El secreto de Andrea Fuentes para lograr la explosión de la artística española en 10 meses: “El odio va más rápido, pero…”

El secreto de Andrea Fuentes para lograr la explosión de la artística española en 10 meses: "El odio va más rápido, pero..."

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La sabiduría popular lo tiene muy claro: se cazan más moscas con miel que con hiel. O, dicho de otra manera, un trato amable, agradable, atrae mucho más que las formas autoritarias o las imposiciones, por mucho que la segunda, en demasiadas ocasiones, sea un camino más directo hacia el éxito. Y eso es algo que Andrea Fuentes tiene muy claro. Clarísimo.

No en vano, a la actual seleccionadora del equipo español de natación artística, quien cuenta en su palmarés con nada menos que cuatro medallas olímpicas, tres de plata y una de bronce, nadie podrá acusarla, como le ocurrió a Anna Tarrés, de supuestas malas prácticas en los entrenamientos o exceso de autoritarismo. En su manual para provocar un nuevo renacer de la artística española, hay un punto que resulta clave en este aspecto: empoderar a las nadadoras, algo que en este Mundial de Singapur cerrado ayer se ha resuelto con la mejor actuación de España en toda la historia: nueve medallas (tres de oro, dos de plata y cuatro de bronce). Una barbaridad.

Andrea Fuentes pone a sus nadadoras por encima de todo. Por eso, no es nada raro que no dudara ni un segundo a la hora de lanzarse a la piscina para sacar del agua a una de sus pupilas, Anita Álvarez, cuando dirigía al equipo estadounidense en el Mundial de Budapest en 2022. Las imágenes dieron la vuelta al mundo. Anita, de repente, se desmayó, y ella tuvo que reaccionar rápido para evitar que se ahogara. Su celeridad, en este caso, tiene mucho que ver también con lo pendiente que estaba de sus evoluciones. Al ver que sus piernas estaban más pálidas de lo que deberían, entendió que algo podía ir mal. Y, por supuesto, obró en consecuencia. Así lo explicaba la propia seleccionadora, con una naturalidad pasmosa, en aquel entonces.

La seleccionadora nacional, Andrea Fuentes.ARABA PRESS

Con su reacción, además, dio sin querer una clara muestra de otra idea que también es una clave de bóveda en su proyecto: hacer lo nunca visto en una piscina. De ahí que en sus entrenamientos la música clásica, omnipresente en el pasado en la natación artística, se haya visto reemplazada por compases de bandas extremadamente rockeras como AC/DC o Linkin Park o de artistas como Melendi o Estopa.

Fichada en el pasado mes de septiembre, sus previsiones contemplaban que el equipo español firmara una actuación destacada con vistas a los Juegos Olímpicos que se celebrarán en Los Ángeles en 2028. Entendía que debía pensar, como mínimo, a medio plazo. Pero la explosión ha llegado mucho antes. Y de qué manera. Por lo pronto, en gran parte de la mano de la que es ya es la nueva gran estrella española, Iris Tió, que logra lo nunca visto: oro en solo libre, oro con Lilou Lluis en dúo y oro también con Dennis González en dúo mixto libre. Tres metales que España nunca antes, en toda su historia, había logrado colgarse al cuello. En el caso de los dos primeros, ni por mucho que contara durante muchísimo tiempo con grandes estrellas internacionales de este deporte.

«Está siendo un poco abrumador. El primer oro fue como saltar por los aires, el segundo fue como ‘¡No me digas!’ y el tercero es como ‘Un momento, ¿qué está pasando?’. Está empezando a dar un poco de vértigo, sinceramente. Pero estamos muy contentas», señalaba la propia Andrea Fuentes a Marca tras confirmarse las medallas conseguidas por Tió y González. «Esto te reafirma tu propia manera de entrenar. Siempre he querido un equipo en el que se hiciera realidad lo que imaginaba y por primera vez lo tengo», insiste la seleccionadora, muy consciente del enorme tesoro que tiene en sus manos.

La juventud es una de las principales bazas de un equipo llamado a seguir sumando éxitos. Y, quién sabe, quizás lograr el oro olímpico. Algo para lo que su método será clave. En una entrevista con este periódico, lo explicaba: «El miedo va más rápido, pero el amor llega más lejos. Estas chicas querían sentirse respetadas, amar de nuevo al deporte y reencontrarse con positivismo, con ganas de ser su mejor versión sin negatividades ni faltas de respeto».

kpd