y GP de Rusia 2017. Asimismo, se inscribió en el GP de Bahrein 2016, aunque aquella vez en Sakhir no pudo subirse a su McLaren. Desde su debut en el GP de Australia 2001, Alonso acumula 105 grandes premios con Renault, 96 con Ferrari, 94 con McLaren, 44 con Alpine, 41 con Aston Martin y 16 con Minardi.
Bajo la espada de Damocles del DRS de Max Verstappen, acuciado por la aterradora sombra del tetracampeón, Lando Norris sólo pudo respirar tranquilo cuando cruzó la meta de Albert Park. Un sublime desenlace para el GP de Australia, marcado por la lluvia y por seis abandonos, entre ellos los de Carlos Sainz y Fernando Alonso. Una gran carrera de supervivencia, donde el error de Oscar Piastri quebró el esperado doblete de McLaren.
La fortuna, tantas veces favorable, dio esta vez la espalda al Verstappen , a bordo de un Red Bull que sólo él puede convertir en aspirante a la victoria. En el instante en que se jugaba todo, cuando Piastri se marchó por la hierba y Norris entró en boxes para montar los neumáticos de agua, Red Bull soñó con un safety car que alzaría a su tetracampeón a la gloria. Sin embargo, a diferencia de las últimas temporadas, el timing no cuadró al holandés. Tampoco a Ferrari, enfangado en las primeras luchas entre Charles Leclerc y Lewis Hamilton. El soberbio adelantamiento del monegasco, por el exterior de la curva 1, no debe ocultar las carencias del SF25. Un octavo y un décimo puesto, formando sándwich con Piastri, ni siquiera se antojan como premio de consolación para la Scuderia.
Mercedes, al menos, puede poner rumbo al GP de China con el podio de George Russell y el quinto puesto de Andrea Kimi Antonelli, que sólo perdería la cuarta plaza tras recibir cinco segundos de sanción por un unsafe release. Aun en segundo plano, las Flechas de Plata minimizaron los daños, ofreciendo sensación de solidez. Claro, que en un domingo tan enrevesado, esas dosis de paciencia pesan tanto como la velocidad pura.
El desliz de Sainz
De inicio, la crueldad iba a cebarse con Isack Hadjar, un chico de 20 años llegado casi de rebote a la estructura de Red Bull. Nada más empezar la vuelta de formación, el piloto de Racing Bulls abrió demasiado gas en la primera curva, destrozando el alerón trasero contra las protecciones. El llanto bajo el casco dibujaba la impotencia de Le Petit Prost. Durante su paseo de regreso al paddock, a modo de calvario, al menos encontró las palabras de consuelo de Anthony Hamilton, padre del heptacampeón.
Con esa desgracia muy presente, los otros cinco rookies en liza debieron contener la respiración antes de la salida en parado. Sin dejarse arredrar, Verstappen ganó de salida la posición a Piastri, al tiempo que Charles Leclerc ganaba dos puestos ante Alexander Albon y Yuki Tsunoda. Cuando aún no se había cumplido el primer giro completo, Jack Doohan sufrió aquaplanning en una de las rectas y destrozó su Alpine contra los muros.
A la inmediata aparición del safety car siguió la tragedia para Sainz. Camino de la curva 14, previa a la entrada a la recta de meta, el madrileño aplicó demasiada potencia cuando pisaba una línea blanca. "Aumento masivo del par motor", denunció por radio el madrileño. Un desliz impropio, por mucho que se encuentre en periodo de adaptación al FW47. Un revés para James Vowles, team principal de Williams, consciente del potencial de un coche que Albon, cuarto, impulsaría a las puertas del podio.
El FW47 de Sainz, sobre la grúa, tras su accidente en Melbourne.AP
El caótico arranque confirmaba los presagios de Alonso, formulados a última hora del sábado: "En condiciones de mojado este circuito no es divertido, porque aquí las rectas son como curvas, con poca visibilidad". El asturiano había aprovechado las desgracias de Hadjar y Sainz para trepar a la décima posición, aunque esa alegría quedase de inmediato atenuada por los comisarios, presurosos para investigar una irregularidad de Fernando con el safety car. También las de Yuki Tsunoda y Lewis Hamilton, aunque terminaron descartándolas todas.
Mientras el asfalto se secaba, los más previsores refrescaban sus neumáticos por algún charco. Así que hubo que esperar a la vuelta 15 para disfrutar del primer adelantamiento, obra de Antonelli sobre Nico Hulkenberg. Pronto habría de lamentar tanta ambición el novato de Mercedes, autor de un trompo en la curva 4. Esas condiciones mixtas del asfalto, delicadísimas, pasarían factura al mismísimo Verstappen, que se marcó un recto en la curva 11, despejando el paso a Piastri.
Al tiempo que buscaba un resquicio para rebasar a Albon, Hamilton reportaba problemas en la sincronización de los cambios. Leclerc tampoco hincaba el diente a Russell, quejándose de un asiento inundado por el agua. Pese al liderato de Norris, el más afinado en ese tramo era Piastri, autor de varias vueltas rápidas ante un desfondado Verstappen. En 10 giros, el vigente campeón perdió 15 segundos frente al ídolo local.
Alonso, en el piano de la curva 6
Tanto apretaba Piastri que en la vuelta 30, traspasado ya el ecuador, se colocó en zona de DRS con Norris. Un momento delicadísimo para Zak Brown, jefe de McLaren, que debía decidir entre mantener las jerarquías o dar carta blanca a Piastri. Para su fortuna, el accidente de Alonso iba a facilitarle las cosas.
En la vuelta 36, cuando Antonelli afilaba el DRS para intentar el adelantamiento, el ovetense pisó el piano exterior de la curva 6, uno de los sectores más peligrosos de Albert Park. Poco antes, allí mismo, Piastri acababa de sufrir un susto por el estilo. El AMR25 quedó varado en una zona de mucho compromiso para la grúa. Por tanto, mientras se sucedían los trabajos, el safety car abriría una ventana de oportunidad para los favoritos. Ambos McLaren optaron por el compuesto duro de Pirelli, al igual que Russell o Leclerc. Verstappen, por el contrario, se decantaba por el medio.
En realidad, igual daba uno que otro, porque la lluvia reventaría cualquier estrategia. Cuando empezaron a descargar las nubes por el tercer sector, a 12 vueltas para el final, Norris y Piastri nada pudieron hacer para sujetar el timón camino de la curva 14. El británico, al menos, pudo enfilar hacia el pit-lane, mientas su compañero bastante tenía con extraer su monoplaza de una pradera deslizante como el hielo. Como por ensalmo, Verstappen se veía líder, seguido de los Ferrari.
Cualquier safety car le abriría las puertas de la victoria, pero ya no había ningún carril seco sobre el que hacer equilibrios. A regañadientes, el holandés pasó por boxes para montar las gomas de lluvia. A diferencia de los dos últimos años, cuando la fortuna le sonreía en este tipo de situaciones, esta vez el destino quiso que justo nada más regresar del pit-stop, el director de carrera tuvo que recurrir al coche de seguridad para retirar los vehículos de Gabriel Bortoleto y Liam Lawson. Un alivio para McLaren y Norris, que supo contener los nervios para abrochar su primera victoria en Melbourne. Este dominio de McLaren, previsiblemente, debería quedar aún más evidencia el próximo fin de semana en Shanghai.