El atleta extremo alemán Savas Coban ha establecido un nuevo récord mundial de resistencia después de completar la asombrosa cantidad de 86 ultramaratones en la misma cantidad de días en Perú.
Recorrió un total de 5.170 kilómetros con más de 100.000 metros de desnivel, a través de todas las zonas climáticas y regiones que el país sudamericano podía ofrecer, sin días de descanso tampoco.
Coban emprendió su “sueño” personal el 13 de noviembre del año pasado, llevando solo lo básico y completamente solo y regresó a Lima el pasado martes (7 de febrero) con una emotiva bienvenida por parte de amigos y simpatizantes.
“Si quieres algo tan desesperadamente, nada puede detenerte”, dijo. “Entonces, no importa cuánto dolor tuviera. Algunos días tuve dolor todo el día, me sangraban los pies. Pero no me detuvo. Tuve que hacerlo. No fue solo por diversión. Este es mi sueño, es mi pasión y por eso tenía que llegar hasta el final”.
En su recorrido, en el que cubría 60 kilómetros diarios, solo paraba de noche para comer y dormir. Ni quiera los extremos contrastes, de los picos nevados de los Andes con unas temperaturas muy bajas,a la dureza del desierto atravesando la selva amazónica, han sido capaces de parar a este titán, que ya piensa en su siguiente reto.
Baloncesto
INMA LIDÓN
@inma_lidon
Valencia
Actualizado Lunes,
27
noviembre
2023
-
13:22La FIBA ha elegido a capital valenciana junto a El Pireo (Grecia), Riga...
Ha vuelto. Alexia Putellas (Mollet del Vallès, 1994) lidera a España en esta Eurocopa con la mejor versión de su fútbol, esa que puso en pausa una terrible lesión de rodilla de la que ahora habla con EL MUNDO sin tapujos, dibujando la otra cara del fútbol.
El titular de esta Eurocopa es: "Alexia fluye". ¿Por qué fluye?
No creo que sea sólo una cosa, sino una mezcla. Pones muchas cosas en la batidora y sale esta versión. Mucho trabajo, por supuesto, y aprender de todo. Lo bueno y lo malo, todo ha sido positivo para construirme.
¿ Mira las estadísticas o se guía por sensaciones?
Normalmente van relacionadas. También con el rol que tengo. Por ejemplo, en el Barça quizás esté más alejada del área. Y aquí es todo lo contrario. Puedo hacer las dos cosas, pero sin duda creo que todo mi talento sale más cuando estoy entre líneas, y creo que en esta Eurocopa también se está viendo. Estoy contenta por las sensaciones y también porque se conviertan en estadísticas.
¿Estamos viendo a la mejor Alexia?
Honestamente, creo que sí. Entendiendo que se considera que mi mejor versión fue antes de romperme los cruzados, cuando se ganó la Champions, prácticamente todo, y los Balones de Oro. Me analizo ahora, esta temporada, y creo que tomo mejor las decisiones de cada acción. Juego a lo que toca en todo momento y creo que estoy decidiendo mucho mejor.
¿Y eso es madurez?
Claro, es muchas cosas, porque al final es vivir muchas situaciones, equivocarte, aprender de ello y, a la siguiente, decidir mejor.
Ha contado muchas veces que sueña con fútbol. ¿Jugadas o éxitos?
Cuando digo soñar me refiero a visualizar. Alguna vez la mente me quiere fastidiar y visualizo momentos de éxito, pero los bloqueo y vuelvo a lo simple, a lo sencillo: un control o el posicionamiento del cuerpo antes de un chut.
¿Pesa el liderazgo?
No te sabría decir. Hay diferentes tipos de liderazgo y todos son necesarios porque, si una cosa tiene el fútbol es que tu rol fluctúa. En un partido puedes ser protagonista y al siguiente, serlo menos. Lo importante es que ese liderazgo exista, porque es imprescindible para formar equipo. Además, siempre lo digo, nunca sabes cuándo te va a tocar.
¿Le toca ejercerlo más con España que en el Barça?
Es totalmente diferente un club que la selección. No siento que tenga que ejercerlo como dices. La suerte es que aquí tenemos un grupo que llevamos mucho tiempo trabajando. Todo el mundo se conoce, sabemos en qué posición una compañera está cómoda, y no me refiero a dentro del campo. Cada una ha ido encajando. Quizás de puertas hacia fuera sí que mi figura, y la de otras compañeras, refleja eso, pero de puertas para dentro apreciamos el papel de la primera hasta la última persona de la expedición.
MIGUEL MEDIDAAFP
Cuando entra una jugadora nueva a un vestuario, ¿cómo cree que la ven?
Por experiencia, porque luego ellas me lo han contando, a las jóvenes les da cosa acercarse. Tienen una sensación de respeto, pero luego ven que soy una persona totalmente normal y que queremos lo mismo. Ven que las necesito a ellas para ganar y ellas a mí, y que nos tenemos que cuidar, porque eso es un equipo. Pero, al principio, sí que tienen ese respeto.
¿Da el paso de acercarse a ellas?
Ahora que ya entiendo que me ven así, sí. Intento que ese respeto no se convierta en que estén cohibidas, sobre todo porque yo necesito a esa compañera para ganar.
Cuando ganó los dos Balones de Oro decía que nunca se lo había planteado. ¿Piensa en el tercero?
Es algo generacional. Cuando yo estaba creciendo como futbolista no existía el Balón de Oro femenino. No podía ser un objetivo. Las nuevas generaciones sí que pueden aspirar a él. Pero para mí es un premio nada coherente. Es un deporte de equipo y si te premian es por lo que has hecho con otras veintipico jugadoras. Focalizarte en un premio individual como el Balón de Oro, personalmente es algo que me choca. Por la experiencia que tengo, si llegan, es por lo que has hecho en equipo sin pensar en ese objetivo.
¿Para estar en la élite es imprescindible estar desafiándose siempre?
Imprescindible. Y es una incomodidad que no todo el mundo está dispuesto a pagar. Ya no sólo por un tema físico, sino sobre todo mental, porque es muy agotador.
¿Se refiere a la incomodidad de ser mejor cada día?
Sí, claro, llevarte al límite cada día en lo mental y en lo físico es incómodo. Todos vivimos en nuestra zona de confort superbién. Pero exprimirte en cada entrenamiento, si aprendes a disfrutarlo, es una droga. Para lo bueno y para lo malo. Yo, por ejemplo, ahora lo estoy disfrutando muchísimo, pero también puede haber secuelas en un futuro. Por ejemplo, cuando no sepa bien qué es lo que me llena tanto.
¿Qué le enseñó la lesión?
Sobre todo la lección de que un día estás arriba y, al día siguiente, estás abajo. Y que, por muy meticulosa que seas con todo, hay cosas que no controlas y que muchas veces el destino es el que manda. Aprendí también a crecer desde momentos malos, de depresión máxima, incluso tóxicos, y aun así salir adelante, seguir siendo como soy yo, no dejando que eso me pudiera influir. Al final sí creo que la lesión es una de las cosas que te decía antes que pones en la batidora y que me ha hecho ser lo que soy ahora.
¿Fue más esfuerzo físico o mental?
Mucho más mental. Para empezar, porque aprendes a andar otra vez, a correr. Es un proceso mental en el que tu cuerpo de casi 30 años aprende cosas de cuando tiene dos. Mentalmente es muy jodido ir con las muletas sola en casa y no saber cómo llevar el plato a la mesa. Es muy frustrante, porque son cosas muy sencillas pero no las puedes hacer. Y cuando ya vuelves a entrenar con el equipo... Claro, yo la última sensación que tenía mía como jugadora era a un nivel de la hostia. Y cuando vuelves de una lesión grave dices, "esta no soy yo". Hasta que entiendes que necesitas tiempo, paciencia, que es algo que yo no tenía o no la gestionaba muy bien, y a la vez seguir con esa incomodidad de llevarte al límite, mentalmente es muy difícil.
AITOR ALCALDEGETTY
¿Recordar todo eso ahora hace que esta Euro sea un privilegio?
Sí, sí. Siento que lo saboreo mucho más. No tengo esa ansia de hacer una acción y que llegue ya la siguiente, o hacer un partido y que llegue el siguiente. Tengo muchas ganas de que empiece el próximo partido, pero a la vez estoy disfrutando cada pase, cada control, cada tiro que hago.
¿Hubieran llegado los éxitos de España antes si hubieran tenido las condiciones necesarias?
Sí, seguro. Y no mi generación, sino las anteriores también. Sé que siempre hay muchas comparaciones entre géneros en los deportes, pero nunca se mira el contexto. Yendo muy atrás, el contexto es que, por ejemplo, nuestra selección masculina va a competir en su primer Mundial cuando en España no estaba ni aprobado el sufragio femenino. Ellos ya estaban representando a su país y en España las mujeres no tenían ni derecho a voto. Imagínate la brecha de contexto cultural, de absolutamente todo. Y en poco tiempo se ha tenido que corregir todo. Ayer o antes de ayer lo hablábamos entre nosotras: incluso si consigues un acuerdo en el mundo del fútbol femenino, seguramente al año o a los dos años quede obsoleto, porque está creciendo muy rápido. Estás constantemente reinventándote porque si no, te quedas atrás, en la competición y en todo. Si las anteriores generaciones hubieran tenido nuestras facilidades, la brecha se hubiera reducido mucho antes, pero bueno, nos ha tocado vivirlo así.
¿Sin lo que pasó antes y después del Mundial se hubiera acelerado tanto?
Nunca lo sabremos. Pero las cosas son como son y las tienes que aceptar como vienen. Muchas veces las controlas, otras no. Mientras el objetivo siempre sea crecer y que todo el mundo respete también la profesión de futbolista femenina... Es mucho más fácil si todo el mundo va en esa dirección, y ahora sí sentimos que existe esa intención y, evidentemente, nuestras condiciones son muchísimo mejores.
El 'Se acabó' es una carpeta que ya está cerrada?
Creo que es algo que va a estar siempre, por suerte o por desgracia. Depende desde qué lado lo mires. Soy de las personas que busca la parte positiva a todo lo que pasa. No fue una situación agradable, pero construyó. Déjame remarcar que no sólo fue eso, pero cómo se encaró y se gestionó también nos hizo ser lo que somos ahora.
España se ha mostrado intratable en la fase previa y llegan las eliminatorias. En cuartos, Suiza. Con ellas, la posibilidad de penaltis. ¿Piensa en el de los Juegos ante Alemania?
No. Es algo que, evidentemente, fue mal. Lo analicé en su momento y este año he tenido la oportunidad de chutar varios y, salvo uno, los he marcado. Son cosas que pasan. Los mejores lanzadores de penaltis también han fallado alguna vez.
Vienes de un marzo negro, de una depresión de resultados preocupante y atisbas el domingo con los periódicos informando de un tropiezo de los colosos. Estás lejos, pero quién sabe... Es imposible, pero y si... Tienes que ganar todo y ellos perder bastante, pero quizás...
Toda época oscura tiene final. Tras semanas de lluvia, siempre sale el sol. La luz es Barrios. Hay que sentir para seguir creyendo. Y el canterano lo hizo, y con él, el Atlético, que remontó el gol de Agoumé con un tanto de penalti del de siempre y la fe del número 8. [Narración y estadísticas, 1-2]
Quiere creer y soñar el Sevilla. Poco importan las dos últimas y dolorosas derrotas, que su temporada en casa sea floja, por decirlo educadamente, y que la planificación deportiva sea cuestionada día sí, día también, por la grada del Pizjuán. De hecho, uno de sus fichajes más cuestionados, Lucien Agoumé, quiso transmutarse en Toni Kroos, ahora que estamos en cuaresma, y cuando despertaba el partido metió un putt con el interior desde el borde del área para batir a Oblak. Quedaba un mundo, pero la declaración de intenciones no era mala.
El Atlético, por su parte, empezó vago, con una presión desordenada y un bloque medio, como sin saber si morder o esperar. Un sueño para un Sevilla que tiene una identidad extraña este año, más largo que compacto y con querencia por el juego directo. Jugadas de cuatro pases y gracias. En una de esas, Ejuke desbordó a Molina para ponerla en el corazón del área pequeña, Oblak y Le Normand salvaron el segundo antes de los primeros 20 minutos.
Entonces llegó uno de los errores, habituales este curso, que impiden que el Sevilla aspire a mayores hazañas. Un balón que no iba a ningún lado en el área, Badé decidió perseguirlo como un búfalo hasta que arrolló a Gallagher. Penalti incuestionable y esta vez, pese a la historia interminable del doble toque, lo pateó Julián y lo introdujo en la portería de Nyland. El partido empezaba de nuevo con media hora menos.
Julián celebra su tanto.Jose Manuel VidalEFE
Sevilla y Atlético son espejos en esta fase de la temporada. Jugando a destellos, acodados en sus mejores jugadores y con poco control del juego. Uno de esos destellos lo protagonizó Lukebakio, la estrella sevillista, la única esta temporada, puso un pase medido a Akor que lo estrelló ante un atento Oblak. Lo dicho, poco fútbol y muchas oportunidades. Las defensas, especialmente la rojiblanca, apáticas. Aunque Badé, a veces, no sabía qué portería guardaba.
Simeone apremió a sus pupilos que terminaron apretando al final de la primera parte. Tras 45 minutos en tercera, decidieron jugar en sexta los cinco del descuento. A estas alturas de liga ya no te puedes permitir tirar una parte a la basura y menos tras la mala experiencia ante el Espanyol. Aún así, si Gallagher hubiera resuelto mejor una contra tres para uno, el Atlético se habría ido uno arriba en el marcador. Inmerecido, sí, pero a falta de ocho jornadas hay que ganar por lo civil o por lo criminal.
Sacó Simeone a Molina en el descanso, cuya primera parte no iba a pasar a la historia, y la segunda comenzó parecida al inicio del encuentro, intensidad sevillista y ocasión de Akor, bien resuelta por Lenglet y luego otra de Kike Salas. Ambas provocadas por errores de Griezmann en salida. Cada vez se explican menos los minutos que el Cholo concede al francés. Una cosa es respetar la historia, que la tiene e inmejorable, y otra que sea intocable en un maratón de partidos ya complicado para un veinteañero, imposible para un veterano.
Oblak recoge objetos del césped.Jose Manuel VidalEFE
Lo retiró en el minuto 55 por Sorloth y también saltó al terreno de juego Koke, ausente el último mes. El equipo creció en intensidad, pero el partido se interrumpió por una protesta contra la directiva por parte de la grada Gol Norte. Soto Grado detuvo la contienda cinco minutos tras la caída de decenas de objetos.
Lanzamiento de objetos
Tardó un tiempo el Atlético en recalentarse tras el parón y aprovechó la electricidad de Riquelme, que salió por un invisible Giuliano, para volver a empujar hacia la portería de Nyland. Precisamente, podría haber desnivelado el marcador el canterano rojiblanco si Gallagher hubiera puesto bien el pase atrás. Estaba solo en el punto de penalti. El Cholo vio el momento y quiso prolongarlo con Lemar, más toque y profundidad que el inglés al que sustituyó, pero casi lo lamenta después de que Badé, tras un córner, por poco adelantara a un Sevilla que ya se centraba más en aguantar que en atacar.
El Atlético, pese al cansancio, pese a la depresión, nunca dejó de creer y tuvo que ser un canterano, el que tiene marcado el escudo en el pecho, el que aprovechó el tropiezo de los titanes en el descuento. Barrios puso la izquierda tras un gran eslalon y Nyland solo pudo mejorar la foto. A tres del Real Madrid y a siete del Barça, Imposible... o casi.