GP de EEUU
Liberty Media y ocho equipos de la parrilla, pendientes de sus jugosos contratos con empresas tan ambiciosas como volátiles.
El regreso a suelo americano representa todo un aliciente para Liberty Media, la empresa propietaria de la Fórmula 1, que este fin de semana prepara sus mejores galas en Austin. Sólo han pasado cinco meses desde el estreno triunfal del GP de Miami, pero Stefano Domenicali mantiene en el Circuito de las Américas su ambicioso plan de expansión, que ni siquiera se va a alterar por culpa de un devaluado cierre de campeonato. Dejando a un lado el segundo título de Max Verstappen y los litigios en torno al límite presupuestario de Red Bull, el CEO de la F1 pretende revalidar en Texas su reciente éxito de Florida y, de paso, alfombrar el camino hacia Las Vegas, que debutará en el calendario en 2023. Sin embargo, todos estos proyectos podrían dar un frenazo por culpa de las criptomonedas.
A finales de la primavera de 2021, Domenicali cerró un acuerdo de patrocinio con crypto.com, una de las líderes del sector, que por entonces contaba con 10 millones de clientes y cuyo valor se estimaba en 1.000 millones de euros. Durante cinco años, la F1 recibiría cerca de 90 millones, una cifra sólo inferior a la de la petrolera Aramco. Unos meses más tarde, Kris Marszalek, CEO de la empresa con sede en Singapur, confirmaba otro contrato de nueve años con el GP de Miami. La alianza entre las criptomonedas y el Gran Circo era un hecho.
Sin embargo, la situación de este mercado, tan accesible como volátil, ha dado un vuelco. Si sirve de referencia, desde el 9 de marzo, cuando el Mundial calentaba motores en Bahrein, el precio del bitcoin ha pasado de los 41.929 dólares a los 19.184 que se pagaron ayer. A lo largo de 2022, esta divisa de referencia ya acumula pérdidas superiores al 50%. Los abruptos cierres y los escándalos de varias plataformas han extendido el pánico entre los inversores. Sin ir más lejos, crypto.com, uno de los gigantes de las casas de cambio, ha tenido que despedir a 2.000 empleados, el 40% de su plantilla. En plena cresta de la ola habían convencido a Los Angeles Lakers para rebautizar durante 20 años el Staples Center por 615 millones de euros, pero el pasado septiembre no les quedó sino cancelar otra delirante oferta a la Champions League.
“Ha llegado para quedarse”
La amenaza de hundimiento se suma a los fantasmas del fraude y la trama piramidal. No sólo para Domenicali, sino también para ocho de los 10 equipos de la parrilla, los que mantienen un vínculo comercial con el universo cripto. Desde Red Bull, absoluto dominador del Mundial, hasta AlphaTauri, que sólo ha sumado siete puntos en las últimas siete carreras. Del reparto del pastel únicamente quedan fuera -quizá ajenas a su voluntad- las dos escuderías más débiles: Haas y Williams.
El entusiasmo por el dinero fácil, lógicamente, se ha extendido por el paddock. Desde Toto Wolff, feliz por estampar el logo de FTX en sus Mercedes, hasta Zak Brown, director ejecutivo de McLaren. “Estamos hablando de algo enorme, que ha llegado para quedarse”, llegó a admitir Brown, sin rubor a la hora de declararse “fascinado y entusiasmado” por las criptomonedas. Célebre por su arrojo emprendedor, el magnate estadounidense había sellado en junio de 2021 un contrato multianual con Bitci. Apenas ocho meses después, el equipo de Woking lo daba por extinguido. La empresa turca, la misma que había dejado en la estacada a MotoGP o la Federación Española de Fútbol, se había esfumado sin dejar rastro. Idéntico desencanto al sufrido con Iqoniq, plataforma de criptoactivos que se declaró en bancarrota a comienzos de año.
Nadie ha querido quedarse atrás y la burbuja amenaza con dejar más víctimas por el camino. Red Bull, pionera en estas aventuras allá por 2019, pagó la novatada con FuturoCoin, pero el pasado febrero confió de nuevo en las promesas de Bybit, cifradas en 150 millones de dólares. Esta financiación, por aquello de dar ejemplo, debería completarse tanto en efectivo como en tokens. Ferrari decora su alerón trasero con la pegatina de Velas y Alpine reserva un hueco preferente en su chasis para Binance, la empresa de criptomonedas más grande del planeta. “Nos va a ofrecer nuevas posibilidades. A nivel personal estoy totalmente a favor, ya que abre una nueva era. Demuestra que la F1 es moderna y no sigue estancada en el pasado”, analizó Laurent Rossi, CEO de la escudería francesa.
Ni siquiera Fernando Alonso, el más veterano de la parrilla, puede permanecer ajeno a estos vaivenes del universo digital, más propios de jóvenes sin escrúpulos. El futuro del ovetense con Aston Martin también va ligado a crypto.com. Y si quieren averiguar la evolución del token de la marca de lujo británica, la propia web de la casa ofrece un gráfico revelador. Desde julio de 2021, su valor se ha desplomado de los 9,45 dólares iniciales a los 0,42 de ayer.