Campeonatos del Mundo
Opinión
El nuevo campón del mundo de ciclismo, de 22 años, ha seguido a pie juntillas el libro de estilo que inauguró en la categoría juvenil y que deslumbró en el Mundial junior de Innsbruck 2018
Más allá del título de ‘ciclista del año’ que con seguridad va a recaer en Remco Evenepoel, al nuevo campeón del mundo de ciclismo lo que le ha pasado en 2022 es que ha regresado a su estado natural. El que había exhibido en su fulminante carrera como ciclista juvenil y en sus primeros pasos como profesional de la máxima categoría, sin pasar por la Sub 23. Hasta que sus cimientos amenazaron ruina después de su estremecedor accidente en la clásica de Lombardía 2020.
La temporada pasada fue un ‘Tourmalet’ eterno para el belga. Meses de dolor y de sufrimiento en pos de su reconstrucción. De insuperable miseria durante su precipitada (opinable) participación en el Giro de Italia 2021 y de calculada progresión a lo largo del calendario de verano. Volvieron los triunfos, aún modestos pero siempre nutritivos, en las rondas nacionales de Bélgica y Dinamarca y las pruebas de un día en Overijse, Bruselas y en la Coppa Bernocchi.
Remco superó cualquier resquicio de trauma psíquico inscribiéndose en ‘Il Lombardia’ y transitando por los paisajes que pudieron llevarlo a la tumba, no solo deportiva, un año antes. Ha dicho que no estará en el monumento lombardo este 8 de octubre para estrenar el maillot arcoíris que vestirá a partir de ahora.
El oro de Wollongong, ciudad costera australiana donde además fue medallista de bronce en la contrarreloj individual, corona un curso con 15 victorias, tres de ellas del más alto rango: un ‘monumento’, Lieja-Bastoña-Lieja; una ronda de tres semanas, la Vuelta a España y el título mundial de fondo en carretera. Solo otros tres ciclistas de la historia (dato recogido de @CafeRoubaix) habían ligado este trío antes que Remco: Alfredo Binda (1927), Eddy Merckx (1971) y Bernard Hinault (1980).
Evenepoel es un ciclista excesivo. Dentro de su rocoso cuerpo de solo 172 centímetros se esconde la energía más extraordinaria. Que se le compare con Eddy Merckx tiene más que ver con la forma en que gana que en la coincidencia de que sea belga o gane muchas carreras. Su primer título mundial, el Junior en Innsbruck 2018, ya seguía el libro de instrucciones que se ha inventado para triunfar y que ya conocían los chicos de su edad. El triunfo en Australia es extremadamente fiel a su estilo.
En aquel Mundial tirolés, el joven belga -que entonces sí corría con guantes- se vio envuelto en una caída, se descolgó de la cabeza de carrera y terminó por recuperar dos minutos de retraso con ayuda de sus compañeros de selección y sus propias piernas en solitario. Una vez en el grupo delantero atacó a su manera, a ese ritmo sostenido que termina por ahogar a quien lo quiera seguir. Lo había experimentado unas semanas antes Carlos Rodriguez en el Europeo junior, cuando fue el único que le aguantó en el circuito checo… durante una vuelta. El granadino fue bronce, con el mismo retraso que el medallista de plata, a casi 10 minutos del prodigioso chico de Flandes.
La técnica para rodar en contrarreloj como los mejores especialistas y su formato reducido se alían en Remco para desvencijar a tantos rivales que se le pegan a rueda. Agachado como en una contrarreloj, no hay manera de aprovechar al 100% su rebufo como con otros corredores de talla mayor y posturas más verticales. Pero sobre todo ello reina su fuerza sostenida y el carácter de un campeonísimo que solo mira atrás para certificar el último cadáver de la lista.
Los damnificados son decenas y no hay más por el paréntesis de su fractura de pelvis en el Muro de Sormano. El mismo trance de Rodriguez en el Europeo junior lo recogió el alemán Marius Mayrhofer pocos días después en la prueba juvenil de Innsbruck 2018. Fue el último en aguantar la rueda de Remco, que se despidió a 20 km de la meta de todo rival. La incredulidad de todo el pelotón de la Lieja-Bastoña-Lieja y de la Clásica de San Sebastián al verle partir sin posibilidad de respuesta a más de 30 kilómetros de la meta. La tortura de Evenepoel que sintió Enric Mas para seguirlo en el Pico Jano y descolgarse en Las Praeres, el último que le aguantó en el final de la novena etapa de la reciente Vuelta a España. El idéntico desahucio físico que estalló en el organismo del kazajo Aleksei Lutsenko a 25 kilómetros del final de este Mundial australiano.
El casco rojo distinguió a Remco Evenepoel como orgulloso vencedor de la Vuelta a España 2022 durante las más de seis horas de carrera. El próximo que se ponga “el año que viene”, según dijo en la rueda de prensa en Wollogong, llevará más colores. Ahora, las vacaciones.